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Videla nunca se arrepintió y sólo reveló algunos de los secretos del terrorismo de Estado en Argentina

El represor falleció por muerte natural a las 8.25 de la mañana en el penal de Marcos Paz, donde cumplía varias condenas por crímenes de lesa humanidad
18/05/2013 - 11:35hs
Videla nunca se arrepintió y sólo reveló algunos de los secretos del terrorismo de Estado en Argentina

A los 87 años, el dictador Jorge Rafael Videla falleció este viernes de muerte natural en a las 8.25 de la mañana en su celda del penal de Marcos Paz, donde cumplía varias condenas a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad.

Así lo confirmó, la esposa de un militar, Cecilia Pando. "Videla murió durmiendo. Anoche no quiso cenar porque se sentía mal", anunció la defensora de los represores.

El represor permanecía desde 2010 en una cárcel común del Penal de Marcos Paz.

El martes último, se había negado a declarar ante el Tribunal Oral Federal 1 en el marco del juicio por el Plan Cóndor.

La unidad sanitaria del pabellón donde se encontraba alojado determinó que estaba en condiciones de responder ante el tribunal. Pero frente a las preguntas de la fiscalía, Videla se negó a declarar. Se autodeclaró como un "preso político" y aseguró haber sufrido una "crisis de memoria".

Videla encabezó el golpe militar del 24 de marzo de 1976 como jefe del Ejército. La junta militar estuvo compuesta por el almirante Emilio Eduardo Massera, por la Armada, y el brigadier general Orlando Ramón Agosti, por la Fuerza Aérea.

El 29 de marzo asumió la Presidencia de la Nación, que ocuparía hasta ser reemplazado por Roberto Eduardo Viola en 1981.

Tras la recuperación de la democracia en 1983, fue juzgado y condenado a prisión perpetua y destitución del grado militar dos años después por numerosos crímenes de lesa humanidad cometidos durante su gobierno.

El 22 de diciembre de 2010 fue condenado a prisión perpetua en cárcel común por el caso conocido como UP1 en Córdoba.

El 5 de julio de 2012, fue condenado a 50 años en prisión por encontrársele responsable penalmente por el secuestro y apropiación sistemática de bebés nacidos en cautiverio durante la última Dictadura.

En ese mismo juicio, el Tribunal Oral y Federal N° 6, a cargo de María del Carmen Roqueta, unificó las tres sentencias anteriores en una pena única de reclusión perpetua en cárcel común.

El año pasado, el ex militar y presidente de facto confesó en el libro "Disposición final", del periodista Ceferino Reato, el asesinato de más de 7.000 desaparecidos.

En dicho reportaje, Videla admitió que el gobierno militar mató "a 7.000 u 8.000 personas" y que sus cuerpos se hicieron desaparecer "para no provocar protestas dentro y fuera del país".

"No había otra solución. Estábamos de acuerdo en que era el precio a pagar para ganar la guerra contra la subversión y necesitábamos que no fuera evidente para que la sociedad no se diera cuenta", relató.

http://www.youtube.com/watch?v=fitMMBnWeB0&feature=youtu.be

La dictadura

Videla recorrió la carrera militar hasta el grado de teniente general, siendo destituido por el Ejército por los delitos cometidos, y también recibió el honor máximo en la fuerza al ser designado por la ex presidenta que derrocó -María Estela Martínez de Perón- en el cargo de Comandante en Jefe del Ejército, meses antes del golpe.

Desde que asumió el 24 de marzo y hasta que fue reemplazado por Roberto Viola en 1981, reivindicó como presidente de facto y como reo ante la justicia el plan sistemático de secuestros, torturas y exterminio de personas como también el robo de bebés.

Fue el brazo ejecutor que José Alfredo Martínez de Hoz necesitaba para implementar la política económica liberal y antiobrera.

"Le diré que frente al desaparecido en tanto éste como tal, es una incógnita, mientras sea desaparecido no puede tener tratamiento especial, porque no tiene entidad. No está muerto ni vivo...Está desaparecido", fue la respuesta que dio en 1979 en una rueda de prensa donde se le preguntó por los miles de casos de desaparecidos que eran denunciados por organismos de derechos humanos y familiares.

Así, Videla se convirtió en el autor intelectual que resignificó la palabra "desaparecido", porque tanto en Argentina como en el exterior, a partir de ese momento el término fue asociado directamente con la dictadura cívico-militar ya que en su significado se desnudaba el mecanismo utilizado para enfrentar a los opositores al régimen.

Para revelar sin eufemismos hasta dónde el terrorismo de Estado estaba dispuesto dijo: "Un terrorista no es sólo alguien con un revólver o una bomba, sino también aquel que propaga ideas contrarias a la civilización occidental y cristiana".

En la misma línea que muchos genocidas, sentado ante el banquillo de los acusados defendió y repitió a rajatabla el discurso para avalar un genocidio centrado en la teoría de los dos demonios para equiparar el poder de las fuerzas de un Estado con el accionar de grupos armados, que en gran parte ya habían sido eliminados en 1976.

En el libro El dictador, de María Seoane y Vicente Muleiro, aceptó que la desaparición de personas era la única manera de ejecutar el plan sistemático, según informó Télam.

"No, no se podía fusilar. Pongamos un número, pongamos cinco mil. La sociedad argentina no se hubiera bancado los fusilamientos: ayer dos en Buenos Aires, hoy seis en Córdoba, mañana cuatro en Rosario, y así hasta cinco mil. No había otra manera", dijo dejando en evidencia la complicidad con los medios de comunicación cuando publicaban información sobre enfrentamientos con subversivos.

La prensa

La connivencia de la dictadura con los diarios de máxima circulación se manifestó con claridad el 26 de septiembre de 1978, al inaugurarse la planta Papel Prensa en la localidad de San Pedro, con la presencia de Ernestina Herrera de Noble y Bartolomé Mitre hijo, en una sociedad mixta donde Clarín y La Nación tenían el mayor porcentaje de las acciones y el monopolio en la producción de papel para diarios.

Allí estuvo el dictador Jorge Rafael Videla quien destacó la importancia de la asociación del Estado con los privados, dejando claro que a veces es indispensable el callar y la prudencia de un silencio cuando está en juego el bienestar común, en un explícito mensaje en el que el silencio periodístico fue oficialmente comprado para ocultar el plan criminal que dejó 30 mil desaparecidos.

Esa complicidad tendrá que ser llevada a juicio oral en la causa que investiga la apropiación ilegal de la firma Papel Prensa SA por parte de los diarios Clarín, La Nación, y La Razón.

Meses antes, en 1978, el ex dictador había usufructuado la pasión argentina por el fútbol con la realización del torneo Mundial de Clubes que mantuvo en éxtasis a la sociedad durante casi un mes mientras a pocos metros de la cancha de River funcionaba uno de los principales centros clandestinos de detención y torturas, la ESMA.

Los partidos, los empresarios y la IglesiaEn febrero del año pasado, la revista española Cambio16 publicó un reportaje a Jorge Rafael Videla hecho por el sociólogo Ricardo Angoso, en la que el dictador reivindicó el accionar de las Fuerzas Armadas, habló del apoyo al golpe de algunos partidos políticos y la Iglesia Católica, y consideró que los indultos de Carlos Menem corrigieron el "error" de condenar la represión de Estado.

Las Fuerzas Armadas ofrecieron cuatro cursos de acción y el gobierno justicialista eligió el más drástico y rápido. Durante el último gobierno peronista, en 1975, el presidente interino Italo Luder les dio "licencia para matar", afirmó en la entrevista, en referencia al político que ocupó la presidencia durante una licencia por razones de salud de María Estela Martínez de Perón.

Videlo reconoció que con tan amplios poderes "casi no hubiera sido necesario dar el golpe de Estado", que se debió a "otras razones". Así aludió al "peor crimen de la dictadura, la miseria planificada de millones", como escribió el escritor desaparecido Rodolfo Walsh.

El líder de la oposición, Ricardo Balbín, le preguntó si estaban "dispuestos a dar el golpe". Videla lo interpretó como otra licencia. "Los radicales apoyaban el golpe, estaban con nosotros", sostuvo.

Respecto al sector privado, el represor admitió que "los empresarios también colaboraron", por medio del ministro de Economía Martínez de la Hoz.

"Mi relación con la Iglesia Católica fue excelente, muy cordial, sincera y abierta", porque "fue prudente", no le creó problemas ni siguió la "tendencia izquierdista y tercermundista" de "otras iglesias del continente". Condenaba "algunos excesos", pero "sin romper relaciones", explicó.

La versión es similar a la que dieron a conocer varios organismos de derechos humanos, cuando Jorge Bergoglio asumió como Papa al frente del vaticano, si bien desde Roma se negó que el sumo pontífice hubiera tenido algún grado de complicidad con la dictadura argentina.

Videla falleció a los 87 años en una cárcel común, donde seguía recibiendo la comunión en la misa dominical que impartía su vecino de celda, el ex capellán Christian Von Wernich, y sin confesar sus delitos y silenciando información sobre los cómplices de los actos aberrantes que cometió.