Informe destaca que la tecnología en Argentina es la más cara y atrasada de la región
Un informe privado destaca que las computadoras, los celulares y las tablets son más caros en la Argentina que en otros países de América latina y mucho más que en Estados Unidos. El informe destaca, además, que en la mayoría de los casos, los productos disponibles aquí son menos avanzados que en el resto de la región.
Se trata de la 16ª edición del Índice de Brecha Digital de la consultora Marco Marketing Consultants, que compara las posibilidades de acceso a una canasta de productos tecnológicos en Estados Unidos y varios países de América latina.
En esta edición, el estudio incluyó a la Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú. La canasta, a su vez, estuvo compuesta por notebooks, ultrabooks, AIO (all in one), tablets y smartphones, según La Nación.
Para el caso argentino, sus conclusiones son terminantes: "En cuanto a los precios de los productos en dólares, en la Argentina se encuentran los valores más altos de todos, en cada uno de los productos seleccionados". De hecho, una notebook que en el país cuesta u$s1.389, es 11% más barata en Brasil y en Chile, y 45% más barata en Colombia. En Estados Unidos, una notebook de características similares se consigue por sólo 634 dólares.
Con los smartphones (se tomó en cuenta el precio de equipos liberados, sin planes), la diferencia entre los precios en la Argentina y en los demás países de la región es aun mayor. Aquí, el precio promedio de un teléfono de última tecnología es de u$s1.129, u$s400 más caro que en Brasil, Chile y Perú, y u$s450 más costoso que en México y Colombia. También en tablets, AIO y ultrabooks los precios locales son, según el estudio de Marco, más altos que en los demás países analizados.
La consultora también midió el acceso a la canasta digital tomando en cuenta los salarios promedio de los distintos países. La cantidad de salarios necesarios para acceder a los distintos productos es más alta en la Argentina que en los demás países de la región y muchísimo mayor que en Estados Unidos.
La única excepción son las notebooks, donde en la Argentina se necesitan 2,15 sueldos promedio para comprar un equipo como el considerado (con procesador Intel Core i7, o i5, 2,8 GHz, disco rígido de 1TB, 8 GB de RAM y Windows 8) y en Perú se necesitan 2,17 sueldos. En Brasil, en tanto, son necesarios 1,5 sueldos promedio para comprar ese equipo, y en Estados Unidos, 0,15 sueldos.
Pero los problemas con el acceso a la tecnología en la Argentina no se limitan a los altos precios, sino a la poca disponibilidad de bienes de última tecnología. "Frente a Brasil, Chile y México, la Argentina es el único país que no dispone de los mismos productos en cuanto a características avanzadas", dijo Ramiro Izurieta, gerente general de Marco para el Cono Sur, y aclaró que "la única excepción son los smartphones", donde sí se ha renovado la oferta local.
Según Izurieta, en los demás países analizados "se encuentra una mayor variedad de marcas, de características y modelos similares a los que se encuentran en Estados Unidos, por ejemplo".
El ejecutivo de Marco señaló que, en el caso de la Argentina, las notebooks y los smartphones que se seleccionaron para el estudio son producidos en Tierra del Fuego (donde todo se fabrica con ventajas impositivas frente a los importados). En el caso de las ultrabooks y las AIO, algunas son producidas localmente y otras son importadas, mientras que las tablets seleccionadas son, principalmente, importadas, según La Nación.
Alejandro Mayoral, presidente de Afarte, la cámara que agrupa a las terminales de Tierra del Fuego, hizo algunas observaciones al estudio. Sobre los precios de los celulares, dijo: "A nivel internacional las marcas establecen precios similares para todos los países y las diferencias dependen de las políticas comerciales de los operadores".
Respecto de las notebooks, explicó que en la Argentina se encuentran, para las marcas que se producen localmente, equipos con las mismas características que en los países cercanos y dijo que los precios dependen "de la estructura impositiva" de cada país, por lo que consideró que la comparación "no es adecuada"