Ante la inquietud del mercado, el Gobierno redobla la apuesta y apuesta a un "súper peso"
Javier Milei va a demorar la salida del cepo al menos hasta el último trimestre del año. No habrá una definición antes de ese momento; y tampoco puede asegurarse que lo haga en ese momento.
La definición va en contra de las expectativas del mercado financiero, que antes del fin de semana operó con una clara tendencia a la baja ante la indefinición de una etapa sin controles cambiarios.
Al revés de esa expectativa, el Gobierno confirmó que en los próximos meses continuará con la misma estrategia que siguió hasta ahora: una economía regulada por el cepo, en busca de una desinflación adicional.
La impaciencia del mercado frente al plan de Luis Caputo
Lo ocurrido en el mercado bursátil antes del fin de semana pinta a la perfección cuál es la expectativa de los financistas.
Los bonos de la deuda registraron notorias caídas a pesar de la aprobación de la Ley Bases y del paquete fiscal, que restituyó el impuesto a las Ganancias y consolidó el perfil fiscalista del Gobierno.
Sin embargo, la incomodidad de los operadores pasa por otro lado.
Las alarmas sonaron cuando el Banco Central está a punto de cerrar junio con ventas de divisas, a pesar de la cosecha gruesa.
Santiago Bausili, titular del BCRA, explicó que la oferta de los chacareros cayó en junio porque hubo una mayor liquidación de divisas el mes anterior ante la crisis meteorológica en Brasil. Y también dijo que, por el adelantamiento del invierno, hubo que pagar mayores costos por la energía, lo que perjudicó el balance de divisas.
Bausili sostuvo que entre junio y septiembre habrá una caída de reservas por unos u$s3.000 a u$s4.000 millones.
Así y todo, en bancos y consultoras económicas desconfían del camino oficial.
La pregunta es si esta estrategia funcionará como una especie de puente hacia el próximo programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que incluya el desembolso de dinero fresco para las reservas, determinante para salir del cepo
El dólar, en la mira
La clave es el incipiente atraso cambiario, que tanto Luis Caputo como Bausili desestimaron durante la conferencia del viernes último.
De hecho, lo que para el ministro de Economía se trata de la "solidez del cepo", para el mercado, no es otra cosa que "atraso" en el tipo de cambio.
El propio FMI alertó por esa dinámica en su último reporte trimestral. Dijo directamente que el tipo de cambio real se viene atrasado "bruscamente", y que ya está en valores parecidos a los que existía en la época de Sergio Massa, en la previa a la devaluación de agosto 2023.
Bajo esas circunstancias, ahora el Gobierno reafirmó que no tiene pensado atacar esa distorsión en el valor del dólar.
Ni mediante una devaluación -el típico caso de un "stop and go"- ni mucho menos eliminando las regulaciones cambiarias.
"Nuestro objetivo principal es erradicar la inflación", enfatizó Caputo cuando el viernes le preguntaron por el levantamiento del cepo.
Expectativa por los mercados: cepo, deuda y atraso cambiario
Está claro que la intención de Caputo-Bausili fue salir a explicar algo más de la hoja de ruta oficial ante las turbulencias de los últimos días, y de la presunción de los operadores que el Gobierno debería apurar la salida del cepo para oxigenar la economía y evitar el incubamiento de una nueva crisis.
La cuestión no parece saldada. Sin noticias de fondos adicionales para las reservas y de un atraso cambiario que seguramente se va a profundizar en los próximos meses, no hay demasiados motivos para pensar que los precios de los activos financieros se van a recuperar en el corto plazo.
El problema que tiene la administración es que se acercan importantes vencimientos de la deuda pública, mientras se engrosan los pasivos en pesos a un tipo de cambio que se atrasa. En el medio, habrá un traspaso de la deuda del BCRA a manos del Tesoro, lo que para algunos analistas se trata de una señal de debilidad para el sistema financiero.
Solamente durante julio habrá que pagar deuda por unos u$s3.800 millones.
Para el equipo económico, la ganancia de competitividad se dará a través de una rebaja de impuestos que recién podría aplicarse cuando haya superávit fiscal, según explicó el propio ministro.
El riesgo es que el mercado haga la lectura inversa a la del equipo económico: que estas decisiones -de enfocarse en una baja de la inflación mediante la acumulación de debilidades- sea motivo de una suba del riesgo país y de un agrandamiento de la brecha cambiaria.
A partir de hoy, ahí estará la respuesta a la "nueva" estrategia oficial.