Berensztein: "Fernández cayó en la tentación de creer que el problema era Macri y no cuestiones de fondo"
A pocos días para cumplirse los tres meses de gestión de Alberto Fernández como Presidente, iProfesional entrevistó al reconocido y profundo analista Sergio Berensztein, quien es doctor en Ciencia Política de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos) y Licenciado en Historia (UBA).
En una charla donde se abordaron diversos temas, sentenció que el Presidente "cayó en la tentación de afirmar que el problema era Macri", y no profundizar en los problemas estructurales que afronta el país hace décadas.
Además, analizó qué puede ocurrir con la relación entre Alberto Fernández y su vice, Cristina Fernández de Kirchner, en caso que la economía no reaccione en los próximos meses.
-¿Cuál es el análisis que realiza de la gestión de estos casi tres meses que lleva el Gobierno?
-Primero, me parece que hay que aclarar que Argentina tiene una crisis política de larga duración, es sistemática y no tiene que ver con un gobierno. Es una cuestión que lleva muchísimo tiempo y nadie ha hecho nada para solucionarla, al menos por ahora.
Se trata de una crisis que tiene que ver con la naturaleza del aparato estatal argentino. Es un Estado que, lamentablemente, funciona muy, pero muy, mal. Es grande y tiene problemas de distorsiones en las provincias y en la Nación. Hay una incapacidad por resolver cuestiones muy básicas. También funciona mal otro mecanismo institucional, que es el capitalismo, donde hay un estancamiento en los últimos 10 años, con tres años seguidos de recesión.
Finalmente, el tercer mecanismo institucional que falla es la democracia, ya que se tiene un sistema que es estable pero que no resulta eficaz en cuanto a la votación y conformación de los partidos. Aunque si se la compara a la Argentina respecto de América Latina, se puede decir que está mejor, porque mantiene un esquema de coaliciones más o menos fuertes, ya que en Chile implosionó, al igual que en Brasil, México, Colombia, Perú, entre otros.
-Por ahora somos "ajenos" a esos movimientos regionales…
-Bueno, es bueno que el sistema funcione porque si no responde a la demanda de la ciudadanía, a la corta o a la larga, explota. Hoy está mejor la foto, está más clara, me gusta.
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-¿Mejor respecto de cuándo?
-Lo bueno es que antes se tenía un oficialismo fuerte y una oposición fragmentada, cuando al comienzo estaba Cristina por un lado y, por otro, Macri. Y ahora hay un oficialismo aglutinado y una oposición que funciona como tal, eso es importante.
-Entonces, ¿cómo evalúa al gobierno de Fernández bajo los parámetros institucionales que mencionaba?
-En este contexto, ninguno de estos tres grandes problemas estructurales que mencioné al principio están siendo discutidos. Al contrario, el Gobierno hizo foco en una de las consecuencias de esta disfuncionalidad, que es la crisis de la deuda.
Pero se debe a que es un problema recurrente de la Argentina, porque se pone al Estado adelante y funciona mal, se va a solucionar esta cuestión por una derivada segunda o tercera del verdadero aspecto estructural, pero no atacando el problema principal.
En la medida que no se solucione el tema de fondo se sigue con el estancamiento, con la inflación, con un Estado que es grande y bobo, con lo cual se está corriendo detrás de las consecuencias y no yendo nunca a las causas. Lo que más me preocupa de estos meses es que la agenda propuesta por Fernández, hasta ahora, se focaliza en las consecuencias (hambre, pobreza y deuda), y no en las causas.
-¿Por qué piensa que se está haciendo un enfoque errado?
-Creo que Fernández cayó en la tentación de afirmar que el problema era Macri, como también le ocurrió al ex Presidente que creyó que el problema era Cristina. Y ella acusó a los ´90, y así sucedió la misma culpa al pasado con las gestiones anteriores. Se confunden problemas con personas. El tema es que si uno se queda en las consecuencias, bueno, se va a estar corriendo siempre al problema desde atrás. Y en Argentina en general, y este Gobierno en particular, se tienta con hacer un diagnóstico más superficial y sencillo.
-¿Y qué cosas positivas le rescata a Fernández?
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-Es un Gobierno que trata de cerrar la grieta, veremos si lo logra. Al menos su discurso apunta a eso, incluso intenta tener una tercera posición en materia de política exterior luego de dos gestiones que fueron opuestas y más extremas. En este caso, ahora intenta ir por el centro. Antes había un alineamiento más firme con Estados Unidos.
Hay cosas distintas ahora, como un énfasis en la política social. El problema es que eso en sí mismo no soluciona la cuestión de la pobreza, la atenúa, porque lo que se debe hacer para resolverla es generar más riqueza. Algo sobre lo que Argentina no hace nada al respecto. Igualmente, es poco el tiempo que lleva el Gobierno como para realizar una evaluación más profunda.
-¿Qué opina de los "desacuerdos" políticos que hubo dentro de la coalición de gobierno entre representantes del kirchnerismo y funcionarios que responden a Alberto Fernández por temas de seguridad y los políticos presos?
-Para muchos es un problema serio. Yo creo que todas las coaliciones amplias y heterogéneas tienen diferencias, no es la primera vez que sucede. De hecho, Cambiemos también las tuvo con Macri y Carrió, y fueron constantes. Eso no me preocupa. También es un gobierno nuevo, una coalición electoral que se está transformando en una coalición de gobierno, en algo distinto. Por eso hay problemas de coordinación, alineamientos y liderazgo. No creo que sean tan graves.
-¿El rol preponderante de Cristina Kirchner puede ser un problema para el Gobierno?
-Muchos creen que hay un doble comando y que Cristina obstaculiza la función de Alberto. Yo no veo eso, al menos no es tan grave.
Pueden haber disidencias entre albertistas y cristinistas, pero se perciben muchas más convergencias que divergencias entre ellos. Me parece que son tensiones que se evitan que escalen, y Alberto es un especialista en eso, es pragmático, tiene paciencia, tolerancia y es flexible. Lo demostró varias veces, y eso le permite navegar estas aguas turbulentas con bastante suficiencia. En ese aspecto no me preocupa tanto la cuestión.
-Si el Gobierno no encuentra una pronta solución a los problemas de la deuda y de la crisis económica, ¿puede modificarse la relación entre Alberto y Cristina?
-Son cuestiones aleatorias en las que no puedo establecer una opinión. Cristina lo convoca a Alberto porque pensaba que podía ganar la elección. Y también porque pensaba que si ganaba ella no iba a poder gobernar. Si esto es así, ¿por qué va a querer desplazar u obstaculizar al Presidente si ella sabe que no va a poder gobernar? Creo que es cierto y no le conviene.
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Un fracaso eventual de Alberto pondría al país en una crisis de gobernabilidad muy profunda. Dudo que el peronismo busque alinearse detrás de Cristina, ya que se alineó detrás de Alberto y Cristina en el marco de la unidad del Frente de Todos. Muchos gobernadores, intendentes y sindicalistas no están de acuerdo con la postura sectaria y radicalizada del kirchnerismo.
En cuanto a Cristina, no quiere pasar por otro 2015 porque entre ese año y el 2019 su poder se evaporó y estuvo a punto de ir presa, no quiere repetir lo mismo. De hecho, vivió en carne propia las consecuencias de la radicalización en cuanto a la diáspora del peronismo y al aislamiento político. Eso no quiere decir que no haya presiones, que van a haber, pero no al punto de una ruptura.
-Por el tema de los topes a los aumentos de las jubilaciones y el freno que se le intenta poner a las paritarias, ¿qué opina de aquellos que sostienen que este Gobierno ajusta más que el de Macri?
-Es una descripción objetiva de lo que está pasando, pero el Gobierno necesita tener un superávit fiscal primario para poder arreglar con el Fondo Monetario y los acreedores. La única manera de hacer eso es ajustando el gasto público y se hace en términos nominales.
La gente advierte eso, pero hay muchos sectores de la sociedad que van a recibir subsidios cruzados y tarifas frenadas. Va a ser difícil de hacer una cuenta de quién gana y quién pierde. En principio, hay sectores como el campo y los jubilados que pierden, pero hay un sector de "grises" que dispone de créditos subsidiados con el objetivo de incrementar el consumo, mejorar el empleo y la actividad económica en las Pymes y monotributistas. Entonces, se les saca por un lado pero se les agrega por el otro, y a eso apuesta el Gobierno. Hay una cuestión de stock y de flujos.
-¿Qué le criticaría al Gobierno?
-Hay algo que deberían hacer y no se está realizando, que es generar confianza para que haya más inversión privada, porque todas las medidas que se están tomando son parches. Se necesitan reglas claras y previsibilidad.
Se debe ver si este plan que se está llevando a cabo busca ser de transición para ir desarrollando luego otro más consistente e integral. Pero si esto es todo lo que tiene para mostrar el Gobierno, es una decepción.
-¿Cómo quedará configurada la oposición?
-Tiene vocación para mantenerse unida y eso es importante. Hay una conciencia que la división favorece al oficialismo. Por el momento, como ocurrió al inicio del gobierno de Macri, hay mucha vocación por generar gobernabilidad y no poner obstáculos.
La gran pregunta es si va a tener una propuesta superadora para la estructura de Argentina o se enfocará en los errores del Gobierno y no en los problemas de fondo, que es lo que siempre ha pasado.