Rouvier: "Si no hay resultados en la economía a corto plazo, enfrentará a las facciones de la interna peronista"
Desde la asunción del Alberto Fernández en diciembre pasado se han abierto distintos focos en el escenario político y económico. Por eso, a punto de cumplirse tres meses de su Gobierno, iProfesional entrevistó al sociólogo, psicólogo y consultor en opinión pública Ricardo Rouvier, para que analice lo sucedido en este período.
En especial, el especialista y profesor universitario con más de 25 años de experiencia en su rubro hace hincapié en la compleja relación con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, el peronismo y la oposición.
-¿Cuál es su opinión sobre el amplio discurso del Presidente en el inició de sesiones del Congreso?
-Creo que estableció un nuevo estilo de comunicación con un discurso sin altisonancias, moderado y pluralista. De hecho citó a Raúl Alfonsín en varias oportunidades, por lo que se advierte la intención de superar la grieta pero con la UCR, no lo veo así que ocurra con el PRO. Por eso, pienso que Alberto Fernández está más cerca del último Perón, y tiene matices progresistas y no originarios del peronismo tradicional o conservador. En resumen, diría que es heredero de un peronismo más conciliador y de la renovación.
-¿Cómo analiza el momento político a tres meses de asumir Alberto Fernández?
-El momento político se caracteriza por un nuevo gobierno surgido de una alianza dentro del archipiélago peronista más el progresismo, que le permitió alcanzar la ventaja cuantitativa para evitar el ballotage. Además, llega de una manera inédita en cuanto al reparto del poder. Es la vicepresidenta que eligió al candidato a Presidente y es la poseedora de mayor número de votos de la coalición. El Gobierno gobierna con una mayoría apretada en diputados por la incorporación de aliados y más amplia en el Senado. Y también navega en circunstancias muy especiales amenazado por el default por una parte, y sin poder aún generar una reactivación económica. Pero, mantiene en la opinión pública un expectativa favorable, sobre todo porque buena parte de la ciudadanía, incluido los votantes de Juntos por el Cambio, que exhibían un cansancio respecto a esa gestión.
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-¿Cómo juega en todo esto el rol de la oposición?
-La oposición es el otro actor del tablero, que se manifiesta en forma débil, sin iniciativa y adoptando el estilo del contragolpe. Hay una creciente centralidad del Presidente, que acumula imagen positiva en ascenso, mientras nadie puede dudar que el poder de origen que tiene Cristina Fernández de Kirchner lo va a hacer pesar, no lo va a regalar, ni lo va a prestar.
-¿La economía puede jugar un rol clave?
-En cuanto a la economía, nos referimos a la macroeconomía que concita el mayor interés por parte del Gobierno y oposición. Se ha mejorado en algo la distribución en los segmentos más bajos de los jubilados; los receptores de la AUH y las paritarias funcionarán sobre la base de la prudencia en los porcentajes de aumento. La situación económica es delicada y es la principal preocupación del Gobierno. No veo en lo inmediato un incremento significativo de la producción de bienes y servicios; veo el camino de la negociación con los acreedores, y veo unas paritarias ordenadas. Pero una apuesta grande del Gobierno es bajar la inflación, y eso no se sabe si ocurrirá; pero ese es un aspecto muy sensible en la relación con la opinión pública. El primer conflicto que aparece como más definido es la cuestión de las retenciones con el sector del campo. Como aparecieron los fantasmas del 2008, es que el Gobierno modificó su actitud ante la controversia. Se negocia, se conversa y se aminora la lucha contra la "oligarquía"; no obstante habrá que ver cómo sigue porque las contradicciones son estructurales respecto a un sector clave para la acumulación de dólares.
-¿Cuál es el margen político que tiene Alberto Fernández frente a una economía que se muestra fría?
-El ancho del camino es muy escaso, y se camina por un desfiladero, pero hay un crédito de una parte mayoritaria de la sociedad al Gobierno y esto incide también en los problemas de la propia oposición, que no logra recuperarse luego de haber perdido. Es evidente que muchos no quieren que Macri siga siendo el jefe de la alianza Juntos por el Cambio; y hay una segunda línea dispuesta a reemplazarlo. Es posible que la UCR fuerce una mayor presencia radical en la alianza desplazando a un segundo plano al PRO.
A casi tres meses de su asunción, ¿cuál es el nivel de aceptación que tiene el Gobierno de Alberto Fernández?
Volviendo al espacio que tiene Alberto Fernández, no hay duda que se camina por lugares imprevisibles, como la negociación amable con el FMI, y algunas políticas destinadas a cuidar el equilibrio fiscal, desplazando la receta que el peronismo ha usado varias veces, que es la emisión para mayor inversión social y reactivación de la actividad económica. Pero, el Presidente no parece para nada dispuesto a emprender un camino que se vería agravado por una agudización del ritmo inflacionario. Está claro que el ejecutivo no quiere repetir experiencias pasadas.
-¿Cómo pueden verse afectadas la relación de las diversas fuerzas internas que hay en el Frente de Todos si no se recupera la economía?
-Es indudable que si no hay resultados en la economía a corto plazo esto inquietará y avivará a las distintas políticas que tienen prevista las facciones. Pero, hay que aclarar que el único que puede tener un plan B es el Gobierno porque lo que predomina en el peronismo y en el progresismo son consignas o posiciones críticas, pero que no logran conformar un plan alternativo. La primera piedra en él tránsito y la más grande es el acuerdo con los acreedores. Se ha dado un paso, que es la coincidencia con el organismo financiero internacional sobre la imposibilidad de pagar por parte de nuestro país; y el haber obtenido tiempo respecto a las obligaciones con el Fondo.
Ahora viene, digamos, lo más difícil que es acordar con entidades que representan a muchos bonistas. En ese grupo, como ya sabemos, anidan los especuladores ávidos de renta financiera. El segundo obstáculo a salvar es la inflación. Si la sociedad viera que el índice baja y se mantiene durante varios meses así, se generará confianza.
Por supuesto que durante estos procesos hay otros interrogantes paralelos que juegan, como son el tipo de cambio, la posibilidad exportadora y la situación internacional, que ya era negativa desde el punto de vista comercial y ahora se agregó el coronavirus. Todo esto con una población trabajadora, jubilados y pymes que no es seguro que vayan a incrementar sus ingresos por encima de la inflación en el corto plazo. Es más posible que ocurra lo contrario, que se vaya normalizando la economía recortando ingresos en forma gradual.
-Pero hay grupos "duros" dentro del peronismo…
-Los sectores más duros del peronismo, por lo menos por lo que se observa en las redes sociales, apuntan a soluciones más extremas e imposibles de realizar; pero hacen oír su voz creyendo poder repetir el 17 de octubre. En cambio, los gobernadores, el sector que responde a Sergio Massa y algunos legisladores apuntan a fortalecer una posición más sensata, más prudente. Y en ese punto se alinean más convencidos detrás del Presidente.
-Se ven discordias, como la seguridad y el tema de los políticos presos. ¿Qué opina qué puede ocurrir en estás fricciones dentro del Gobierno?
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-Bueno, las controversias en el oficialismo y los problemas de comunicación de los últimos días apuntan a lo que ya dijimos: estamos frente a una coalición de partes del peronismo y de un progresismo que permanece más cerca de CFK, surgida en poco tiempo para alcanzar un resultado electoral, y donde hay fuerte centralidad y poco debate horizontal. Los hechos no son tan irreductibles como para pensar en fracturas.
Hay un relato repetido en los grandes medios de discrepancias entre el Presidente y la vicepresidenta, pero no vemos eso en el horizonte del año en curso. Sí está claro que las políticas emprendidas pueden afectar a sectores más ideologizados que pragmáticos. Y también vemos que si hubiera ruptura en el vértice de la pirámide, podría mejorar relativamente la situación de la oposición. Sin embargo, esa hipótesis no lo tenemos en nuestro cuadro de situación.
-¿Qué problemas está viendo en el Gobierno?
-Se camina por el único lugar que se puede caminar. Esto tiene una lógica y es que se hace lo que se puede. Pero es cierto que toda la gestión está sujeta a resultados, y ese va a ser un balance que recién se hará a fin de año, si todo se mantiene constante. Sí se va a requerir de disciplina social, de que los sectores no presionen por encima de lo posible. O sea, que la puja distributiva que existe y existirá no desborde hacia espacios irreconciliables.
Éste es un Gobierno de transición, todavía es una gestión post Cambiemos, que trata de recuperar las expectativas. Creo que el Presidente se encuentra en la disyuntiva de propender a generar mayor poder alrededor suyo, sin romper la "cristalería"; o quedarse quieto y centrarse exclusivamente en la gestión, y con un peronismo más desperdigado y respondiendo a las jefaturas locales, o al liderazgo parcial de CFK. Lo que está claro es que la construcción de más poder debe hacerse sin estimular la disputa entre las facciones.
-¿Qué aspectos ve positivos en estos casi tres meses de gestión?
-Como resumen, veo como positivo que haya un Gobierno que gobierna, veo ministros trabajando, discutiendo sí, pero trabajando. Veo ocupación oficial sobre la cosa pública, veo gestión. La comunicación está centralizada en el Presidente, y si bien algunos ministros se manifiestan en forma discordante, creo que en el tiempo se van a ir acomodando los enunciados y los modos de enunciación.
-¿Cuáles serán los desafíos políticos que tendrá el Gobierno en los próximos meses para consolidarse?
-Los desafíos son varios: uno será el de la deuda externa, otro el del balance de ingresos con inflación, y otro poner en marcha el motor económico. Son muchos y complejos, pero el Gobierno los ha jerarquizado y va paso a paso priorizando la deuda externa y la situación social de los más comprometidos con la recesión. Todo esto en un clima social con conflictos controlados, contando, por ahora, con la identificación de las organizaciones que responden al peronismo.