Desafío para mayo: evitar que la inflación llegue al 10% y que el dólar vuelva a dispararse
Andrés "Cuervo" Larroque no pudo ser más explícito para dar cuenta de la gravedad de la situación: "El martes no sabíamos si llegábamos al viernes", dijo -precisamente- el último viernes cuando todo el Gobierno pareció respirar aliviado. Se cumplían tres jornadas consecutivas de estabilidad cambiaria, con los dólares financieros estabilizados entre $440 y $450, acumulando una suba de 11% durante abril.
La corrida en el mercado cambiario pudo desactivarse tras la doble intervención del Banco Central durante la semana: primero vendiendo bonos y dólares billetes, atendiendo a la mayor demanda -en un claro desafío hacia el FMI, que había prohibido esas operaciones- y después a través de una violenta suba de las tasas de interés, la movida más fuerte desde que Miguel Pesce comanda la entidad.
Esas decisiones, no obstante, no terminaron por abortar las tensiones en el mercado. Una cosa es salir del infierno y otra muy diferente ponerse a salvo para el futuro inmediato.
Lo más preocupante sigue siendo la escasez de dólares. Y la casi nula oferta de divisas. La última semana, de hecho, el BCRA mostró un balance negativo de u$s49 millones a pesar de que en esta época debería "embucharse" de dólares, en plena cosecha gruesa. En esta época, la mesa del Central debería comprar entre u$s150 millones y u$s200 millones diarios.
No lo puede hacer ni con la vigencia del "dólar soja 3", que le otorga una cotización diferencial de $300 a los chacareros.
Se trata del impacto de la brutal sequía que golpeó a la Argentina en los últimos meses, pero también de la plena desconfianza sobre lo que viene en materia económica. Con una campaña electoral que ya está a punto de comenzar, y sin definiciones políticas básicas por el momento.
A la espera de las negociaciones
A esta altura, la única alternativa que tiene el Gobierno para asegurar una estabilidad duradera es con el arribo de dólares crocantes. Fue lo que intentó mostrar Sergio Massa, en cada acuerdo con los organismos internacionales, ya sea el BID, el Banco Mundial o la CAF.
De todas formas, es imposible que el impacto de la sequía pueda compensarse por esa vía. Se precisa de un desembolso extraordinario del Fondo Monetario.
Es muy probable que en los próximos días haya una convocatoria urgente a los ministros de Economía del Grupo de los 7, a instancias de la Casa Blanca. La administración Biden ya explicitó su respaldo político a la Argentina, pero esa postura debería refrendarse en hechos concretos. Es lo que piensan Massa y su equipo.
Desde el Palacio de Hacienda siguen dando como muy posible que el FMI adelante desembolsos pautados para la segunda mitad de este año. Pero nadie puede cerciorar de que esa decisión llegue a tiempo.
La necesidad de dólares es más urgente que la demora que pueda tomarse la burocracia para decidir un nuevo desembolso hacia la Argentina.
La inflación que condiciona todo
La última corrida cambiaria, la tercera durante el mandato de Alberto Fernández, se desató al día siguiente de que el INDEC difundió la inflación del 7,7% para marzo. Un dato sorprendente que no estaba en los papeles de nadie.
La presunción de que podía tratarse de un "exabrupto" aislado, y que abril quedaría bien por debajo de aquel escalón, quedó enterrada tras la escalada del blue y de los dólares financieros.
Los precios se recalentaron al ritmo del blue, sobre todo con los productos dependientes de insumos importados.
Sin embargo, la clave de las próximas semanas será lo que suceda con el rubro de los alimentos, el más sensible a nivel social y también político.
En su última aparición pública, Cristina Kirchner dio pistas de lo que quisiera para las próximas semanas: un gesto de las empresas formadoras de precios. "Las 20 grandes empresas manejan el 74% de la facturación de lo que vos comprás en la góndola, muy atomizado el mercado no estaría", mencionó la vicepresidenta.
Las compañías van a reclamar al ministro de Economía una revisión total del programa de "Precios Justos". Básicamente, con el tope de aumentos de 3,2% que los fabricantes entregan directamente a los supermercados. Son unos 30.000 productos de la canasta básica que se venden en las grandes cadenas.
Las empresas pretenden que el ministro les habilite aumentos más fuertes tanto para mayo como para junio. Y volver a negociar en ese momento, de acuerdo a la dinámica inflacionaria.
El titular de Hacienda tiene otros planes: le adelantó a la CGT que quiere cuadrar un acuerdo de precios y de salarios para los próximos 90 días. ¿Se viene un congelamiento para los productos básicos?
Massa no está dispuesto a aceptar una devaluación que lleve a la inflación a por lo menos 15% mensual. Y a atravesar un período de incertidumbre total ante la escasez de dólares en las reservas del BCRA.
En este contexto, el ministro -aseguran en Economía- también se pondrá muy duro frente a los formadores de precios, en especial del sector de la alimentación. Por eso mismo, adelantan cerca del ministro, le pedirán detalles a las fábricas sobre los movimientos en sus costos.
Los precios, en este contexto de escasez de divisas, podrían saltar otro escalón en las próximas semanas. Las empresas, cada vez en mayor medida, toman como referencia el dólar Bolsa (MEP) para estimar sus costos y colocar sus precios en las góndolas.
La tendencia a la pérdida del poder adquisitivo empeoró en las últimas semanas, y eso también le pone presión política a Massa y a todo el Gobierno, de cara a las elecciones.