El Gobierno está ultimando los detalles de lo que será una nueva -y final- oferta por la deuda. En el mercado financiero, por los precios de los bonos ley extranjera en máximos de los últimos meses, se estaría descontando que habrá un acuerdo con los acreedores. Pero el nivel de adhesión, o sea si habrá un canje parcial o total, es lo que desvela.
De ahí que algunos ya imaginan viejas experiencias para intentar adelantarse a lo que viene. Como, por ejemplo, la "tesis del Boden 12". Un interesante informe de Delphos Investment hace una comparación con lo que fue la emisión del mítico Boden 12, surgido para compensar a los ahorristas atrapados en el corralito de Domingo Cavallo y a los bancos por descalabro financiero, y los nuevos títulos que colocará Martín Guzmán como consecuencia del canje de deuda actual.
En esa época, el Boden 2012 -que nació en el 2002 y se terminó de pagar diez años después por Cristina Kirchner- recuperó mucho valor durante sus primeros años de cotización a pesar del duro contexto en materia de deuda externa. Hay que recordar que el país estaba en un default tres veces más grande que el actual aplaudido por el Congreso de la Nación y no se había presentado la reestructuración de deuda que fue en 2005.
En el mercado esperan que los nuevos bonos coticen con rendimientos elevados
Bonos con tasas atractivas
Algunos, como el caso de Delphos, creen que podría repetirse la misma situación que en los primeros años del 2000 en términos del atractivo que podrían mostrar los bonos que lanzará Guzmán.
"Es decir, planteamos como posibilidad que un canje global con adhesión parcial deje en el mercado bonos nuevos performing que comiencen a ser mirados por sus tasas de retorno. Si el canje doméstico se hace en condiciones parecidas al global, entonces podrían evidenciarse tasas muy altas en algunos casos que surgen de comparar los precios actuales del AA25, AA37 y DICA por ejemplo versus un potencial flujo estimado de fondos", dice la consultora comandada por Leonardo Chialva y Santiago López Alfaro.
Se plantea entonces que esas altas tasas podrían tener margen de compresión incluso con un canje parcial a nivel global. "¿Podría repetirse nuevamente lo visto con el Boden 2012? Creemos que es posible. Aunque mucho dependerá del contexto global", afirman.
La lógica sería que los rendimientos atractivos, o sea precios bajos de los bonos, serían el anzuelo para que los inversores que vieron el canje desde afuera, se tienten en comprar títulos argentinos. Actualmente el mundo transita un escenario de tasas cero, que se mantendrá por la crisis económica del coronavirus, y varios países de América Latina salen a emitir tasas históricamente bajas. En comparación, el rendimiento que ofrece la Argentina sería más de tres veces lo que paga un país latinoamericano.
Por eso que más allá de que la recuperación de la economía lleve mucho más tiempo, y que el canje quizás se cierre en forma parcial dejando holdouts en el camino que irán a la justicia estadounidense a litigar, en términos de tasas los bonos podrían ser atractivos. Cuándo empiecen a mejorar, o sea comprimir esos spreads, es cuánto el inversor empieza a ganar.
Admiten fuentes oficiales que la nueva oferta no convencerá a todos los bonistas y habría holdouts
El dilema del nivel de acpetación
Precisamente el canje parcial con holdouts lo que hace es deprimir el precio de los bonos que emitirá Guzmán en el mercado secundario, produciendo un aumento del rendimiento de los títulos. Esa combinación de factores, parecidos a lo que sucedió en el 2002, podría ser el caso 18 años después.
Se estima que entre el miércoles y el jueves el Gobierno presentará la oferta final por la deuda. Si bien será algo mejor a la última, no tendrá varios condimentos que estaban pidiendo los bonistas como los términos legales. Queda por verse si los trascendidos en torno a cupones más altos y pagos a partir del año próximo elevan lo suficiente el Valor Presente Neto de la oferta para que los grupos mayoristarios de bonistas, como el de
BlackRock, ingresen y despejen el escenario de la deuda.
Por eso, fuentes allegadas a la negociación dicen que la propuesta no convencerá a tantos bonistas y ya se preparan para mitigar algún movimiento en la justicia estadounidense por parte de los denominados holdouts, en el futuro. Se escucha por estas horas que la mejora podría no seducirá a tantos y que, quizás como en el 2005, quedarán varios acreedores buscando representación legal.
Si ese fuera el caso, sería una mala noticia ya que un canje parcial no elimina el estatus de defaulteador que ostenta el país. No abre el acceso a los mercados ni para el Gobierno ni para las empresas locales, necesitadas de refinanciar vencimientos el año que viene o tomar deuda ante la crisis económica de la pandemia.