Tras fallido canje de deuda, grandes acreedores sólo aceptan enviar una contraoferta verbal al Gobierno
El contundente fracaso de la estrategia de Martín Guzmán con la deuda está generando un verdadero torbellino interno en el Gobierno. Los pases de facturas, críticas, acusaciones cruzadas y la decisión de involucrarse personalmente que tomó el presidente Alberto Fernández son parte del panorama actual. "Es una situación caótica", resumió una fuente que conoce los entretelones de la negociación.
Fuentes allegadas a la operación confirmaron a iProfesional que el nivel de adhesión finalmente estará "entre 12,50% y 18%" en total. El Gobierno recibió el viernes los primeros números que le enviaban los bancos colocadores con asombro. Hablaba en ese momento de un 12,50% pero les advertían que faltaban cargar algunas órdenes. Por eso creen que ese número el lunes cuando venza el plazo oficial podría trepar hasta 18%, pero no descartan que quede en el medio porque hay órdenes que se suben y otras que se dan de baja.
De cualquier forma, sea el número que sea, demuestra que nadie aceptó la oferta de Guzmán. Ningún fondo ingresó y tan sólo entraron los inversores minoristas del exterior vía banca privada y los locales. Para ellos no tiene costo entrar o no, porque si se mejora la propuesta más adelante ellos también ganan.
Cuentan fuentes que participan de las negociaciones que ahora se están aceitando los contactos con los principales grupos de acreedores para que haya una contraoferta. El problema que tiene la Argentina ahora es que BlackRock no quiere poner ninguna oferta por escrito como pide Guzmán.
El fondo de Nueva York le recuerda al ministro la filtración "maliciosa" que hizo cuando publicó un paper con una propuesta que pedía reconocerle 75% del valor de sus bonos. El interlocutor de este fondo le dijo a los bancos colocadores de la Argentina que no se expondrán a que "se los publicite como los culpables de querer fundir al país".
Por eso más allá de lo técnico, los fondos piden que la contraoferta que se está negociando en esto momentos sea verbal y que luego el Gobierno la presente como si hubiera sido de ellos en los papeles. "Hablemos, lleguemos a un acuerdo y que después el Gobierno cambie los términos de la oferta ante la SEC. Pero nada por escrito", repetían los acreedores.
Letra chica de la oferta
Lo que se discute como tema central, para acercar las partes, es capitalizar los intereses que Guzmán quería desconocer por los tres años de gracia. Podría ser mediante un bono que se reconozcan esos intereses. Dicen los fondos de inversión que era inadmisible la postura del ministro y que chocó contra la realidad por no haber escuchado a los acreedores. "Demuestra que se equivocó en todo", disparan los acreedores.
En la línea de acusaciones los que están más comprometidos, además obviamente de Guzmán, es Sergio Chodos -el representante del país ante el FMI- que también hablaba con los acreedores y quien es señalado como otro funcionario "que quiere hacer experimentos con la deuda". Chodos es un viejo amigo de Guzmán y uno de los que también venían sosteniendo la postura ultra dura que terminó en fracaso.
Los bancos colocadores, HSBC y Bank of America-Merrill Lynch, trabajan ahora contrareloj para acercar las posiciones. Los liability managers de estos bancos en EEUU y Europa son los que hablan con los grandes fondos. Escuchan sus pedidos y les transmiten a Guzmán y su equipo lo que se está hablando. Después el ministro analiza internamente lo que dicen los fondos y, cuentan allegados a la operación, "reescribe" para el consumo de Casa de Gobierno los hechos.
De ahí que se lo acusa a Guzmán de haberle vendido a Alberto que la operación estaba más encaminada y que los fondos iban a ceder eventualmente. De hecho, la filtración del jueves de que la oferta contaría con el aval del 35 o 40 por ciento corrió por cuenta de allegados del ministro.
La rotunda negativa de los acreedores hizo que el mismo presidente, casi por desesperación, se involucrara. El problema es que Alberto no tiene llegada a los que hablan específicamente con los fondos, sino con banqueros amigos que se prestan como interlocutores.
"Es un teléfono descompuesto y la verdad es que los fondos solo hablan con los bancos colocadores, no pueden hablar con nadie más. Esto está regulado, es así, a los tipos les graban las conversaciones que tienen por una cuestión de confidencialidad. No es que Alberto llama y te atienden, hay todo un protocolo", comentan quienes conocen las gestiones.
Próximos pasos e internas
Ahora el Gobierno tiene decisiones que tomar. Por un lado, este lunes podría extender el plazo de la oferta para seguir negociando con los acreedores. Si bien también podría cerrarla y seguir trabajando para sumar voluntades, ahí si debería informar oficialmente el grado de aceptación y eso la dejaría muy comprometida mediáticamente. Si tan solo la extiende, no tiene que informar en la SEC el número y así podría estirar el resultados dos semanas más.
Se cree que la extenderán y seguirán buscando una acercamiento mayor con los acreedores si bien, se dice, "las posiciones están muy lejos". La fecha clave no se cambia, y sigue siendo el 22 de mayo cuando el país deberá pagar 500 millones de dólares de un vencimiento que postergó en abril. Si para esa fecha no hay arreglo con los bonistas, se debería elegir entre pagar o ir al default.
La situación interna en Economía es muy compleja porque Guzmán quedó muy golpeado por el portazo de los bonistas. Ya corrió la primera cabeza con la salida de la poco efectiva Unidad de Renegociación de la Deuda que tenía a Lisandro Cleri como titular. El funcionario ahora se fue a manejar el FGS de la Anses.
El fracaso de la estrategia de Guzmán es además un golpe interno al gobierno en la puja entre los "albertista" y los "kirchneristas" que fogonearon la llegada de un ministro de Economía con nula experiencia más allá de la academia. Ahí, obviamente, se señala la postura de Cristina Kirchner que fue quien "le puso" a Alberto la llegada de Guzmán por sus lazos con Joseph Stiglitz.
"Quizás fue un error haber confiado en una persona sin pergaminos y con un sesgo anti mercado la solución de la deuda. Alberto, que siempre quiso evitar el default ahora se encuentra a dos semana de claudicar o salir a explicar porqué hubo un rechazo tan importante a la oferta. Habrá que seguir negociando", admitió una fuente de Casa Rosada que no ocultaba su malestar por el resultado del canje.