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Letra chica del pacto social: CGT ofrece paz en las calles pero pide cláusula contra reforma laboral

Los sindicatos ponen sus condiciones a Alberto: vigencia de paritarias, bonos y la legislación laboral. Rechazan un eventual acuerdo salarial generalizado
08/11/2019 - 06:00hs
Letra chica del pacto social: CGT ofrece paz en las calles pero pide cláusula contra reforma laboral

Alberto Fernández ofreció este viernes una nueva foto del pacto social en su primera visita a la CGT.

Rodeado del sindicalismo, los gobernadores e intendentes, el presidente electo buscó reforzar las gestiones que mantiene por estas horas para reactivar la economía y el consumo sin que la inflación se descontrole.

Para ello, es clave el acuerdo de precios y salarios, además de las leyes que sus legisladores preparan para aprobar en diciembre en sesiones extraordinarias y en medio de un delicado clima social.

El presidente electo se anotó un poroto en las últimas horas con la incorporación a la foto del sindicalismo más duro, encabezado por Hugo Moyano. Tal como anticipó iProfesional el miércoles, el camionero se sumó para evitar que lo acusen de obstaculizar a Fernández. Pero, además, el histórico rival de los "gordos" no quiere perder influencia en la central obrera, en donde se intenta una reunificación que se formalizará a mediados de 2020, y a la que se sumaron otros interlocutores que estaban afuera, como el bancario Sergio Palazzo y los gremios del MASA.

Tanto dialoguistas como duros coinciden en la necesidad de dotar de gobernabilidad al nuevo gobierno. Son conscientes de que Alberto no solo gobernará en un mar de aguas agitadas por la crisis, sino que tendrá en frente a una oposición con más votos de lo esperado. En su equipo hablan de un escenario político sin una mayoría abrumadora y de una crisis peor a la reconocida por Macri.

En ese marco, la cúpula sindical le bajó el tono a una eventual suba por decreto del 20%, una posibilidad que el propio cotitular de la CGT, Héctor Daer, reveló en Tucumán en conversaciones informales con dirigentes sindicales, tal como adelantó la semana pasada iProfesional.

El consejo directivo de Azopardo, que este viernes recibió a Fernández, está dispuesto a garantizar la paz social pero con la condición de incluir ciertas cláusulas, como la aprobación en el Congreso del Consejo Económico Social y la vigencia de las paritarias.

La propuesta del titular de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky, de congelar precios y salarios a cambio de un incremento de emergencia generó revuelo. Ni sus compañeros del Frente Sindical Nacional (Fresimona) liderado por Moyano se muestran dispuestos a tanto.

Dentro de ese espacio, justamente, se encuentran los poderosos gremios de la industria automotriz, el complejo aceitero y el sector bancario, además de los pilotos aeronáuticos y los camioneros.

La gran mayoría de ellos integra el pelotón de los que salieron mejor parados en las paritarias, con acuerdos cortos, ajustes por inflación y subas de hasta el 50% que les permitieron acercarse a la inflación. En varios casos, incluso gozan de abultados bonos de fin de año, que podrían verse restringidos por un eventual mensaje de moderación después del 10 de diciembre.

Luego de lograr un incremento del 47% anual en cinco tramos, el líder de los aceiteros advirtió el domingo pasado en un evento del CELS sobre necesidad de defender las "paritarias libres". Los sindicalistas con poder de fuego rechazan la idea de una pauta salarial uniforme para todas las actividades.

"No es lógico un porcentaje para todo el mundo, por más que congeles precios y des un aumento del 20%, no alcanza porque hubo aumento de tarifas y el Impuesto a las Ganancias sigue igual", dijo a este medio Daniel Yofra, titular de aceiteros.

Una postura similar mantiene el camionero. "Si nosotros no cobramos el bono, que es un derecho adquirido hace 10 años, nos cagan a trompadas nuestros trabajadores", reconocieron en su entorno.

Moyano, en modo alerta, y gestos de Alberto al PJ

En las últimas horas, Moyano recargó las tintas contra la reforma laboral. Aunque Fernández impulsa una revisión de los convenios en lugar de un cambio legislativo, el camionero pidió el miércoles "no abandonar las calles" en un acto de su frente sindical para conmemorar el acto en Mar del Plata contra el acuerdo de libre comercio ALCA en 2005.

Allí, recordó su rol protagónico en la resistencia al gobierno de Carlos Menem, los allanamientos a su gremio en los últimos cuatro años y el rechazo al intento de Macri de modificar la legislación laboral en el 2018.

"En principio se apoyaba el tratamiento de la reforma laboral, que lo votaron en contra Omar Plani (Canillitas) y el pibe del peaje (por su hijo, el diputado Facundo Moyano), pero cuando salió a la calle Pablo (Moyano) ahí no fue tratado", explicó.

Y precisó que, luego de que su hijo mayor insinuara similitudes con el escándalo de "La Banelco" en el 2000, un senador (por Miguel Pichetto) los llamó para garantizarles que no iban a aprobar cambios sin el consentimiento de todo el arco sindical. "No quisieron correr el riesgo", advirtió.

El acto tuvo como principal destinatario a los "gordos", a quienes el sindicalismo duro sigue sin reconocer como interlocutores válidos. Casi todos los presentes cuestionaron a sus rivales por entender que mantuvieron una generosa tregua con Macri.

"Ahora te sacás la foto, y cuando tuviste que poner el pecho te escondiste", disparó el secretario adjunto de Smata, Mario Manrique, quien reclamó un pacto social "sin egoísmos" y aseguró que "todos los días apagamos incendios" en las terminales, por las supensiones y despidos.

El mensaje más componedor provino del líder de los porteros, Victor Santa María, dueño de Página/12 y de la Universidad Metropolitana, que sirvió de escenario del acto. Aunque el sindicalista y presidente del PJ porteño no integra el espacio del camionero, apuesta a un acercamiento entre Moyano y Daer.

"Tomémonos un tiempo para celebrar", sostuvo el míercoles Santa María. El secretario de estadísticas de la CGT ocupa hoy un lugar envidiado: mantiene buen diálogo con Horacio Rodríguez Larreta, se codea con los "gordos" y tiene contacto estrecho con Fernández a través del Nicolás Trotta, titular de la UMET y coordinador de equipos de Alberto. 

El presidente electo maneja un tenso equilibrio entre los más de 16 núcleos del peronismo, en donde pujan por cuotas de poder gremios, movimientos sociales y punteros territoriales, además de gobernadores, intendentes y empresarios pyme. La visita a la CGT es vista como un nuevo gesto hacia los "barones" del PJ.

Sobre todo luego de las elecciones del 27 de octubre en las que Cristina Kirchner y Axel Kicillof acaparon el palco en el bunker junto a los legisladores de La Cámpora. "Alberto va a los tumbos, de un lado a otro", dicen desde el ala del dirigente social Juan Grabois, quienes se apoyan en CKF para contrabalancear a los caciques peronistas. 

Rosca a tres bandas

Embarcados en un juego pendular, los técnicos de Fernández elaboran fórmulas para ampliar su base de sustentación. De ahí la importancia de la pata social del acuerdo económico. Preocupados por la gobernabilidad, buscan respaldos en las organizaciones de la sociedad civil, pero también en el Congreso, donde ya hay negociaciones con los macriperonistas.

La idea es avanzar en diciembre en la aprobación de una batería de proyectos, que incluirá la de ley de góndolas, un nuevo marco tarifario y la revisión de la reforma jubilatoria, junto con la emergencia económica en diversos sectores.

El clima de transición se aceleró con la aprobación de la ley para regular los alquileres en comisión de Diputados. Fuera de ese ámbito, Fernández negocia con los empresarios, un sector temeroso de los controles de precios, que en las últimas semanas recurrió a las remarcaciones y ajustes de tarifas, junto con la reducción de dotaciones y suspensiones.

Paradójicamente, los ejecutivos comparten en la intimidad su cuota de escepticismo con los gremios: sin la definición de las principales variables macroeconómicas, ven inviable un acuerdo de precios y salarios. Esto incluye la resolución de las negociaciones con el FMI, la baja de las tasas y la estabilización del dólar. 

En el Frente de Todos reconocen que están avanzando en ese rumbo para llegar con definiciones al 10 de diciembre. El mandatario electo sumó este jueves la foto junto al titular del BID, Luis Moreno, quien tiene pendiente el desembolso de u$s6.000 millones.

"Todavía preside Macri, pero se va trabajando para llegar al 10 de diciembre con determinaciones, no solo del gabinete, sino en el Congreso laburando y lo mismo con la deuda", explican en el Instituto Patria.

La otra pata de la fórmula en la que trabajan Matías Kulfas y Cecilia Todesca la expuso Santiago Cafiero en un artículo reciente en Le Monde Diplomatique. El encargado del equipo de transición planteó la necesidad de ceder para aportar al "interés colectivo" o dar "un paso atrás, para luego avanzar dos", una consigna contra la que despotricó hace más de un siglo el líder bolchevique Vladimir Illich Ulianov "Lenin" en su folleto cargado de ironía "un paso adelante, dos atrás".

Más cerca de "El Contrato social" de Jean Jacques-Rousseau y "Modernidad líquida" de Zygmunt Bauman, los técnicos de Fernández se conforman con acuerdos parciales y flexibles.

Eso sí, la idea es que los "ganadores" en la era Macri resignen márgenes de rentabilidad, aunque en la CGT ya saben que ellos también tendrán que aportar lo suyo.

La buena noticia es que las obras sindicales, afectadas por la crisis, podrían verse beneficiadas con la liberación de los fondos, una promesa que el actual presidente solo cumplió a cuentagotas.