Separados y sin cambio: la derrota de Bullrich puso al borde la fractura a JxC
La que se hubiese constituído allá por 2015, como la mayor alianza opositora al peronismo, empezó anoche su proceso de desguace, luego de su segunda derrota electoral por una elección presidencial y después de una interna desgarradora que dejó heridas profundas e insanables.
Lo primero que hay que analizar es el comportamiento del radicalismo, parte sustancial de esta alianza, a partir de haber conseguido nada menos que ocho gobernadores en todo el país. Y, por otro lado, el desgaste y casi desaparición de los dirigentes de mayor peso del PRO, que vuelve a refugiarse en el gobierno vecinal de la CABA, como fue su origen, en el mejor de los casos.
Claramente, el radicalismo no acompañó la candidatura presidencial de Patricia Bullrich. Los gobernadores que desdoblaron sus elecciones y aquellos que ganaron sus gobernaciones en otro momento, venciendo al oficialismo peronista que desdobló, no movieron un dedo en el interior para acompañar a la postulante.
Juntos por el Cambio que ganó en Chaco la gobernación, perdió por escándalo la presidencial, salió tercero con un mísero 24% de los votos. En Jujuy, donde ya gobernó dos períodos Gerardo Morales, sacó menos del 20%. En Corrientes, en la que Gustavo Valdes parece invencible, se impuso curiosamente Sergio Massa. En la Santa Fe en que Maximiliano Pullaro acaba de arrasar con casi el 60% de los votos, Bullrich quedó tercera, con menos de la mitad de ese porcentaje.
La influencia de la UCR
Los caciques radicales del interior le sacaron el cuerpo a la postulante presidencial, nadie movió ni un mínimo del aparato político que los llevó a la gobernación, la empujaron al abismo. Lo mismo pasó en la CABA. Solo una parte del votante de Martín Lousteau acompañó a Jorge Macri, y le resultó a Leandro Santoro la estrategia de convocar a esos electores. Juntos en la competencia interna de las PASO, Macri y Lousteau superaron el 55% de los votos, ayer el primo del ex presidente no llegó al 50% y deberá enfrentar un ballotage, contra el candidato de Unión por la Patria, que creció 10 puntos porcentuales, 6 de ellos, evidentemente, fruto del origen radical común con el economista derrotado en la PASO.
¿Por qué el radicalismo funcionó así? Sencillo: "era la oportunidad de sacarnos de encima al PRO. Acá hay que barajar y dar de vuelta. Tenemos 8 gobernadores, somos la principal fuerza opositora en ambas Cámaras del Congreso, tenemos dirigentes de peso nacional muy relevantes que han surgido de la renovación generacional, y el PRO no tiene nada, es un partido vecinal que en el mejor de los casos ganará la Ciudad, y que no podrá gobernar sin nuestro bloque en la legislatura, y que, de acuerdo a esta elección, no hizo surgir una sola figura de peso nacional que pueda pensar en la presidencia dentro de cuatro años. Basta de PRO, ahora si quieren seguirnos serán bienvenidos, pero mandamos nosotros", explica, envalentonado, el histórico dirigente de la UCR.
No se equivoca. Horacio Rodríguez Larreta, máximo aspirante a la presidencia de los amarillos desde el fracaso reeleccionista de Mauricio Macri, pereció en la interna con Bullrich, obteniendo un mísero 10% de los votos. Ya sin un Estado para gobernar y por ende, sin una caja en la que apoyarse, ha desaparecido como postulante viable a la presidencia. La propia Bullrich después de esta derrota, parece diluida. Va a tener 71 años en la próxima presidencial y el espacio se colocó detrás de ella, casi por inercia. De todo este proceso electoral 2023, sólo surgió como figura relevante Ignacio Torres, nuevo gobernador de Chubut, todavía demasiado joven para liderar y con la dificultad de representar una provincia con muy poco peso electoral nacional.
¿Macri juega para MIlei?
Por otro lado está Macri. Si el ex presidente convoca a apoyar a Javier Milei en el balotaje, seguramente una parte del espacio le responda, pero otra parte no lo haga ni por casualidad. "Por ejemplo, el sector que responde a (Emilio) Monzó, que trabajó con Bullrich, va a volcarse masivamente a Massa. Lo que quede del larretismo también y hay una parte de los restos del bullrichismo que quedó muy lastimada y va a desentenderse de la segunda vuelta", explica una fuente del partido amarillo.
El liderazgo de Macri es, a esta altura, magro. Su imagen pública general no es buena, y tampoco tiene como ilusionar con un regreso. Apenas buscará contener dirigentes en el gobierno porteño bajo el ala del primo Jorge, muy poco para dar pelea a nivel nacional. Y por cierto como está dicho, los radicales van a hacer su juego.
El PRO entonces, parece haber terminado como protagonista de la política argentina. Retrocedió a sus orígenes, transformándose en aquel novel partido local fundado por Macri: Compromiso para el Cambio, que solo tiene capacidad de imponerse en la Ciudad de Buenos Aires. Habrá que ver si los radicales consiguen quedarse con sus "restos" en el interior y en el Congreso, para consolidar más su poder.