4 claves para entrenar y ganar masa muscular
Ganar masa muscular e hipertrofiar son dos objetivos que muchas personas tienen en sus vidas. Quizás incluso sean más difíciles que perder grasa, ya que para lograrlo el cuerpo necesita aumentar la ingesta de calorías, y un error en los cálculos puede suponer que el cuerpo acumule más grasa de la deseada.
Porque es un proceso complejo, en el que intervienen una serie de variables clave que se deben atender, es importante conocer cuáles son las claves para ganar masa muscular. A partir de estos consejos el proceso será más sencillo y se llegará al objetivo con mayor facilidad e información.
La ingesta de calorías
Es prácticamente imposible ganar masa muscular si las calorías que se ingieren no superan a las que se gastan. Siempre es importante considerar que el balance energético tiene que ser positivo, no negativo; allí está la principal diferencia entre un plan de alimentación para bajar de peso y uno orientado a ganar masa muscular y, en consecuencia, aumentar de peso.
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Este balance debe cerrar en lo que se conoce como superávit calórico. Los especialistas recomiendan que sea de entre 200 y 500 calorías, es decir, que sean entre 200 y 500 las calorías que se consumen por encima del valor estándar de alimentación recomendado para la persona.
Proteínas, pero en su justa medida
Las proteínas son, sin dudas, el macronutriente más importante para llegar a cumplir el objetivo de ganancia muscular. Se trata del componente básico que los músculos necesitan para desarrollarse, crecer y llegar a hipertrofiarse, lo cual hace que lleguen a marcarse debajo de la piel. ¿Cuántas proteínas consumir? En personas que entrenan y tienen un objetivo determinado, se recomienda que la ingesta proteica llegue al menos a 1.6 gramos por kilo de peso corporal, ese es el valor mínimo. Mientras que este sería el límite inferior, 2.5 gramos por kilo sería el límite superior.
En este punto es esencial tener en cuenta que el cuerpo está capacitado para absorber una determinada cantidad de proteínas y no más. Consumir más proteínas de lo recomendado -tanto en quienes entrenan regularmente como en quienes no lo hacen- no tendrá ningún impacto en la masa muscular, ni tampoco en la nutrición. En algunos casos, cuando la ingesta es muy alta, puede llegar a ser perjudicial para la salud del sistema digestivo y de los riñones, que son los órganos que procesan y eliminan los residuos del cuerpo.
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Aunque las recomendaciones son estándar y generales, la realidad es que cada cuerpo es distinto a los demás. Por eso, siempre que se quiera cambiar el plan de alimentación o comenzar uno nuevo -independientemente de que sea para ganar masa muscular o para otra meta- es necesario consultar con un profesional de la nutrición. Así, será posible diseñar una dieta personalizada, que cumpla con las necesidades de la persona y que a su vez le permita llegar a su meta.
El descanso, un aspecto infaltable
Este tip aplica para todos los aspectos de la vida y para cualquier objetivo que se quiera cumplir en la vida. El descanso es fundamental, dado que el cuerpo necesita de esas horas para recuperarse de la energía que gastó en el día, tanto a nivel físico como mental.
La recomendación general es dormir al menos siete horas diarias, aunque lo ideal es que sean ocho. Además del tiempo, es necesario prestar atención a la calidad de sueño que se alcanza durante ese período. No es lo mismo dormir que tener un descanso profundo y adecuado, que permita estar "como nuevo" al día siguiente.
La disciplina como base
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Si el objetivo es ganar masa muscular es necesario ser disciplinado, precisamente por la dificultad que reviste esta meta. Así, se aconseja entrenar la mayor cantidad de veces posible -siempre permitiéndole al cuerpo recuperarse y descansar- y hacerlo de manera integral. ¿Qué significa esto? Que se deben ejercitar todos los grupos musculares.
Pero todo el entrenamiento tiene que estar supervisado por un profesional del deporte y del entrenamiento, que conozca cómo funciona el cuerpo humano y que sepa cómo se deben complementar los ejercicios y el descanso, todo el función de las características de la persona. Siempre es necesario tener en cuenta este aspecto y no comenzar un entrenamiento por cuenta propia, sobre todo si es de alta intensidad y hay riesgos de lesiones severas.
Entrenar en exceso también es riesgoso
Hacer ejercicio de manera frecuente y constante es uno de los principales pilares para llevar una vida saludable. Según cuáles sean los objetivos de cada persona se recomienda la intensidad y el tipo de disciplina, pero en líneas generales se aconseja una frecuencia de dos o tres veces por semana.Hay quienes eligen aumentar la cantidad de veces que practican ejercicio en su vida cotidiana, dado que tiene una meta que quieren alcanzar o simplemente disfrutan de la actividad. Es allí donde hay que poner el foco en relación a la sobrecarga del cuerpo.
Así como se sabe que el sedentarismo extremo es perjudicial para la salud por diversos motivos, tanto a corto como a largo plazo, también existe la versión opuesta, que se conoce como sobreentrenamiento. Se da cuando se exige demasiado al cuerpo, muy por encima de sus posibilidades, y causa el efecto contrario al que se busca.
Es importante saber reconocer esta condición, entender cuáles son sus síntomas y por qué se produce, dado que así será más fácil prevenirla y tratarla, en caso de que aparezca.
La primera de las manifestaciones que aparecen en el cuerpo es el dolor muscular prolongado, que es mucho más intenso que las molestias que suelen aparecer luego de la práctica de cualquier deporte y que son esperables. En los casos en que el dolor se prolonga más de dos o tres días y no permite realizar de manera normal las actividades cotidianas -incluso entrenar-, es posible estar frente a esta situación.
Otro síntoma del sobreentrenamiento es el cansancio generalizado, particularmente aquel que persiste en el tiempo. Este síntoma disminuye la cantidad o la efectividad de los glóbulos rojos para transportar oxígeno a las células, lo cual da como resultado un cuerpo más cansado.
Aunque parezca paradojal, es común que los cuerpos sobreentrenados aumenten de peso.
La explicación está en el cortisol y la situación de estrés continuo que padece el organismo en ese estado. El cuerpo genera una mayor cantidad de esta hormona que lo prepara para una situación de "escape", en términos biológicos, lo cual a su vez, provoca el aumento de glucosa en la sangre. En la misma cadena, el páncreas segrega insulina para reducir los niveles de glucosa, que es insuficiente debido a la continua segregación de cortisol. Es ese exceso de glucosa el que acaba convirtiéndose en grasa, motivo por el que el cuerpo aumenta de peso a pesar de las largas jornadas de entrenamiento.
Una consecuencia directa de los bajos niveles de grasa en el cuerpo son las lesiones más frecuentes, al igual que el descenso en el rendimiento deportivo.
A su vez, cabe mencionar que la importancia del descanso para el deportista radica en que facilita al cuerpo regenerarse y adaptarse al esfuerzo. La falta de ese descanso es otra de las causas de las lesiones, que suelen estar precedidas por contracturas, molestias y dolores.
El sobreentrenamiento también puede desencadenar un debilitamiento del sistema inmunitario. La consecuencia más clara es la aparición de algunas enfermedades, especialmente las infecciosas. Además, en muchos casos suelen aparecer alteraciones hormonales, que se manifiestan de maneras distintas en hombres y mujeres. Mientras que las mujeres pueden padecer una disminución del volumen menstrual o patologías como la tríada de la mujer deportista, los hombres suelen manifestar una disminución de la libido.
A pesar del cansancio corporal es común que quienes entrenan en exceso sufran insomnio o dificultad para conciliar el sueño. La causa es la excitación elevada del sistema nervioso simpático, que se encarga de poner en alerta a nuestro organismo en situaciones de estrés. A pesar de querer descansar, el cuerpo aún mantiene activo este sistema de alerta, lo cual le dificulta redirigir la energía para dormir.
Por último, el sobreentrenamiento también puede impactar negativamente en el estado de ánimo. Esto se explica porque la continua situación de estrés a la que está sometida el cuerpo provoca la aparición de cortisol, una hormona que se suele asociar con la ansiedad y la irritabilidad.
Todos los síntomas mencionados permiten concluir que el exceso de ejercicio puede ser tan perjudicial como el sedentarismo. Lo ideal es encontrar un equilibrio, que permita hacer actividad física y también tener tiempo para descansar y que el cuerpo recupere su energía. No siempre hay que ir por más.