El futuro de las PASO, tema clave de la política: cuáles son las estrategias del Gobierno y la oposición
Los cambios en el Gabinete pasaron sin pena ni gloria. Más allá de las apostillas biográficas de los que se van y de los que ingresan, se repiten pasos de baile que no generan grandes expectativas y solo confirman el lento y persistente desgaste del Frente de Todos como administración y espacio político.
Podría sintetizarse diciendo que se escucharon las mismas especulaciones que en otras movidas ministeriales, pero con menos entusiasmo por parte de cada uno de los sectores en pugna. El Presidente expresando por lo bajo que le correspondía a él elegir los reemplazos porque "eran suyos" los que se iban solo confirma su debilidad. Casi una versión remixada de "El hombre que está solo y espera" de Scalabrini Ortiz adaptada al siglo XXI en formato apto para redes sociales. Sin restarle relevancia a las nuevas ministras de Trabajo, Desarrollo Social y Mujeres, Género y Diversidad, lo cierto es que el partido por el campeonato se juega en la economía.
La política, enfocada en las PASO
La, política mientras tanto, sigue cocinando la definición de un tema vital: las reglas de juego para el 2023, tanto a nivel nacional como de cada una de las provincias.
Referentes kirchneristas y gobernadores comenzaron semanas atrás a manifestar la necesidad de evitar gastos y votaciones múltiples lo que lisa y llanamente se traduce como suspensión y/o eliminación de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO).
La primera reacción de Juntos por el Cambio fue de rechazo firme. Pero con el correr de los días y en reuniones reservadas hay quienes empezaron desde ese espacio a barajar que quizás haya que indignarse sin demasiadas exageraciones. Es cierto que las PASO les dieron muchas alegrías. Pero en esta coyuntura específica de la coalición opositora cada fuerza individualmente tiene motivos para reexaminar la cuestión.
Para la UCR, estructura con mayor capilaridad a nivel nacional y numerosa cantidad de afiliados, otros mecanismos alternativos pueden resultar seductores. No faltan viejos militantes con boinas blancas que recuerdan que en plena euforia del FREPASO fue "el partido" con sus comités y sus punteros el que les permitió imponerse, aun con un candidato discreto como Fernando De la Rúa. Mucha agua pasó debajo del puente, es cierto, pero la jurisprudencia está.
Por su parte, Mauricio Macri se ilusiona con la posibilidad de una aclamación que le evite la competencia con sus subordinados de ayer. La próxima presentación de su nuevo libro y las permanentes recorridas territoriales sugieren que el segundo tiempo lo quiere jugar en la cancha y con el 10 en la espalda. Confía en que la situación del oficialismo se siga complicando y que su imagen recupere el brillo necesario para ampararse luego en "encuestas confiables" que consagren su postulación.
En tanto, en las filas de la Coalición Cívica son plenamente conscientes de que su fuerza para "colar" diputados nacionales y provinciales descansa más en el carisma de Carrió que en los armados electorales. Quizás ningún otro protagonista haya comprendido mejor y sacado más provecho a la "democracia de audiencias" que Lilita.
Por supuesto que, en un contexto tan inestable, con el fenómeno Milei dando vueltas y la insatisfacción de sectores importantes de la sociedad con "los políticos", la jugada no está exenta de riesgos. En los juegos del poder los cálculos pueden fallar. Y el hecho de que CFK y los suyos impulsen la iniciativa debiera llevarlos a no subestimar los peligros.
La postura del Presidente, una incógnita
Los únicos que defienden genuinamente la continuidad de las PASO son los dirigentes del Frente de Izquierda de los Trabajadores, los verdaderos beneficiarios del sistema. Antes de las primarias, la multitud de sellos y partidos socialistas y obreros se perdían en fragmentos intrascendentes y sin representación en el Congreso y las Legislaturas. Ahora, han encontrado el artefacto que les permite existir en formato de bancadas y no están resignados a perderlo.
Para los libertarios, la cuestión es estrictamente táctica. Decidirán de acuerdo a lo que más les convenga. Y nada indica que la vigencia de las internas abiertas sea útil a sus objetivos. Además, hasta pueden justificar doctrinariamente su posición amparándose en la no intromisión del Estado en la selección de candidatos y en la necesidad de ahorrar dineros de los contribuyentes.
Resta saber cuál será la actitud de Alberto Fernández. Si su posición lateral en el esquema de poder le reserva solo cierta capacidad de daño, este sería un tema especialmente importante para ejercerla. Con los pocos diputados oficialistas de los movimientos sociales que le son afines y la burocracia estatal que requiere de su firma podría entorpecer los planes de muchas y de muchos. Una suerte de consuelo y venganza después de tantos destratos recibidos.