Massa se desmarca del peronismo, aprovecha errores de Milei y abraza un cambio de agenda económica
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El candidato presidencial de Unión por la Patria, Sergio Massa, se desmarca del peronismo puro y duro, abraza una agenda ortodoxa para seducir a sectores de centro y aprovecha los errores de su adversario de La Libertad Avanza, Javier Milei. Entre otras banderas, ahora tomó nuevamente la de terminar con los planes sociales y convertirlos en trabajo real, aunque hasta ahora nunca lo cumplió.
El ministro de Economía y candidato presidencial diseña estrategias para captar al electorado de centro y al votante radical de a pie. Parte del trabajo lo hizo el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, quien esta semana dijo que "hará todo lo posible para que no gane Milei".
Morales no solo detesta a Mauricio Macri y a Milei, sino que además tiene una vieja alianza con Massa, al que todos en el radicalismo descuentan que va a votar en el balotaje del 19 de noviembre próximo. En su provincia, Juntos por el Cambio salió tercero en las elecciones de octubre y Patricia Bullrich sospecha que le jugó en contra.
La diputada electa Diana Mondino obligó a Milei a aclarar esta semana que la venta libre de órganos no está en su programa de gobierno, porque la economista la había respaldado como "algo fantástico". Estos son los errores que Massa espera de Milei y sus voceros.
"Hay que dejarlos hablar", señaló a iProfesional uno de los funcionarios que rodean a Massa. Es por eso que el candidato y ministro aprovechó la patinada de la economista para decir que él "defiende la vida, que no se compra ni se vende".
Mondino dijo luego que el matrimonio igualitario es equiparable "a tener piojos" y que si "vos no te bañas y tenés piojos, aguantate lo que digan otros que no le gusta que tengas pijos". De todos modos, Mondino aclaró que está a favor de la ley de matrimonio igualitario "si a dos los hacen más felices en su proyecto de vida". Massa podría aprovechar esa nueva extraña comparación de la economista.
Massa, atento a sacar partido de los deslices de sus rivales
Massa aprovecha los errores del adversario para disimular su propia crisis de emisión, inflación, problemas cambiarios, falta de dólares y escasez de combustible, que fue parte de la impericia de su gobierno y de La Cámpora en YPF.
A principios de semana, Massa advirtió que Milei pondría la nafta a 800 pesos y él la mantendría a 350, pero para destrabar el abastecimiento aumentó el combustible un 10%.
Luego aprovechó una frase poco feliz de Bullrich: "Ojalá explote todo antes del balotaje". Massa solo contestó lo evidente: que eso les haría mal a todos los argentinos. A veces, los opositores se la dejan servida en bandeja a Massa. Los macristas estaban que trinaban con Bullrich.
La táctica para ampliar la base de votantes de Massa
El ministro candidato ahora procura no mostrarse con dirigentes peronistas de la vieja guardia, niega ser kirchnerista, apartó de sus actos a la vicepresidenta Cristina Kirchner y al diputado Máximo Kirchner, asegura que él es presidente del Frente Renovador y no de Unión por la Patria, y rechaza actos políticos con la CGT de los "gordos". Aunque la presión sindical podría obligarlo a ir a un acto.
Además, Massa recitó el preámbulo de la Constitución en Tucumán, el domingo pasado, como hizo Raúl Alfonsín en el cierre de campaña antes de las elecciones del 30 de octubre de 1983. El ministro fue el que más celebró el aniversario 40 de esas elecciones y fue a cenar a una fiesta en un comité radical K liderada por los ex radicales Leopoldo Moreau, Cecilia Moreau y Leandro Santoro, Sergio Palazzo y Gustavo López, donde los dirigentes cantaron "Massa presidente".
La idea de los estregas de campaña de Massa liderados por Antoni Gutiérrez Rubí es ampliar la base de sustentación del voto peronista y expandirse a otros partidos, para lo cual piensa capitalizar el miedo que infunde la personalidad explosiva de Milei como futuro presidente. El cuñado de Massa, Sebastián Galmarini, hace el punteo de territorios en donde Massa debe levantar el nivel de votantes para agregarle 14 puntos a su elección de octubre, de casi 37%.
En lo discursivo, el nuevo Massa asegura que sus políticas estarán mucho más al centro que las del kirchnerismo. Habló de unificar empresas públicas, prometió buscar el superávit fiscal, bajar el gasto público, apoyar al sector agropecuario, y desempolvó el proyecto de convertir los planes sociales en "planes de inclusión laboral" con capacitación y empleo genuino con incentivos a los empresarios para contratarlos.
Una vez más, Massa anunció que los planes sociales se convertirán en empleo. Massa también firmó un DNU por el cual el Plan Potenciar Trabajo pasará desde el 1ro de enero de 2024 del Ministerio de Desarrollo Social al Ministerio de Trabajo para sacárselos al Movimiento Evita de Emilio Pérsico, de Barrios de Pie de Daniel Menéndez y del Frente de Trabajadores Excluidos de Juan Grabois, los piqueteros K.
Ese plan ahora vuelve a ser cuestionado por el fiscal Guillermo Marijuán, cercano a Massa, por irregularidades: hubo beneficiarios que viajaban en cruceros o a destinos de lujo y el Gobierno dio de baja 1122 programas entre 160 mil cuestionados por el fiscal. Es un clásico: en tiempos de elecciones siempre el peronismo promete cambiar los planes sociales por trabajo, pero durante sus gobiernos los aumenta.
En busca del equilibrio fiscal (y los votos)
El equilibrio fiscal o superávit podría tener dos herramientas en el laboratorio de Massa. Una es eliminar exenciones y dispensas tributarias por el 4,7% del PBI. La otra el aumento de las exportaciones agropecuarias por el fin de la sequía y de las ventas externas de litio, además de la reducción de importaciones de energía por el gasoducto de Vaca Muerta.
El ministro de Economía les dio luz verde a sus diputados para que impulsen en el Congreso la votación de una separata por la cual se eliminarían exenciones impositivas a diversos sectores empresarios, como la de Tierra del Fuego. Esos retoques implicarían recaudar un 4,7%% más del PBI en nuevos ingresos públicos en la ley de Presupuesto 2024.
En el Congreso comenzó a tratarse y no hay orden por ahora de detenerlo. "Se empezó a tratar en el Presupuesto y no hay indicaciones de frenar", señaló una fuente parlamentaria.
Un paper secreto de la Comisión de Presupuesto se titula "Conclusiones". Y dice: "El gasto tributario y el conjunto de exenciones y dispensas impositivas representarán, en el año fiscal de 2024, un impacto negativo en la recaudación nacional de 4,72% del PIB. Esa pérdida de recaudación –que compite con la posibilidad de diseñar un sendero fiscal de mediano plazo con superávits primarios sostenibles- podría ser analizada y evaluada por el Honorable Congreso de la Nación a efectos de, por la vía legislativa, ser reducida".
Y continúa: "En el mismo sentido podrían evaluarse otras alternativas ajenas al gasto tributario, siguiendo las conclusiones a las que arribara el Pilar II de la Solución Global de la OCDE, que asegure que las grandes empresas estén sujetas a un tipo impositivo mínimo del 15%.
"Con objetivo de facilitar dicho análisis el Poder Ejecutivo Nacional ha identificado gastos tributarios y beneficios impositivos con impacto presupuestario negativo (2,24% del PIB) pasibles de ser reducidos a fin de propender al logro de cuentas fiscales sostenibles que permitan el financiamiento de políticas públicas prioritarias y mantener resultados primarios positivos", añade el paper.
La otra apuesta de Massa para reducir el déficit fiscal es el clima. Con el advenimiento de la corriente de El Niño, el ministro descuenta que en 2024 habrá unos 20.000 millones de dólares de nuevos ingresos por exportaciones agropecuarias, mientras que se reducirían unos 5.000 millones las importaciones de crudo por el nuevo gasoducto Néstor Kirchner. De allí, su esperanza de poder equilibrar el déficit fiscal el año próximo sin echar empleados públicos ni reducir gastos que afecten al peronismo.
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Este año, se incumpliría la meta del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, porque Massa debe ganar las elecciones. El año próximo, podría cumplirla sin bajar gastos que impliquen un costo político.