Paulo Leme, ex economista del FMI: “La única carta en juego que tiene Macri es el ajuste que prometió y esperar a lo externo"
“Veo un 2019 oscuro, con nubarrones negros y fuerte liquidez”, con esta frase contundente se presentó días atrás en la Conferencia Internacional de Economía y Finanzas (CIEF2018) Paulo Leme, que durante nueve años fue economista principal del Fondo Monetario Internacional (FMI). Allí trabajó en programas de estabilización y reestructuración de la deuda externa con países de América Latina, África y Oriente medio. También fue CEO de Goldman Sachs Group en Brasil, por lo que su experiencia y trayectoria generan que sus opiniones sean muy escuchadas a la hora de evaluar la situación local y global.
Hoy Leme es docente en la Escuela de Negocios de la Universidad de Miami. En su paso por Buenos Aires, dialogó con iProfesional cara a cara sobre Argentina y, fundamentalmente, las opciones que tiene Mauricio Macri para ser reelegido.Sobre la situación internacional, considera que “el mundo está cambiando, sabemos que vienen tiempos más fríos, pero no sabemos si apenas será un leve otoño o de un invierno riguroso”.La mala noticia de este pronóstico, que no es meteorológico, es que la peor parte se la llevarían los países emergentes, por su aversión al riesgo en momentos complejos y en medio de un contexto donde el “mercado realmente está un poco aturdido y sobreinvertido”.
-¿Qué grado de inestabilidad le brinda a la economía mundial la guerra comercial entre Estados Unidos y China?
-Es evidente que hubo una desaceleración en el último semestre, la economía mundial venía progresando de manera sostenible y empezó a decrecer a partir de ese momento.Por ejemplo, Estados Unidos creció 4% en el primer trimestre, pero ahora este índice se encuentra en el 2,5% trimestral, casi la mitad que a inicios de 2018. También se ve una desaceleración en emergentes (de 5,1% que empezaron el 2018 ahora bajan a 4,7%) y en China ocurre lo mismo: de 6,7% desciende a 6,2%.
-¿Por qué se ve esta caída global?
-Tiene que ver con la naturaleza de los crecimientos de los ciclos económicos. Ha sido sostenido y alto este incremento desde 2016 hasta ahora, uno de los períodos positivos globales más largos desde los años ´60. Ahora hay menor crecimiento, algo que no es malo, pero es menor el margen de acción.
-¿Cómo empieza el 2019 para el mundo?
-El mercado arrancará con valores de activos muy altos por la excesiva liquidez que hay en la plaza, a causa de la política monetaria extraordinaria de la Fed. Es decir, este dinero tiene que ir a algún lugar y la compra de activos que genera los empieza a hacer más caros por la mayor demanda de estos papeles.
Es que el mundo está cambiando, sabemos que vienen tiempos más fríos, pero no si se trata de apenas un leve otoño o de un invierno riguroso. Así, el mercado se posiciona en activos más líquidos y los valores de las acciones están más altos.En general, se espera que haya una desaceleración de la actividad y el mercado realmente está un poco aturdido y sobreinvertido, al tener posiciones grandes en las carteras. Entonces, por aversión al riesgo, los inversores comienzan a tomar utilidades. El tema es que si todos empiezan a hacer lo mismo, la plaza se desploma. Sobre todo por la virulencia e intensidad actual del trading, donde todo se hace por programas automáticos, algo que genera ventas masivas y hace descender los precios a nivel general. En resumen, para el inversor es mejor quedarse en Estados Unidos, por el menor riesgo. Allí habría tasas más altas y un dólar más fuerte.
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-¿Y a nivel económico?
-La política económica mundial perdió el anclaje y eso afecta también lo comercial. Por eso, muchas veces un economista puede generar más daño que prosperidad con sus medidas. A lo que voy, hoy a nivel internacional se está muy preocupado por algo que completamente no es necesario, porque la guerra comercial puede perjudicar tanto a Estados Unidos como a China.
-¿Qué sucedería si estos dos colosos no estuviesen enfrentados?
-Si no tuviéramos esta incertidumbre en el horizonte, creo que no tendríamos el grado de volatilidad mundial que hay desde octubre y la caída del precio del crudo. De hecho, la actual trayectoria proteccionista podría hacer perder un punto porcentual de crecimiento a los Estados Unidos en 2020. Y a China le costaría perder 1,5 puntos de actividad, el mismo nivel de caída que tendrían México y Canadá.
-¿Cómo podría afectar ello a Argentina y Brasil?
-Uno de los países más importantes en el comercio de ambos es China. Entonces, un menor crecimiento de esta nación, que tiene un intensivo e importante uso de materias primas, podría implicar un shock de crecimiento muy grande. Podría dejar de comprarnos determinada cantidad de commodities. En general, para los emergentes veo menor crecimiento por estos nubarrones negros que surgen a nivel mundial, como también menos flujos de capitales, menores exportaciones y caída en los precios de las materias primas.
Aunque si no se materializa un escenario peor y el mercado sigue invirtiendo, creo que son muy interesantes las bolsas, bonos y monedas de América Latina, porque están baratos y pueden tener retornos en pesos o reales que estén apreciándose (estas monedas) si la incertidumbre baja.
-En la Argentina tampoco ayuda el contexto local, y a ello se le agrega el escenario electoral de 2019. ¿Qué considera que puede pasar en este país?
-Creo que hay que separar los problemas que se controlan y los que no se controlan. Hay cuestiones que son externas, y no se pueden manejar, por más que se rece todas las noches.Entonces, si hay un escenario peor de menor crecimiento y baja de flujo de capitales, no se puede evitar, pero sí hay mucho que se puede hacer para no desacoplarse del mundo y, al menos, inmunizarse en cierto grado para que en caso que venga un shock negativo externo se disminuya el impacto.
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-¿Qué es lo que debería hacer el Gobierno de Macri?
-Se podría aplicar lo mismo que ocurre en Brasil, estoy convencido que si allí hacen un shock y entregan el ajuste con reformas estructurales y privatizaciones, se podrían tener inversiones directas extranjeras en grandes volúmenes, y aunque esté deteriorándose el escenario externo, podría tener un desempeño bueno. Argentina dependerá exclusivamente de lo que pueda hacer Macri, que es entregar lo que ha prometido de recorte fiscal. Reconquistar la credibilidad con el inversor. Y con un tipo de cambio súper depreciado y la Bolsa argentina con múltiplos baratísimos, si se reabre el mercado de títulos externos puede haber sorpresivamente un buen resultado.
-¿Piensa que Macri realmente va a hacer esto?
-Creo que tiene intenciones de hacerlo, pero dependerá del contexto político argentino, del que no tengo conocimiento. Pienso las elecciones de una manera opuesta: si Macri quiere jugar solo a la suerte y al aspecto político, va a estar muy mal parado si no hace nada en lo económico.
Entonces su única carta es jugarse todo por el ajuste y esperar que lo externo esté bien. Si Argentina reabre el mercado de capitales, se desploman las tasas de interés, disminuye la inflación y viene el crecimiento. Es el único instrumento que tiene, la ruta económica, no la política. Es decir, todo lo que puede controlar.
Claro, hay que ser también consiente de los límites sociales, pero su ruta para quedarse en la Casa Rosada es hacer lo prometido.
-Entonces, ¿el gradualismo no es el camino?
-Eso se ha agotado, salvo que haya un escenario de bonanza externa y haya margen. Pero es algo que no se prevé, y si aprendimos algo en los últimos dos años en Argentina es que la ventana para el gradualismo está cerrada.
-Teniendo experiencia en Brasil, ¿cómo piensa que le irá a Bolsonaro?
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-Sin entrar en discusión sobre sus orientaciones políticas, Bolsonaro dio unas primeras señales desde los nombramientos realizados y personas que ha traído para su equipo económico de acuerdo a su visión liberal y pro mercado, que fueron las mejores. Es gente capaz, experimentada y saben lo que se debe hacer y cómo hay que realizarlo. Entra a la cancha bien, con buena expectativa, sobre todo si se lo compara con el desastre que fue el partido PT, es una mejora espectacular. Era imposible hacer las cosas peor. Ganamos una opción gratis. Ahora bien, la historia es otra a la hora de ver si podrá o no conseguir liderazgo y obtener una concertación política en el Congreso. Él era un diputado de poca proyección nacional, y no de los más conocidos. El tema es cómo hará pasar medidas muy duras, muy desagradables y costosas desde el punto de vista social, en materia de seguridad social, laboral, tributaria.
-¿Es muy complejo de conseguir eso en Brasil?
-Más allá que las medidas van a beneficiar a Brasil en el largo plazo, es complejo de conseguir el consenso político, sobre todo en los partidos que tienen baja representación. Es decir, Bolsonaro va a tener que tener habilidad de negociación e inclusión para intentar convencer al país de lograr algo mayor. Un instrumento que se usó en el 2003 fue la compra de votos, algo que terminó en escándalo, pero esto creo que no está en juego ahora con el ministro de Justicia excelente y duro que nombró.
Por otro lado, la otra herramienta que se usaba en Brasil para tener consenso era la distribución de cargos públicos, y eso se terminó con la división de los ministerios y la inclusión solamente de técnicos. Entonces, si no hay moneda de canje, no se sabe cómo va a conseguir aprobar estas cosas.
-¿Piensa que puede llegar a lograrlo?
-Creo que sí, es posible. Es difícil ponerle una probabilidad, quizás 40%.
-¿Qué puede pasar con el Mercosur?
-Ésta es una opinión personal: creo que el trabajo en conjunto y la colaboración entre Argentina y Brasil es lo natural en materia de complementariedad económica como también de apalancamiento político regional. Habría que ver en qué lugar tiene Bolsonaro en su lista de prioridades al Mercosur, pero en mi opinión debería ser muy importante. Y pueden hacerlo no necesariamente dentro de este bloque comercial.
-¿Si Brasil crece esto puede llevar a que Argentina también se vea favorecida?
-Es como una carrera de Fórmula 1, el que va adelante abre como un túnel de menor resistencia al viento, entonces si Argentina está atrás puede acoplarse e ir juntos. El canal de transmisión es, obviamente, el ciclo de producción industrial, en especial la automotriz.
Brasil viene de su peor depresión histórica. Por eso, si se recupera el empleo y los sueldos reales, Argentina seguirá los mismos pasos.-