Wall Street le pide al Gobierno que termine el "distanciamiento social" con los acreedores y mejore la oferta
La negociación de la deuda sigue su marcha con la mira puesta en la nueva fecha límite del 22 de mayo cuando Alberto Fernández deberá decidir -si el resultado sigue lejos de ser favorable- entre pagar y seguir intentando acercar posiciones o sumergirse en un nuevo default.
Las charlas entre las partes siguen siendo tensas a pesar de que el mismo Presidente decidió intervenir y no seguir recibiendo solo el briefing que le entregaba Martín Guzmán, señalado -por parte del oficialismo no kirchnerista- como el funcionario que le distorsionaba la realidad a Alberto acerca de cómo venían las tratativas.
Sea como fuere, el fracaso estrepitoso en la estrategia que encararon Guzmán y Sergio Chodos -el representante argentino ante el Fondo Monetario Internacional e ideólogo de la carta de apoyo de casi 200 economistas a la propuesta oficial- no sólo acerca al país a un nuevo default sino que pone en serios riesgos la postura de negociador que siempre postuló Fernández. Ahora, incluso, gran parte de Wall Street pide por la cabeza de Guzmán y afirman que habría que correrlo de la negociaciones al demostrar su impericia.
"Argentina quizo realizar una reestructuración con un Guzmán sin experiencia. Utilizó al país como conejillo de indias en un experimento social. El error costará billones", disparó Jorge Piedrahita, CEO de Gear Capital en Nueva York.
El ejecutivo afirma que el resultado del canje fue la "crónica de un fracaso anunciado" y que la mejora en la oferta ahora debe ser importante para poder cerrar. Piedrahita dice que en Manhattan los bancos de inversión dicen que hay un 65 o 70 por ciento de que la Argentina termine en cesación de pagos.
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Un paper exclusivo a sus clientes del gigante banco brasileño Itaú -titulado "Distanciamiento social con los acreedores"- dice que en un contexto de escaso crecimiento y pobres perspectivas de consolidación fiscal, que ya había incluso antes del estallido de COVID19, y en ausencia de un nuevo acuerdo con el FMI, "la oferta de reestructuración es poco probable que mejore significativamente, por lo que llegar a un acuerdo con los acreedores será difícil".
Si bien el Gobierno declaró que está abierto a contemplar una contraoferta siempre que sea consistente con la sostenibilidad de la deuda y el análisis del FMI, también afirmó que prácticamente no hay margen para los pagos del servicio de la deuda a los acreedores privados durante 2020-24.
Itaú ahora cambió para peor los pronósticos que tiene para la Argentina en un paper que escribieron los economistas João Pedro Bumachar, Juan Carlos Barboza y Diego Ciongo.
- Pronostica una contracción del PBI del 8,3% para 2020 (desde -6.4% en la medición anterior) un crecimiento del PIB del 3,7% en 2021.
- Ajustaron sus previsiones de inflación al alza, a 40% y 50% para 2020 y 2021, respectivamente, de 35% y 45% antes.
- Esperan que el tipo de cambio oficial alcanzaría los 88 pesos por dólar en diciembre (85 pesos en su escenario anterior), y dejan sin cambios el pronóstico para la tasa de referencia Leliq, al 30%.
- Además, revisaron significativamente el pronóstico para el déficit fiscal primario,al 4,3% del PBI (-2,3% antes), lo que lleva a una relación de deuda pública contra el Producto de 107,9%.
"El default de los bonos ley extranjera dañaría aún más las perspectivas económicas a mediano plazo de Argentina, en nuestra opinión. Esperamos más obstáculos por delante en el camino de la recuperación debido a un aumento en el costo de financiamiento para el sector privado y menores entradas de divisas por inversión directa. En ese entorno, el tipo de cambio y los controles pueden intensificarse", afirma Itaú.
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La única salida que tiene el país para evitar el default es sentarse a negociar una oferta que sean medianamente potable para los bonistas. En otras palabras, y utilizando el juego de palabras que usó Itaú en sus paper, habría que acortar el "distanciamiento social" con los acreedores.
Varios bancos de Wall Street están pidiendo que el país mejora la propuesta y, de hecho, esa especulación es la que movió a los bonos en los últimos dos días. El riesgo país cayó por debajo de los 3.000 puntos básicos y los títulos se recuperaron con fuerza.
Pero ese rally a pura expectativa podría empezar a quedarse sin combustible. Las últimas palabras tanto de Guzmán como de Alberto muestran que si bien están con predisposición a negociar, los márgenes con muy escasos.
Para Delphos Investment, el fracaso del primer canje abrió la expectativa a un potencial arreglo en esta nueva fase, pero para que ello suceda, el gobierno debería "bajar todas sus banderas" y rendirse a los principios que gobiernan en "Wall Street".
"Hablamos de una mejora de casi 50% en la propuesta que hizo Guzmán en el primer canje propuesto. De lo contrario, sólo lograrán sumar adhesiones parciales que lleven al país de todas formas al default", advierten.
Y se preguntan. ¿Tiene el gobierno el pragmatismo suficiente para dar un giro de 180 grados? ¿Guardará Guzmán su modelo de sustentabilidad en un cajón para acogerse a los principios de "Wall Street"?
"Preguntas que por ahora no tienen respuestas, aunque muchos se rigen por la esperanza que la racionalidad imperará y terminaremos acordando. No parece aún tan claro, por lo que seguimos recomendando cautela con la deuda argentina", advierten.
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"Mientras no haya contraoferta, no va a haber modificación de nuestra propuesta", dijo el presidente en una entrevista a Radio Rivadavia donde además culpó a los acreedores por la suba del dólar paralelo que superó los 120 pesos en el contado con liquidción y 127 pesos el dólar blue.
Guzmán también se había mostrado el lunes receptivo a una contraoferta de los acreedores para sentarse a negociar pero siempre con su idea de que no puede alterar el análisis de sostenibilidad de la deuda que trazó. O sea, se puede negociar muy poco.
En las última horas, además, reapareció el "tutor" de Guzmán y artífice intelectual de la fallida propuesta a los bonistas, Joseph Stiglitz. El Premio Nobel que defendió la economía de Cristina Kirchner y la presentó como "modelo" en la región volvió a hablar y no fue precisamente para acercar posiciones entre el país y los inversores.
"Si los acreedores no presentan una oferta sostenible, la Argentina no tiene otra opción; son los acreedores quienes realmente están llevando a un incumplimiento aquí", dijo Stiglitz en una entrevista a Bloomberg, y agregó que el país dejó en claro que no quiere dejar de pagar sus deudas. "Si ocurre, será decisión de los acreedores", sostuvo.
Mientras que el Gobierno y los defensores del canje siguen alertando que el país no tiene margen para mejorar la oferta, en el mercado creen que sí y por eso todavía está primando la idea de que el gobierno será más pragmático y cederá.
Por ahora Alberto pide una contraoferta y los acreedores, a quienes el paso del tiempo les juega a favor, siguen sin formalizar. Pero nadie duda que un default desordenado complica mucho más a la Argentina que los fondos de inversión de Nueva York.