¿Cuánto podría subir tu sueldo este año?: este es el porcentaje que prevé una conocida consultora
Una de las grandes incógnitas en este año que recién comienza es cuán rápido se va a resolver la crisis sanitaria. Esta variable será determinante para comenzar a recorrer la senda de la recuperación económica y salir de la crisis que sufre el empleo y que se agravó, en gran medida, por las medidas de distanciamento impuestas en 2020.
Qué pasará con los salarios de los argentinos y si nuevamente volverán a perder contra la inflación, es otra de las incógnitas que de momento no tienen respuesta. Sin embargo, la firma de investigación SEL Consultores dio a conocer los resultados de uno de los primeros análisis de salarios del 2021.
Las proyecciones no son buenas y los primeros datos indican que es muy probable que los sueldos de los argentinos vuelvan a perder este año pandémico contra una inflación desbocada y compleja de contener.
María Laura Cali, directora de SEL Consultores, dijo en diálogo con iProfesional: "En grandes compañías en 2020 hubo revisiones, en la mayoría de los casos se dieron algunos puntos más de lo que tenían planificado. Hubo empresas que dieron menos puntos de aumento de lo que pensaban a principio de año, pero son las menos porque la inflación siguió siendo extremadamente alta".
"Igualmente los sueldos perdieron contra la inflación en 2020 y este año lo van a volver a hacer. Venimos de años de retraso del poder adquisitivo sostenidos" dijo la socia directora de la firma de análisis de mercado, apoyándose en los siguientes datos: en 2020 las compañías dieron en promedio un 37% de aumento salarial a empleados fuera de convenio, con un 25% del percentil en 33% y un 75% de 40%.
"Es decir que, en el mejor de los casos, en las grandes compañías igualaron la inflación anual. Y por ejemplo, los sectores más golpeados por ajustes menores a la inflación el año pasado fueron los de bienes durables", afirmó Cali.
Salarios 2021
La encuesta relevó 140 casos de grandes empresas de distintos tamaños, de las cuales un 30% aproximadamente son del sector de consumo masivo y un 20% del de bienes durables. De acuerdo a SEL Consultores, los ajustes salariales 2021 de empleados dentro y fuera de convenio están alineados, y se ubican en un promedio de 40% anual.
Para empleados agremiados, serán de entre 35% y 45%, mientras que los no convencionados recibirían entre 38% y 44% en 2021.
Pese a esas cifras, Cali asegura que el solapamiento salarial es un fenómeno del pasado y que no suele darse con frecuencia hoy en las empresas argentinas: "Lo que vemos en grandes compañías es que tratan de acompañar la inflación y cuidan dar el mismo porcentaje de ajuste a empleados dentro y fuera de convenio. No es un movimiento nuevo, por eso no se ve una situación en la que el solapamiento se pueda agudizar más en 2021."
"Si es cierto que en lo que se considera personal clave, que no suele ser más de un 5% de la dotación y que suele estar fuera de convenio, generalmente percibe ajustes en el percentil 75% y así también escapan al solapamiento", aseguró la socia directora de la consultora.
Entre un 20% y un 25% de los aumentos salariales 2021 sería otorgado en el primer ajuste del año, con muy poco margen diferencial entre lo que ocurrirá en los distintos sectores de la economía.
Sin embargo, la estimación de costo de vida y su incremento para este año podría ser del 43%, o ese es el número en promedio que están manejando las empresas líderes contactadas por SEL.
Esa estimación está tres puntos por arriba del promedio de incrementos salariales y también 7 puntos por debajo de lo previsto en el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que realiza el Banco Central entre 40 consultoras y analistas de la City.
Los participantes del REM previeron también que la inflación de diciembre ascendió al 4%. Además, los analistas del mercado proyectaron que la inflación minorista se ubicará a fin de año en torno al 49,8% interanual.
A la vez, SEL Consultores indagó sobre qué proyecciones respecto del dólar están manejando las grandes empresas que operan en la Argentina. Ellos anticipan un precio oficial de la moneda norteamericana a 112 pesos por unidad. El REM había fijado ese valor en 125,80 pesos por dólar para fin de año.
Gremios: cláusulas gatillo 2021
Respecto del personal agremiado en particular, en 2021 se impondrán las negociaciones paritarias por períodos más cortos, para intentar que el poder adquisitivo se reduzca lo menos posible.
En la misma línea, el 58% de las firmas consultadas por SEL indica que ya anticipan que se cerrarán acuerdos salariales con cláusulas gatillo, que se disparan para reabrir las negociaciones una vez que se supera cierto umbral inflacionario.
En sectores como consumo masivo o tecnología, son los menos los responsables de Recursos Humanos que prevén ese escenario.
Sin embargo, en otros sectores son mayoría las empresas que anticipan cláusulas gatillo para sus acuerdos paritarios 2021. Son el 75% de los laboratorios consultados, el 68% de los servicios financieros, el 67% de las empresas químicas y agroquímicas y el 61% de las que producen bienes durables.
La nueva estrategia salarial del Gobierno, consistente en alivianar la importancia de las paritarias sectoriales y priorizar un acuerdo nacional de precios y salarios tiene, en el fondo, un objetivo fundamental: evitar que puedan proliferar las cláusulas de ajuste automático por inflación.
Es una obsesión que no sabe de signo ideológico: ese objetivo ha sido buscado por todos los gobiernos: ya desde los hiperinflacionarios ’80 hasta la época en que Néstor Kirchner había impuesto el "techo Moyano", que luego Cristina sustituyó por el "techo Caló" y que luego, a su modo, adaptó Mauricio Macri.
La retórica podrá cambiar según quién sea que esté en la Casa Rosada, pero el criterio es siempre el mismo: la creencia de que en un momento de inflación alta, una cláusula gatillo contribuye a una espiralización de la inflación por un efecto inercial. Y que los empresarios, con tal de evitar la conflictividad, estarán dispuestos a firmar estas cláusulas porque, en el fondo, saben que toda mejora que no puedan solventar con el ingreso de su negocio finalmente será trasladada a precios. Es, precisamente, uno de los mayores temores del Gobierno en este momento.
No ha cambiado el criterio de fondo y es por eso que la convocatoria al acuerdo tripartito con sindicatos y empresarios ha sido fijada por Cristina Kirchner como una prioridad en este 2021 electoral en el que la consigna es "alinear salarios, jubilaciones, precios y tarifas".
Claro que hay un cierto apuro por implementar ahora ese acuerdo: las primeras semanas del año están dando señales preocupantes en la inflación, y los gremios que arrancaron en punta para la negociación salarial ya están insinuando que buscarán formas de protección retroactivas para recuperar poder adquisitivo si es que, por acaso, la proyección oficial de 29% de inflación no saliera según los planes oficiales.
Un cambio de tendencia que inquieta al Gobierno
En realidad, lo que el Gobierno está percibiendo es un cambio de tendencia fundamental: luego de un 2020 que fue unánimamente aceptado por los sindicatos como el año en el que hubo que "freezar" los reclamos, dada la excepcionalidad de la pandemia, en la cual hubo que poner como prioridad absoluta la preservación de puestos de trabajo, ahora parece haber llegado el momento de poner al salario como prioridad.
El propio Gobierno, consciente de la situación y atento a que sus chances electorales irán de la mano de una recomposición de la capacidad de consumo, ya avisó que habrá un objetivo de recuperación del salario unos cuatro puntos porcentuales por encima de la inflación. Y avisó además que habrá una mejora de poder adquisitivo indirecta por la vía de la marcha "en cámara lenta" de las tarifas de servicios públicos.
De momento, el argumento oficial tiene dificultades para ser asimilado por la contraparte. Es un tema de matemática pura: la promesa oficial es que el salario promedio termine el año con un aumento nominal de 33% de punta a punta, mientras que el promedio del mercado cree que los precios subirán un 50%. Eso implica una pérdida real de 12 puntos.
Y en lo que respecta a las jubilaciones, también habría una pérdida surgida de la nueva fórmula. Según una estimación hecha por la Fundación Meditarránea, solamente si la inflación se mantuviera debajo del 35% habría chances de que los jubilados tuvieran una evolución en línea con los precios.
Pero si ocurriera un desvío respecto de las expectativas oficiales, el costo en las jubilaciones quedaría rápidamente en evidencia. Por ejemplo, con una inflación de 51,1% las jubilaciones correrían de atrás y sólo aumentarían nominalmente un 39,5% -una pérdida real de 8%- mientras que si el panorama fuera más complicado y la inflación llegara al 58,5%, las jubilaciones apenas se moverían 36% -una pérdida real de 14 puntos-.
Pronósticos con baja credibilidad
Ahí, está, en realidad, el centro de la cuestión. Salvo en los documentos oficiales que Martín Guzmán le presenta a los funcionarios del Fondo Monetario Internacional, prácticamente no queda nadie en la Argentina que crea que sea factible llegar a diciembre de 2021 con una inflación sustancialmente más alta.
Se habla de ello incluso en la interna oficialista, donde los economistas afines al Gobierno más optimistas ya hacen proyecciones sobre la base de un 40% mientras que el promedio del mercado -reflejadas en encuestas como el REM o Focus Economicus- apunta a un 50%, con los más pesimistas, como Carlos Melconian, hablando de que se podría "casi duplicar" el pronóstico oficial.
Algunos prefieren usar el argumento ortodoxo del descontrol monetario por la asistencia que se necesitará de "la maquinita" del Central para financiar el 4,5% del déficit fiscal. Otros, en línea con la explicación oficial, preferirán hablar de la puja distributiva, de la precios del boom de los commodities y los "precios desacoplados".
Pero, más allá de las diferencias de visión ideológica, la fórmula propuesta es la de siempre: hay que darle a los salarios un referente, y ese referente no puede ser la inflación pasada, porque si no, se corre el peligro de la espiralización. Puede haber otras alternativas para tomar como referencia: la ideal, claro, es la inflación proyectada del 29%, pero también puede ser la fijación de una canasta de precios controlados o la evolución del tipo de cambio -muchas veces ese fue el criterio real aplicado a la movilidad de los estatales-.
La idea, que en realidad es de larga data en el país, fue argumentada por Cristina Kirchner durante la campaña electoral al recordar el plan de José Ber Gelbard de 1973. Los críticos de la ahora vicepresidente afirman que no eligió el ejemplo más feliz, dado que ese plan estalló dos años más tarde en el célebre "Rodrigazo".