Grandes acreedores de la deuda avisan que no venden sus bonos y amenazan con años de litigio
Se acercan horas cruciales para la deuda argentina. En el mercado esperan que la semana que viene Martín Guzmán presente a los bonistas la oferta para reestructurar u$s83.000 millones.
Todo tiene que estar lanzado antes del 22 de abril, fecha en que la Argentina tiene que pagar vencimientos imposibles de reperfilar por u$s500 millones. El Gobierno buscaría no pagarlos y utilizar los 30 días de gracia para seguir negociando.
Pero trascendió en las últimas horas una información que presionará la estrategia de Guzmán. Los grandes fondos de inversión que son los acreedores mayoritarios de la deuda, le avisaron al ministro que no se dejarán correr con una mala oferta (quitas arriba del 50%) y que tampoco le venderán sus bonos a los fondos buitre.
Representantes de un comité de acreedores clave liderados por BlackRock (el mayor fondo de Nueva York y uno de los más grandes del mundo), Fidelity y Templeton (entre otros) dejaron trascender que no les temblará el pulso para pasar a pérdida sus bonos argentinos y litigar.
Sucede que este grupo, que cuenta con la asesoría legal de un veterano del mercado como Ian Clark del estudio White & Case LLP, tomó la decisión de no "caer en la extorsión" de aceptar una quita elevada tan sólo porque los precios de los bonos actualmente están por el piso.
Dólares en los bancos: cajas de seguridad sí, cajas de ahorro no
Clark participó de la reestructuración de la deuda de Ucrania en favor del gobierno de ese país. En ese deal logró una quita del 20% y que se incluyeran los cupones atados a la economía, algo que también se cree que Guzmán podría incorporar en la oferta final de la Argentina.
Fuentes allegadas a uno de los fondos que forman parte del comité indicaron que "la decisión de resistir está tomada" y que "no nos vamos a conformar con un mal acuerdo".
Lo que dice este comité es que muchos de ellos compraron bonos de la Argentina en emisiones primarias, o sea casi al 100% de su valor, y que no pueden -incluso por sus estatutos y responsabilidad fiduciaria con sus clientes (la gran mayoría institucionales como compañías de seguros, fondos mutuos y demás de Estados Unidos)- aceptar quitas del 60% o 70%, como se rumoreó en las últimas semanas.
Además, los bonos valen ahora entre 25% y 30% de su valor original. Léase, no tienen mucho para perder adicionalmente en caso de default y los fondos ya hicieron el "mark to market" (o sea, están contabilizados ya en las carteras a esos valores).
Diferencias de valuación
Con cuarentena extendida, crece la ola de pedidos de salvataje y se avizora una súper inyección estatal de dinero
A la idea de un quita importante se llega en base a proyecciones que desplegó Guzmán en las últimas apariciones y la famosa "tasa de descuento", que el ministro deslizó que estaría en torno al 5% para el mediano plazo de la Argentina.
"Si Economía cree que la oferta la vamos a valuar con una tasa de 5% o 7%, está muy equivocado. Tenemos que valuarla al 13% y eso implicará que la propuesta valga mucho menos de lo que quisiera el Gobierno", comentó una fuente ligada las negociaciones.
En un paper de su consultora, Daniel Marx -quien fuera asesor de Economía en el inicios de las conversaciones por la deuda y que ahora es un virtual "interlocutor" con los bonistas (por su amplia experiencia acerca "posiciones")- dice que las próximas semanas "son cruciales en la definición del curso que seguirá la resolución de la deuda bajo legislación internacional".
Si bien sostiene que hay varios escenarios que se podrían dar con distintas características, considera que "en este difícil contexto no habría que descartar se evalúe qué actitud tomar con los próximos pagos, en un marco de un proceso que se inicie mediante la presentación formal de una propuesta".
"A esos efectos se puede usar el periodo de "cura", extendido o no por un tiempo determinado. Luego se consideraría la posibilidad de soluciones que incluyan cláusulas de aplicación contingente para los pagos", señala, en el sentido de que haya una especie de "standstill" informal (patear para adelante sin pagar).
Bono de $10.000: el Gobierno ya definió quiénes cobrarán el ingreso y revisará una parte de los casos excluidos
"Aun así, son considerables los desafíos que se enfrentan en tiempos apremiantes. De todas maneras, acompañado de una comunicación apropiada, resulta en una forma práctica que permitiría reducir incertidumbres en el muy complejo escenario actual", agrega Marx.
La oferta de Guzmán caerá, para peor, en un momento crítico para los mercados del mundo. La crisis por la pandemia del coronavirus está más latente que nunca y los pronósticos de recesión mundial son inocultables.
Lo que viene, según BlackRock
Un extenso informe de BlackRock al que accedió iProfesional desnuda la terrible situación global que impacta en la reestructuración de deuda de la Argentina. Dice lo siguiente:
- La actividad económica global no está simplemente en una contracción. Está siendo deliberadamente congelada. Nunca antes había tantas grandes economías haciendo el intento sistemático de cerrar la actividad a tal escala. Existe una incertidumbre sustancial sobre el evolución a corto plazo del virus y las medidas de contención. Por eso que somos cautelosos sobre el horizonte.
- Sin embargo, las implicaciones para los precios de los activos dependen del impacto acumulativo en el tiempo. Ese impacto acumulativo depende tanto en 1) el shock en sí mismo, 2) su propagación. Ambos son muy diferentes de 2008. La historia de 2020 trata sobre un shock en sí mismo. La propagación causó la mayor parte del daño macro a través de un desapalancamiento de la deuda, lo que resulta en las recuperaciones más débiles de la posguerra y en un daño económico permanente.
- La trayectoria de la deuda pública aumentará considerablemente, especialmente en países que ya tenían déficits considerables antes de el brote de virus, como la coordinación de los Estados Unidos con la política monetaria, es necesaria para limitar cualquier aumento a largo plazo de las tasas de interés que resultarían de una acumulación tan rápida de deuda.