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Cimbronazo en el Gobierno en plena cuarentena: qué dice el informe que terminó con el despido de Vanoli

El Gobierno estimaba 3,6 millones de beneficiarios pero se anotaron 12 millones. La mayoría todavía no cobró. Y se prevén nuevos problemas operativos
29/04/2020 - 22:00hs
Cimbronazo en el Gobierno en plena cuarentena: qué dice el informe que terminó con el despido de Vanoli

El desplazamiento de Alejandro Vanoli sorprendió al resto del equipo económico. No porque fuera algo inesperado. Después de la mala praxis del ahora ex funcionario hace cuatro viernes, cuando miles de jubilados salieron a las calles en busca de su dinero en plena cuarentena, en el Gabinete descartaban que la suerte de Vanoli estaba echada.

Pero sorprendió el timing de la decisión de Alberto Fernández al desprenderse de uno de los funcionarios claves para atravesar la cuarentena. Sobre las espaldas de la ANSES carga la enorme responsabilidad de llegar con la ayuda a la franja social más postergada de la Argentina.

Aquel viernes del desastre fue, en verdad, el comienzo de una serie de desavenencias entre Vanoli y el resto de los funcionarios que deben organizar ese verdadero salvataje social. Los reproches puertas adentro de la administración hacia Vanoli fueron creciendo en estas últimas cuatro semanas.

Alberto F. escuchó esas quejas de boca de Santiago Cafiero, su jefe de Gabinete. La situación no dio para más cuando en la Casa Rosada llegaron a la conclusión de que el operativo para pagarles el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) en efectivo a nada menos que cinco millones de personas, corría serio peligro.

Dos funcionarios claves enrolados con ese megaoperativo admitieron, en diálogo con iProfesional, que en varios organismos del Estado hay un inocultable clima de "desesperación" por la falta de organización de cara a esos pagos.

En esos despachos oficiales no ocultan el fastidio hacia Vanoli por la aparente falta de datos para llevar a cabo ese dispositivo.

"Mandaron las planillas de Excel con los nombres de las personas y sus documentos, pero faltan los códigos postales. O directamente las direcciones. No tenemos manera de saber dónde viven. Necesitamos tiempo para organizar todo, pero sin los datos relevantes, no llegamos", revela a iProfesional uno de los funcionarios responsables.

Uno de los organismos en donde existe una gran preocupación por esa organización es el Correo Argentino. Hacia esas oficinas, tal cual lo planeado por Vanoli, deberían trasladarse 1.314.000 personas para cobrar la ayuda especial de $10.000.

Para lograrlo, el Banco Central deberá planear el envío de más de $13.000 millones a las sucursales del Correo de todo el país. Como se llegó a la conclusión que esa estrategia provocaría un caos, se decidió una postergación de ese pago hasta algún momento del mes de junio. O, incluso, a comienzos de julio.

La gota que desbordó el enojo de Alberto

En otras palabras, una persona que tiene evidentes problemas para subsistir en medio de la cuarentena, y reclamó la ayuda de $10.000 en el mes de marzo, recién podría recibirla entre el 4 de junio y el 1 de julio. "Un despropósito", planteó un miembro del equipo económico, que pide el anonimato.

"El Presidente venía viendo que al funcionamiento de la Anses le faltaba la acción y el dinamismo que necesita tener el organismo en la situación de emergencia que atraviesa el país", transmitieron desde la Casa Rosada apenas se conoció el desplazamiento de Vanoli.

"¿Usted se imagina qué pasa si este operativo no se organiza bien? Otro fracaso para pagarle a la gente resulta intolerable. Miles de personas dando vueltas por las calles de todo el país mientras el Presidente les pide un gran esfuerzo para bancar la cuarentena, en una verdadera apuesta por la salud…", cuenta otro protagonista del Gabinete.

El temor a un colapso llegó así a todos los despachos oficiales involucrados. "Lo que debe ser una ayuda en medio de la debacle económica se convertiría en un grave problema social", apunta esa misma fuente.

Hubo dos datos adicionales que precipitaron la salida de Vanoli:

  • Medio millón de personas quedaron afuera de recibir el IFE, aparentemente por una falla en el sistema de la ANSES, que les rechazó la inscripción. Cuentan las fuentes consultadas que Alberto Fernández se exaltó con esta noticia. "Voy a quedar como que restrinjo la ayuda", señalan que apuntó el Presidente a sus hombres de confianza.
  • El segundo detonante fueron las últimas declaraciones públicas de Vanoli. "En principio no se pagará en mayo otro bono extraordinario de $3.000 para los jubilados y pensionados", aseguró a una radio. "Estamos analizando otros instrumentos", apuntó, sin dar mayores precisiones.

Evitar el caos, el desafío de corto plazo

El hecho de que el Presidente haya desplazado a Vanoli sin antes designar a su reemplazante muestra el grado de enojo del mandatario.

Tras la noticia que impactó en el ámbito político, empezó la clásica especulación de nombres, mientras desde la Casa Rosada advierten que deberá ser una persona con un gran manejo de la organización, para poner en marcha el dispositivo a partir del 6 de mayo, con el pago del IFE a cinco millones de personas. "Es algo que requiere una gran eficiencia para poder pagar en efectivo, sin que se arme otro desastre", dicen los funcionarios.

El desafío de cortísimo plazo que le espera al nuevo funcionario es llegar con la ayuda a la gente pero sin que eso se traduzca en movilizaciones desorganizadas, al estilo del "viernes negro".

En aquella jornada de comienzos de este mes, Vanoli selló su salida. Algunos memoriosos recuerdan que Alberto Fernández, en las horas posteriores, ni siquiera quiso recibirlo en la quinta de Olivos. Algo que sí hizo con Miguel Ángel Pesce, presidente del Banco Central, el otro apuntado por las críticas en aquel momento.

Con todos estos antecedentes, esos mismos funcionarios del área económica reconocen que al ex director de la ANSES no le alcanzó con el respaldo que históricamente le dispensó Cristina Kirchner.

Ex titular del BCRA durante parte de la presidencia de CFK, el economista llegó a la ANSES con el apoyo de la vicepresidenta y la confianza de Claudio Moroni, ministro de Trabajo, un hombre fuerte en el gabinete nacional por su cercanía a Alberto F.

Moroni, relatan las fuentes, fue clave en la decisión presidencial porque estaba muy al tanto de las desprolijidades en la gestión de la ANSES.

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