Se enfría la economía: ¿es solo un freno momentáneo o el comienzo de una recesión?
El INDEC confirmó lo que ya se anticipaba desde la mayoría de las consultoras económicas: la actividad registró un freno durante septiembre último -cayó 0,3% versus agosto-, pero ahora la cuestión pasa por saber si ese signo negativo será el primero de un ciclo recesivo más profundo.
Lo que está claro es que las restricciones que se impusieron para evitar un mal mayor -una devaluación abrupta en medio de un debilitamiento de las reservas del Banco Central- también implica costos para la actividad económica.
Básicamente, lo que se está viendo es que el bloqueo a las importaciones tiene un doble impacto: por un lado implica una aceleración inflacionaria (por la incertidumbre de los empresarios a conseguir dólares para importar) y, por el otro, una caída en el nivel de consumo.
El registro del INDEC luce como un incipiente reconocimiento de lo que viene: sin dólares suficientes, la economía tiene más para sufrir que para expandirse.
Es lo que están previendo algunos de los economistas más reconocidos. Ricardo Delgado, director de la consultora Analytica, dijo a iProfesional que en el último trimestre, la actividad económica continuará en una fase de contracción.
La previsión es que el PIB retroceda un 1,1% durante el trimestre octubre-diciembre. Así, el PIB finalizaría el año con un crecimiento del 4,7%. Algunos colegas de Delgado son más pesimistas todavía.
La actividad se viene resintiendo en los últimos meses, aunque recién en septiembre dio un resultado negativo en relación al mes anterior.
En mayo, por ejemplo, el crecimiento interanual había llegado al 7,9%; en junio fue de 7%, en julio 5,9% y en agosto del 6,6%. Un mes después se desaceleró al 4,8%.
Aceleración de la inflación, una de las claves
La dinámica inflacionaria viene empeorando desde mitad de año, cuando Martín Guzmán se eyectó del Gobierno, y va a terminar el año cerca del 100%.
Semejante aceleración no hace más que golpear sobre la actividad. Básicamente porque la enorme mayoría de los asalariados terminará perdiendo ingresos reales. Los ingresos no podrán ganarle a la inflación, salvo excepciones.
Los últimos registros oficiales dieron cuenta de una pérdida del poder adquisitivo del 7,6% en los primeros ocho meses del año.
Sin embargo, esa cuenta adolece de dos cuestiones: una, que se queda corta ya que la pérdida del poder de compra será mayor cuando se computen los últimos cuatro meses del año. La otra, que hay un quebranto mucho más pronunciado en los trabajadores informales y de los independientes que en el resto.
El consumo, en rojo
De acuerdo a la medición de la consultora especializada Scentia, en octubre, la baja en el consumo masivo fue del 4,5% respecto al mismo mes del año pasado. Esta caída sucede a la del 0,8% de septiembre.
En el acumulado del año, el nivel de consumo sigue dando positivo -un 2,4%- pero claramente ya se hace evidente el ajuste en el bolsillo de la población, en medio de una inflación que se encamina al 100% anual.
La baja en las ventas de productos esenciales tiene un fuerte impacto social y también político. Da cuenta de la delicada situación económica, con una aceleración inflacionaria y una gran incertidumbre sobre los próximos meses.
El golpe sobre el consumo se da en medio de una aceleración inflacionaria, con salarios que -en su mayoría- no logran ni siquiera empatarle a un proceso que terminará este año con una inflación en torno al 100%.
Lo sugerido más arriba: salvo los sindicatos más fuertes -bancarios, camioneros, aceiteros, empleados de comercio-, los demás pierden contra la inflación.
Una cosa es cuando la inflación mensual era de 3% y otra bien diferente es cuando se establece arriba del 6%. A ese nivel, los ingresos de la gran mayoría de la sociedad no pueden llegar.
En este contexto, Sergio Massa tomó como una verdadera "política de Estado" evitar una devaluación. El ministro está convencido de que ése es su límite; que una devaluación en estas condiciones -con escasas reservas en el Banco Central- y un Gobierno que hace rato cayó en el descrédito significaría un desbande total de las expectativas. Y un final inimaginable.
¿Buena noticia o solo una ilusión?
La última semana, por primera vez desde que asumió, el titular del Palacio de Hacienda recibió un informe optimista sobre la cuestión.
La novedad apareció en el último reporte de la consultora LCG, que monitorea la evolución de los precios semana tras semana. LCG fue fundada por Martín Lousteau y actualmente la dirige el economista Guido Lorenzo.
En ese informe aparece que la inflación de la tercera semana de noviembre fue del 0,6%. Se trata de la menor variación desde junio, cuando todavía el ministro era Martín Guzmán.
Todavía queda mucho camino por recorrer para al menos percibir si puede cumplirse la ilusión de Massa de bajar la inflación al 3% mensual a partir de abril del año que viene.
Por ahora, habrá que ver la profundidad y la extensión del ciclo bajista en la actividad, producto de la falta de dólares.