Euforia de Alberto por reacción positiva al canje: ya se avanza en plan de reactivación post deuda
Para algunos será simplemente "pasar la página" por primera vez desde el estallido de la pandemia. Para otros, la oportunidad de volver a dominar la agenda pública en medio de la interminable cuarentena que, inevitablemente, se seguirá extendiendo en el área metropolitana. En definitiva, con un argumento o el otro, los funcionarios del área económica creen que, por fin, ha llegado la primera oportunidad para relanzar la administración.
En el equipo económico vivieron el mejor comienzo de semana desde que Alberto Fernández es jefe de Estado. El rally alcista en los mercados financieros -que elevó los precios de los bonos hasta un 11% y el valor de las acciones empresarias un 9% en promedio- fue interpretado por los funcionarios como una virtual aceptación de los acreedores de la propuesta argentina detallada por Martín Guzmán.
Todavía falta poco menos de un mes para conocer los datos concretos de esa adhesión, pero los funcionarios trabajan en distintas medidas para motorizar el relanzamiento de la gestión.
Uno de los responsables de la política económica manifestó a iProfesional que el Presidente les pidió especial atención para enfrentar la crisis pandémica con el mayor esfuerzo. Fue en aquella reunión en Olivos, la única que Fernández presidió frente a los funcionarios económicos.
"Que los argentinos sepan que vamos a estar al lado de ellos", insistió Alberto F. el fin de semana durante un contacto con FM Milenium.
Eso se traducirá, en concreto, en una reformulación del IFE (Ingreso Familiar de Emergencia), que tendrá un cupo más elevado a los actuales $10.000, sobre todo para el castigado AMBA (Área Metropolitana) y la provincia del Chaco. Se entregarán al menos cinco millones de beneficios, entre finales de este mes y parte de agosto, en una suma que podría ser de entre $12.000 a $15.000.
Lo más probable es que ese refuerzo también se distribuya en las zonas más afectadas por la cuarentena, como la ciudad de Córdoba y Río Negro. "Se terminará de resolver en las próximas dos semanas, cuando se aclare el panorama sobre la evolución de la pandemia", dice un funcionario clave del equipo económico.
Además del IFE, ya está la decisión tomada para continuar el Programa ATP, al menos un mes más, por el cual el Estado se hace cargo de una parte de los salarios en las empresas. Continuará bajo la misma regla que en junio (salarios de julio, que se abonarán en los próximos días). Es decir: será equivalente a dos salarios mínimos ($33.750) en las zonas más afectadas por la cuarentena (sobre todo en el AMBA) y a un salario mínimo en el resto del país.
La batería de medidas para la emergencia se completa, ahora, con la ampliación del plan de "créditos a tasa cero", adelantada por iProfesional. Y que habilitará para que monotributistas y autónomos puedan calificar para recibirlos si demuestran que en mayo o junio registraron fuertes caídas en la facturación, en relación al año pasado.
No todo es emergencia
El Gobierno ya dio señales de que está preocupado por mantener el rojo fiscal a raya. Que no se escape más allá del 6,0% a 6,5% del PIB hacia finales de año. Se trata de un bache históricamente elevado, impensado en la era pre pandemia. Pero curiosamente moderado para la emergencia, que también es histórica.
Precisamente, la hipótesis de trabajo refiere a que si -finalmente- se cierra el capítulo de la deuda y el déficit de las cuentas públicas no se ensancha más allá de ese guarismo, hay chances de poner en marcha un plan más ambicioso.
El primer acierto sería que las brechas entre los dólares "paralelo" y los "alternativos" no se agranden respecto del "oficial". Al contrario, lo deseable para los funcionarios es que esa diferencia se achique. Al respecto, ningún funcionario consultado quiere dar pronósticos sobre esa cuestión.
Pero es obvio que hay un deseo de que, en un mercado más calmo, el dólar oficial se vaya acercando a los otros, que hace rato se encuentran bien por encima de los $100.
Una aceleración del "crawling peg" daría la chance de que el tipo de cambio no se atrase. Claro, siempre y cuando se contengan las presiones inflacionarias derivadas de una dinámica que ya viene potenciada desde hace varios años y también de una expectativa alcista, en función de una emisión récord de pesos.
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Para tener en cuenta: si el déficit fiscal termina el año en torno del 6% del PIB apuntado más arriba, la emisión de dinero llegaría al récord de un billón de pesos.
Está claro que la estrategia cambiaria, de ahora en más, debería ser consistente con el plan de absorción de pesos.
El mercado espera que ese sistema de absorción de dinero (pesos devaluados) sea sostenible. En ese sentido, algunos creen que Economía debería emitir bonos de largo plazo, con lo cual -si ese es el plan- debería dar lugar a una ardua negociación con los bancos locales.
¿Se viene una pelea con el sistema financiero?, quiere saber iProfesional y le pregunta a uno de los funcionarios con poder de decisión en el equipo económico. "No hay nada definido", baja la expectativa la fuente consultada.
"Tenemos claro que tenemos que trabajar con los dos brazos. Con uno sobre el tipo de cambio oficial. Y con el otro, sobre el dólar libre. Pero no hay nada resuelto aún", explica el mismo funcionario.
La única admisión refiere a una verdad indiscutible, a esta altura: que la cotización de ese "dólar libre" está más ligada a la política monetaria, que a su vez guarda relación con la alicaída recaudación impositiva y la emisión de pesos.
"Va a ser clave que logremos una contención inflacionaria", asevera el funcionario, siempre en off the record. "Y para eso vamos a trabajar muy fuerte con las expectativas", agrega.
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¿La hora de aflojar controles?
Precisamente, una de las tareas que les pidió el Presidente a su equipo refiere a la convocatoria a las cámaras empresarias, en especial de aquéllas vinculadas a los sectores más golpeados por la pandemia.
La idea pasa por trazar una perspectiva que permita avizorar un "plan de salida" para la actual situación, repleta de restricciones.
Será, sin dudas, un gran desafío: hasta que se desencadenó la ola de contagios, el Gobierno no había podido asentarse con un plan de mediano plazo. Todo había quedado a merced de una buena negociación de la deuda. Es la primera vez que los propios funcionarios advierten que pueden dar vuelta esa página.
Para lograrlo también habrá que ser flexibles, advierten voceros del equipo. En concreto, hacen referencia al súper cepo desplegado por el Banco Central y que puso en cuarentena a las importaciones.
Ante la necesidad de cuidar los escasos dólares de las reservas, el BCRA impuso un férreo cuidado, que sólo podrá ser levantado en caso de un acuerdo por la deuda. Así lo había asegurado el propio Miguel Pesce, ni bien se vio obligado a tomar esa medida extrema.
El entusiasmo volvió al gabinete, acaso por primera vez desde que la pandemia cubrió toda la agenda.
"Ahora es tiempo de tener audacia. Hay que redoblar el esfuerzo y poner más plata en el bolsillo de la gente", pide el ex viceministro de Economía, Roberto Feletti. Un miembro del gabinete que escuchó esa consigna le da la razón.
Las próximas semanas, entonces, y bajo la premisa de que todo se encarrile con la negociación de la deuda, será el tiempo de evaluar la reacción oficial para saltar al próximo capítulo.