Michael Schachner: "El romance entre los consumidores del mundo y el Malbec se enfrió"
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El próximo lunes 12 de agosto será una fecha clave para la industria del vino: el reconocido periodista especializado Michael Schachner brindará un seminario en Buenos Aires, como parte de su visita a la Argentina, en el marco de la Premium Tasting 2019, que se realizará en Mendoza.
Invitado por la empresa Vinventions –uno de los proveedores líderes de tapones de vino a nivel mundial-, Schachner, que publica reviews de más de 2.000 etiquetas cada año, disertará en el Hotel Faena sobre la actualidad del vino argentino en el concierto internacional; así como sobre la percepción actual que tienen los consumidores estadounidenses y las debilidades que deberá atender la industria para intentar ganar share frente a la dura competencia global.
En este contexto, Vinos & Bodegas dialogó con Schachner antes de su visita, quien analizó algunos de los puntos que más inquietan a las bodegas argentinas hoy por hoy y que formarán parte de su presentación en Buenos Aires.
-¿Cómo evaluás el presente de la industria del vino argentino en el contexto internacional? Las exportaciones hace tiempo que no crecen y la competencia a nivel global es muy fuerte. ¿Hay acaso posibilidades de que el vino argentino vuelva a crecer exponencialmente?
-Creo que la Argentina es un productor de vino de alta calidad, con una rica historia y mucho carácter. Pero me preocupa que los días de gloria de Argentina hayan pasado y que no vuelvan por un tiempo. La razón principal por la que digo esto es que solo te pueden 'descubrir' una vez. Y la realidad es que ese período de descubrimiento ocurrió hace unos 15 o 20 años. Fue entonces cuando Argentina pasó de lo desconocido a lo bien conocido. Pero una vez que el factor novedad disminuye, los países o se hunden o nadan para conservar la popularidad, la calidad y el estilo de los vinos. Y aquí es donde Argentina está luchando.
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-La Argentina se hizo fuerte en el mundo a partir de vinos de buena relación calidad-precio. Tras la fuerte inflación que sufrimos aquí y la suba de costos, ¿se mantiene esa percepción de que los vinos argentinos son una gran oportunidad?
-No creo que los consumidores vean a la Argentina como un terruño en función del precio. Personalmente, no creo que los vinos baratos de Argentina sean mejores que los vinos baratos de cualquier otro lugar del mundo. En realidad, pueden ser peores. En mis degustaciones por ejemplo, encuentro que el vino argentino barato tiene un sabor barato y, a menudo, con esas cualidades que le da el falso roble. La Argentina no se restablecerá en función de la relación calidad-precio porque, francamente, sus vinos más económicos no se destacan y no se distinguen. Personalmente, prefiero tomar un vino barato español, portugués o italiano que un vino barato argentino o chileno. Los europeos son simplemente mejores.
-¿Cómo es el presente del Malbec y cuáles son las perspectivas, especialmente en Estados Unidos y Reino Unido, dos de los mercados más fuertes para esta variedad? ¿Se mantiene el "romance" entre los consumidores y la cepa estrella de la Argentina?
-El Malbec sigue siendo la uva característica de Argentina, pero ese "romance" que existió hace ocho o diez años se ha enfriado. Los romances siempre comienzan con ímpetu y luego se enfrían con el tiempo. Ahí es donde entra la fuerza de una relación y no estoy seguro de que la relación entre el bebedor de vino estadounidense y el Malbec sea tan fuerte como podríamos esperar.
-¿Qué estilo de Malbec y de qué regiones de la Argentina son los que hoy más te entusiasman?
-Para mí, los vinos que están al más alto nivel son los de altitud, de zonas como Gualtallary, Chacayes, La Consulta y Altamira. Aprecio la frescura de estos vinos. Todavía me gusta el Malbec de Luján de Cuyo, mientras que encuentro que los vinos de Salta son algo inconsistentes; mientras que el clima patagónico es demasiado frío para un gran Malbec.
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-En tus publicaciones, siempre le dedicás espacio al Cabernet Franc de Argentina. ¿Qué opinión tenés de esta cepa en general? ¿Puede la Argentina hacerse un lugar en el mundo con esta uva a pesar de tener apenas 1.000 hectáreas?
-Argentina puede ganar notoriedad y críticas positivas de la mano del Cabernet Franc, pero claramente, nunca va a ser un motor económico para la vitivinicultura con tan pocas hectáreas plantadas.
-¿Y qué hay sobre los vinos blancos argentinos? Por lo que vimos, al Torrontés no le fue tan bien en el exterior…
El Torrontés no se vende bien en el exterior porque, en general, es una uva blanca aburrida que es propensa a tener defectos, como un exceso de fenólicos y pirazinas, además de mostrar un envejecimiento deficiente. Está bien para beber algo rápido, pero no es una uva de clase mundial, así de simple. Creo que el vino blanco argentino es todavía una novedad; aunque estoy encontrando un número creciente de buenos Chardonnay de zonas de gran altitud en el Valle de Uco, particularmente Gualtallary y San Pablo.
-Uno de los puntos que vas a tocar en tus charlas en la Argentina es sobre las "trampas" que deben evitar las bodegas argentinas. ¿A qué te referís con eso?
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-Me refiero a una de esas trampas en las que ya cayó la Argentina: copiar los llamados 'critter wines', que le causaron daño a Australia. Son vinos basura destinados a compradores ingenuos a los que les gustan las etiquetas. Afortunadamente, no he visto demasiados vinos de este tipo últimamente, así que creo que la Argentina se dio cuenta de que estos vinos no tienen poder de permanencia y no transmiten ningún sentido de calidad o clase. Otra trampa es pensar que los vinos como Torrontés, Cabernet Franc, Sauvignon Blanc o Syrah alguna vez se venderán en grandes cantidades. No lo harán, porque la Argentina, para bien o para mal, está ligada al Malbec.
-Si hablamos de sustentabilidad, ¿qué es lo que más valoran los consumidores a nivel internacional y qué pueden hacer las bodegas para destacarse?
-Ante todo, eliminar las botellas pesadas e incorporar más la tapa a rosca. Pero ante todo, sin dudas, es suprimir esas botellas de 2 kilos, destinadas a transmitir una sensación de poder. Más grande no es mejor si estamos hablando de sustentabilidad. ¿Quién quiere una botella de vino que pese 3 kilos cuando está llena? Nadie que se preocupe por el medio ambiente, eso es seguro.
-Pensando en el futuro, ¿cómo imaginás a la industria del vino argentino de aquí a diez años?
-Probablemente bastante similar a lo que es hoy. Como dije: el período de descubrimiento que benefició a Argentina desde 2001-2013 ya expiró. No estoy muy seguro de por qué, pero siento que los amantes del vino y los viajeros estadounidenses que conozco ya han viajado a la Argentina y los jóvenes no son curiosos. Están felices de sentarse y jugar con sus iPhones, estar en las redes sociales y jugar videojuegos. No tienen tanta hambre de viajar, aprender idiomas extranjeros o explorar como los de mi generación. Cuando puedes ver fotos en Instagram, ¿por qué viajar? Esa parece ser la actitud millennial.
Dato útil
El seminario de Michael Schachner, organizado por Vinventions Argentina, tendrá lugar el lunes 12 de agosto en el Bistró de Faena Hotel. Las entradas están disponibles en este link. Para más info: [email protected]