El Congreso que viene tras las elecciones: ¿diálogo "obligado" o crisis institucional?
La composición del Senado y de la Cámara de Diputados cambiará el 10 de diciembre y, en base a los resultados de las PASO, se perfila un mayor equilibrio entre el oficialismo y la oposición. Si bien esto se definirá en las elecciones legislativas del 14 de noviembre, en ambos bloques ya hay evaluaciones preliminares sobre dos escenarios posibles.
Lo que todos intentan vislumbrar es cómo serán los dos años que el gobierno de Alberto Fernández tiene por delante, en base a la tensión interna que el Frente de Todos expuso públicamente tras la derrota en las PASO de septiembre y al músculo político con el que salió Juntos por el Cambio de esa primera instancia electoral.
Si los resultados de las primarias se repitieran en noviembre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio quedarían virtualmente empatados en la Cámara baja, mientras que en el Senado la bancada oficialista perdería el quórum propio.
Esta situación, según consideraron fuentes parlamentarias consultadas por iProfesional podría derivar en mayor necesidad de diálogo y búsqueda de acuerdos para que el Congreso sancione leyes o, en su defecto, en una suerte de parálisis que agravaría la ya delicada situación económica y política.
Si bien aclaran que "todavía no se ganó nada" y que hay que esperar a los comicios del 14 de noviembre, en Juntos por el Cambio ya se manejan esas dos hipótesis como los escenarios más probables, aunque reconocen que el panorama es más bien de incertidumbre. No hay una visión uniforme sobre el futuro Congreso.
"Si se repiten los resultados de septiembre, el oficialismo se verá obligado a dialogar y a incorporar la agenda de Juntos por el Cambio en los temarios de cada sesión", señaló a este medio un legislador que forma parte del esquema de autoridades del interbloque opositor.
De esta manera, adelantó que hasta 2023 Juntos por el Cambio hará valer su nueva situación parlamentaria y buscará marcarle la agenda al oficialismo. La principal bancada opositora ya dio una primera muestra en ese sentido, al negarle el quórum al Frente de Todos en la última sesión que se convocó y que, finalmente, se frustró.
El oficialismo quería tratar la ley de etiquetado frontal de alimentos y la oposición pegó el faltazo con el argumento de que el temario no había sido consensuado y que el Frente de Todos se negó a incorporar proyectos planteados por Juntos por el Cambio, la ley ovina.
Después de esa primera demostración de fuerza, las autoridades del Frente de Todos y de Juntos por el Cambio reabrieron el diálogo y quedaron cerca de un acuerdo para sesionar la semana próxima con un temario consensuado que incluiría ambos proyectos, según señalaron a iProfesional.
Esa situación de diálogo forzado por las nuevas circunstancias del juego de mayorías y minorías es la que los más optimistas del polo opositor consideran que se empezaría a ver más seguido tras la renovación del Congreso, si se repiten en noviembre los resultados de septiembre.
Sin embargo, los más pesimistas estiman que si se da una nueva derrota del oficialismo podría generarse una crisis institucional a partir de un eventual pase de facturas entre los distintos sectores del Frente de Todos -como ocurrió luego de las PASO- que, combinado con una mayor presencia y presión de Juntos por el Cambio, podría llevar a una parálisis parlamentaria.
En el Frente de Todos descartan esa posibilidad y apuntan contra la actitud que, a la inversa, podría adoptar Juntos por el Cambio en caso de ganar más bancas en el Congreso. Se basan, en parte, en el amague de dirigentes como Patricia Bullrich, Elisa Carrió y la candidata a diputada María Eugenia Vidal con ir por la presidencia de la Cámara de Diputados.
Por otra parte, en la bancada de senadores de Juntos por el Cambio mantienen la cautela. Dicen que para ellos "es una incógnita" la postura que podría tomar la vicepresidenta Cristina Kirchner si el bloque del Frente de Todos pierde la mayoría con la que cuenta actualmente.
"Lo racional sería que haya algún tipo de diálogo pero acá nunca se sabe", deslizó una fuente del interbloque opositor al ser consultada sobre el tema.
No obstante, en el oficialismo replican que ellos siempre mantuvieron abierto el diálogo, pese a que cómoda superioridad que ostentan actualmente les permitió manejar la agenda y controlar los tiempos del Senado.
Al igual que en Diputados, la semana pasada la Cámara alta dio una primera señal de qué podría pasar, en oportunidad de celebrar la primera sesión post elecciones primarias y la primera con presencialidad plena desde el inicio de la pandemia, en marzo de 2020.
Ambas bancadas mostraron, en medio de la puja electoral, cierto nivel de consenso, pese a que el Frente de Todos sigue siendo mayoría. En primer lugar, el regreso a la presencialidad total se dio a través de un acuerdo trabajado por el jefe de la bancada oficialista, José Mayans, y su par de Juntos por el Cambio, Luis Naidenoff, junto a otras autoridades.
Luego se consensuó también el temario de aquella sesión. Si bien el oficialismo metió en la agenda el informe de la Auditoría General de la Nación (AGN) sobre la ejecución presupuestaria de la gestión de Mauricio Macri con el fin de rechazarlo, ambos sectores estuvieron de acuerdo en sesionar con la lista de proyectos que se trató.