Vinos y cambio climático: por qué expertos alertan sobre el futuro de Pomerol y Champagne
La industria del vino, en todo su conjunto, se enfrenta a momentos clave que definirán en forma dramática su futuro.
Como consecuencia del cambio climático, expertos prevén una redefinición del negocio, a partir del surgimiento de nuevas zonas más aptas para la producción de vinos y crecientes dificultades en regiones más tradicionales, donde se deberá luchar cada vez con más intensidad ante los efectos del aumento de la temperatura.
Según la conclusión a la que se llegó se llegó en el ProWein Media Sumit 2019, organizado por ProWein y expertos de la Universidad de Geisenheim, en Alemania, más bodegas y productores vitícolas sufrirán problemas como la escasez de agua o el aumento de fenómenos como el granizo.
Esto llevará a que, en algunas áreas, los vinos se vuelvan más alcohólicos y pierdan su acidez natural, a la vez que ofrecerán menores rendimientos.
Luego de la presentación por parte de ProWein de su Business Report 2019 sobre Cambio Climático, realizado por la Universidad de Geisenheim a través del aporte de más de 1.700 expertos de la industria, provenientes de 46 países, se organizó un tasting donde se mostraron algunos de los efectos concretos del cambio climático.
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Dirigida por el consultor Stuart Pigott y la sommelier Paula Sidore, en la degustación se pudieron catar ejemplares de zonas vitivinícolas clave como Champagne y Pomerol.
"Más que ninguna otra famosa apelación de vinos de Francia, Pomerol tiene un problema con el cambio climático", destacaron los expertos.
Hoy en día, niveles de alcohol de 14% a 15% han pasado a ser normales para estos vinos en buenas añadas. Esto, claramente es un problema, advirtieron, en un contexto en el que los consumidores están en búsqueda de vinos –justamente- menos alcohólicos.
Pigott afirmó además que "un reconocido enólogo de esta región, que me pidió mantener el anonimato, me dijo que si el clima en esa zona se vuelve un poco más cálido, entonces deberán reemplazar al Merlot por otra uva, porque está dando mucho alcohol a los vinos".
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"Sería una muy triste si esto llegar a suceder", planteó el experto.
En esta misma línea, Sidore contó que "Burdeos está permitiendo siete nuevas variedades, porque saben que si no, no hay futuro".
Las cepas que podrían ganar espacio próximamente en los viñedos de esa región son Touriga Nacional, Arinarnoa, Alvariño y Petit Manseng, entre otras.
Durante la presentación del reporte, seminario del que participó iProfesional, de la mano de AHK Argentina (Cámara de Industria y Comercio Argentino-Alemana), Simone Loose, experta de la Universidad de Geisenheim, advirtió que el cambio climático ya se ubica en el top 3 de las principales preocupaciones de la industria, por detrás de temas como la carga impositiva y el avance de la economía internacional.
Y puso especial foco en el tema de las denominaciones de origen, que poco a poco pueden ir convirtiéndose en un corsé para las bodegas.
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"Con el problema del cambio climático habrá que salir de ese corsé para enfrentar los problemas. Me refiero a la posibilidad de utilizar nuevas variedades", señaló.
Durante el tasting se pudo degustar un AR Lenoble Intense "Mag 15" Brut. Los expertos lo presentaron como una muestra de cómo "el futuro de Champagne dependerá de su habilidad de preservar la frescura".
Con ese fin en mente es que la bodega AR Lenoble comenzó a producir su familia de champagnes "Mag", que están conformados por un porcentaje de vinos que tienen estibados en botellas formato magnum, de añadas anteriores, y que les permiten darle un perfil más fresco a aquellas vendimias en las que no se alcanzan buenos niveles de acidez.
"El porcentaje de vinos reserva con el que se realizó el corte de la añada 2015 alcanzó un nivel sin precedentes del 45%. Y muchos de esos vinos provinieron de cosechas 2011 y 2015", explicaron los expertos.
Claro que el cambio climático también impulsó el surgimiento de nuevos jugadores. En ese sentido, analizaron el salto que experimentó el Reino Unido, tanto a nivel cuantitativo como cualitativo.
Pigott expuso que en el año 2005, ese país contaba con unas 793 hectáreas, mientras que hoy alcanzan las 2.400, en tanto que la producción pasó de menos de 20.000 a unos 117.000 hectolitros, 70% de los cuales corresponde a la categoría espumantes.
"Claramente, gracias al calentamiento global, el sudeste del Reino Unido tiene un clima cercano al ideal para la producción de espumantes", plantearon durante el tasting, donde se pudo degustar un Balfour 1503 Classic Cuvée, absolutamente bebible, apenas complejo y con una agradable acidez.
"La industria y todas las naciones deben cambiar su mentalidad, pero especialmente la industria de vinos y bebidas espirituosas, que tiene la posibilidad de posicionarse como pionera", planteó Bastian Mingers, global head Wine & Spirits y director ProWein de Messe Düsseldorf GmbH, quien agregó que esto será clave "para asegurar su éxito económico a futuro".