Escándalo en Uruguay: el presidente recortó salarios de estatales por la emergencia y un sindicalista lo insultó por WhatsApp
Es el tema del momento y el centro de las discusiones políticas en Uruguay: el gobierno del presidente Luis Lacalle Pou decidió que, como forma de afrontar la crisis económica impuesta por el coronavirus y la parálisis económica, hay que hacer un recorte de salarios en las franjas superiores de los empleados públicos.
Los descuentos serán desde 5% hasta 20%, dependiendo del nivel de ingreso. Se empezarán a aplicar para los estatales con salarios netos a partir de 80.000 pesos uruguayos –al tipo de cambio oficial, una suma equivalente a unos 120.000 pesos argentinos-.
La medida se extenderá, en principio, por dos meses. Y también alcanza a los funcionarios públicos jubilados, los mandos militares, jubilados militares y las remuneraciones de los ex presidentes. Al presidente, ministros, legisladores y directores de entes públicos y descentralizados se les descontará 20% del salario líquido.
En un país que con una población de 3,5 millones cuenta con 300.000 empleados estatales sólo en la administración central, más las intendencias municipales, esto implica una medida que afecta a gran parte de la población económicamente activa. Y generó una inmediata polémica política.
En realidad, los ánimos ya venían caldeados porque la central sindical PIT-CNT, históricamente vinculada al Frente Amplio –que hace cuatro semanas dejó el gobierno tras 15 años de gestión- convocó a un cacerolazo de protesta, al considerar que de Lacalle estaba haciendo poco para enfrentar la crisis.
Eso generó una respuesta de los partidarios del nuevo gobierno, que a la hora del cacerolazo salieron a los balcones a aplaudir o a cantar el himno nacional. El clima de enfrentamiento puede sintetizarse en el tuit que escribió el ex presidente Julio María Sanguinetti: "Veo con enorme tristeza que se esté invitando a caceroleos, un recurso de protesta que se usó contra la dictadura y no tiene sentido contra un gobierno democrático que no hace un mes está en funciones y que lucha en medio de una emergencia nacional".
Fue en medio de ese clima que el presidente Lacalle Pou convocó a la cúpula sindical de los empleados estatales para adelantarles la medida del recorte salarial en el sector público.
El gobierno, que ya lleva gastados u$s400 millones para cubrir la emergencia, está preocupado por el déficit financiero de 5 puntos del PBI que heredó de la gestión anterior, y no quiere elevar aún más la pesada carga tributaria sobre el sector privado. Basado en esos argumentos y en un principio de "solidaridad" para que se pueda implementar un plan de asignación familiar que llegue a 300.000 canastas.
Como le ocurre a Argentina y otros países de la región, Uruguay percibe como mayor dificultad la asistencia a una masa de trabajadores informales que no cuentan con un salario sino que dependen del ingreso diario para su subsistencia. Se estima que puede haber 400.000 personas en esa situación.
"Fue muy inteligente el hijo de puta"
El capítulo más polémico de la medida de recorte salarial a los empleados públicos llegó con la masificación de un audio de WhatsApp en el cual se escucha un mensaje de Gabriel Molina, integrante del secretariado ejecutivo del PIT-CNT.
Tras explicarles a los miembros del grupo –todos dirigentes sindicales- las medidas que el presidente Lacalle Pou había adelantado al gremio de empleados públicos, pronunció esta frase, que en este momento es la más comentada en las redes sociales de Uruguay: "Realmente fue muy inteligente lo que este hijo de mil puta hizo, disculpen la expresión, espero que este audio quede por acá, que no ande circulando por ningún lado, porque en todo caso se lo diré en la cara cuando algún día me encuentre con él, que voy a tener la suerte de hacerlo".
Por supuesto que, lejos de cumplirse su pedido, el audio circuló, se viralizó y se transformó en un hecho político, al punto que el Partido Nacional –al que pertenece el presidente- emitió un comunicado en el que expresa que la expresión de Molina "es un ataque soez a la institución presidencial y, por extensión, a la institucionalidad republicana.
En el ya famoso audio, el dirigente sindical se lamenta de que la jugada política del presidente deja a los sindicatos expuestos al riesgo de ganarse la antipatía popular. "A nosotros nos dejan muy expuestos porque públicamente salir a decir que no queremos que se nos descuente para darle a los que más precisan nos deja muy mal parados como trabajadores ante un sector grande de la sociedad que creen que nosotros ganamos una millonada de plata", dijo Molina.
Y las críticas no se limitaron a Lacalle sino que también alcanzaron a un correligionario de los sindicalistas, el ex presidente José Mujica, que había expresado su respaldo a la medida del recorte salarial.
Lo cierto es que en el ámbito político uruguayo no se habla de otro tema, y el gobierno ve la oportunidad de ganarle una primera pulseada al sindicalismo, que se ha caracterizado por un estilo de oposición dura y movilización callejera.
La iniciativa del gobierno será puesta a consideración del parlamento y la intención es que sea aprobada rápidamente. La posibilidad de que hubiera cuestionamientos legales para los asalariados de un sector fue lo que convenció al gobierno de no impulsar la medida por decreto.