Cuáles son los principales reclamos de la industria automotriz al Gobierno de Javier Milei
En lo que va del gobierno de Javier Milei, la producción nacional de vehículos viene siguiendo el camino de los sectores afectados por la recesión económica que se ha visto profundizada por las primeras medidas adoptadas por la administración libertaria.
Basta con recordar los datos de junio pasado, cuando se fabricaron en el país nada más que 32.029 unidades, marcando una caída del 16,7 % respecto de mayo y un derrumbe del 40,2 % si se lo compara con el mismo mes del 2023.
En el acumulado del siempre "fatídico" primer semestre de cada gestión estatal, solamente alcanzó una fabricación de 216.736 unidades comprada con la de la primera mitad del 2023 que fue de 295.777 unidades, lo cual refleja una fuerte baja del 26,7% entre ambos años.
El mismo escenario se repite con las exportaciones que aportaron en junio 126.839 unidades contra las 152.044 de igual lapso de hace un año, evidenciando una caída del 16,6%.
En ventas mayoristas, el sector comercializó a la red de concesionarios 32.333 unidades en junio, volumen 16,1% superior al registro de mayo pero 26,7% por debajo del volumen de junio del año anterior y del 21,7% con relación a los 206.861 que se vendieron en el primer semestre del 2023, con 206.861 contra los 161.986 de junio pasado.
De igual modo, la caída de las ventas de autos cero kilómetro en junio fue del 25,5% marcando que se detuvo la recuperación y se volvió a caer levemente en el cierre del semestre teniendo en cuenta además que fabricantes y concesionarias comenzaron a recalcular hacia la baja las proyecciones que habían esgrimido para todo el 2024.
A la espera de un "salvavidas"
En el caso de las concesionarias, los planes eran vender este año alrededor de 444.000 unidades que ahora bajó a menos de los 340.000 vehículos.
Mientras que desde la producción se espera también que la cifra se ubique por debajo de la alcanzada en el 2023 a pesar de algunas medidas implementadas por el actual Gobierno para favorecer una mayor producción como las medidas que se implementaron hasta el momento, tales como las alternativas para hacer frente a la deuda comercial (Bopreal); el cronograma de flujo de pagos al exterior para nuevas importaciones; la exclusión de las importaciones temporales del impuesto PAIS y la modificación del impuesto interno.
Es que si bien la industria ha demostrado capacidad para producir 1.3 millones de unidades anuales, enfrenta desafíos como la deuda comercial que asciende a los u$s7.000 millones, afectando a proveedores y casas matrices y marcando una proyección para todo el 2024 de un fuerte declive, con una disminución que algunas plantas ubican en el 33% debido a la incertidumbre económica, la devaluación y la erosión del poder adquisitivo.
La "foto" sigue demostrando que, por el tamaño del mercado, el escenario macro económico y la falta de poder adquisitivo para comprar o cambiar de modelo, se trata de una industria totalmente sobrevaluada para la demanda actual del mercado local, con 13 plantas en total y nueve marcas fabricando unidades completas en distintas provincias para vender solamente entre 400.000 o 500.000 autos por año.
No se trata de un volumen que justifique la mano de obra empleada, las instalaciones y la red de proveedores del sector.
Futuro comprometido
Es más, hace unas semanas el propio Martín Zuppi, titular de ADEFA, admitió que "las principales variables del sector continuaron mostrando una adecuación a la nueva realidad económica" quien de todos modos se muestra "conforme" con las medidas promovidas por el Gobierno hasta ahora para mejorar la competitividad exportadora del sector y reducir el costo de las inversiones.
Sin embargo, para lo que resta del año, el escenario "no pinta bien" para la cadena productiva automotriz que cerró el 2023 con 610.715 unidades (autos y utilitarios) fabricados, marcando una suba de 13,7% en comparación con las 536.893 unidades del 2022.
En este sentido, las autoridades de ADEFA, la cámara empresaria que agrupa a las todas las terminales locales que reclaman más medidas que permitan sostener el nivel de actividad, entre otras bajar retenciones y los impuestos internos y a la importación, como también algún incentivo para impulsar un "plan canje" durante 2024.
Los pedidos forman parte de la carpeta de reclamos que los ejecutivos de ADEFA llevaron este miércoles 10 dejulio a un encuentro con el ministro de Economía, Luis Caputo, para debatir temas pendientes que consideran "estratégicos" y más que nada luego de la sanción de la Ley Bases y de la puesta en marcha del régimen de promoción de inversiones bautizado RIGI para planes superiores a los u$s200 millones.
Las medidas que piden tienen mucho que ver con la sostenibilidad del modelo de negocios del sector y van desde resolver la deuda comercial; los impuestos internos y la retenciones a las exportaciones.
Al titular del Palacio de Hacienda le contaron que en el acumulado de los primeros seis meses del 2024, las terminales produjeron 216.736 vehículos de pasajeros y utilitarios, 26,7% menos respecto de las 295.777 unidades que se produjeron en el mismo período del 2023.
También que, en materia de comercio exterior, exportaron en junio 20.884 unidades, 9,1% menos respecto de mayo anterior y 10,3% menos en su comparación con junio de 2023.
En total, las exportaciones el mes pasado llegaron a los 126.839 vehículos, lo que arrojó una baja de 16,6 % en su comparación con el primer semestre de 2023.
Agenda proactiva
Para Zuppi, las cifras muestran que la industria se sigue "reacomodando" al contexto recesivo de la economía y advirtió que el ordenamiento de los programas productivos de las terminales "se reflejan en los volúmenes de actividad del período".
Es decir, los planes se reducen a ese contexto de menores ventas por lo cual pide un mayor trabajo conjunto con la cadena de valor y el Gobierno en una agenda proactiva para que, junto a las medidas anunciadas, generen las condiciones para retornar a la senda del crecimiento lo más pronto posible.
Ocurre que la mayoría de las terminales tienen intenciones de lanzar nuevos modelos y ampliar sus producciones pero necesitan de medidas claras que les permitan una planificación estratégica que, según entienden, se puede alcanzar a partir de la Ley Bases y del famoso Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI) que el gobierno ha creado para atraer nuevos capitales pero que no parece tener a la industria automotriz entre las beneficiadas para la instalación de una nueva fábrica, la ampliación de otras o la hasta la creación de un departamento de desarrollo que exporte tecnología al mundo como ocurre en Brasil.
En este marco, la información sobre la reunión del directorio de ADEFA y el ministro Caputo, siempre escueta y mezquina, solamente da cuenta de que las autoridades de las terminales automotrices que integran la entidad empresaria encararon el encuentro para "dialogar sobre el desempeño que la actividad automotriz registró durante el primer semestre del 2024, repasar la agenda sectorial y las perspectivas y oportunidades que se presentan en el mediano-largo plazo".
Es decir, todos temas negativos para la industria, con los primeros seis meses mostrando síntomas de retroceso; así como una agenda de mediano y largo plazo que está lejos del famoso plan siempre promocionado por la industria de llegar a producir un millón de unidades.
Otro año de "fracasos"
Más aún cuando todos los indicadores del primer semestre muestran que el sector se encamina a fabricar menos unidades que durante el 2023, a pesar de las "concesiones" que el gobierno libertario ha hecho hasta ahora.
Sin embargo, la información agrega que durante la reunión que se llevó a cabo en el Ministerio, los directivos de la entidad encabezada por Martin Zuppi (presidente), y representantes de las terminales, tomaron contacto con Caputo, el secretario de Coordinación de Producción, Juan Pazo, y su par de Industria y Comercio, Pablo Lavigne, para presentarles el balance sectorial del primer semestre que, se repite fue totalmente negativo, y las primeras impresiones respecto de lo que se proyecta para el resto del año que será un retroceso de la producción, además de compartir la agenda estratégica del sector y "las oportunidades de cara a la transformación tecnológica por la que atraviesa la industria automotriz", que, dicho en otras palabras, hace mención al crecimiento todavía lejano de la electromovilidad.
A modo de discurso formal, el propio Zuppi, "luego de agradecer el acompañamiento y espacio de diálogo", señaló que la industria se encuentra en un momento clave para "continuar trabajando en una agenda proactiva para el desarrollo de la industria en su conjunto".
Las exportaciones como perfil del sector
Al ejecutivo no le quedó más remedio que destacar que "las medidas anunciadas y otras en vías de implementación han sido señales muy importantes para las casas matrices y estimamos que son herramientas claves que pueden contribuir a mejorar las condiciones para retornar a la senda del crecimiento".
Asimismo, los directivos de las terminales destacaron que, en el actual escenario, la cadena de valor continúa trabajando de manera conjunta para avanzar en la consolidación del perfil exportador de la industria, el fomento de las inversiones y el crecimiento de la producción con su consecuente derrame en el desarrollo económico del país.
Todos enunciados que contrastan con la realidad de las cifras, en especial en una industria que depende casi exclusivamente de las exportaciones teniendo en cuenta que más del 50% de la producción nacional está destinada a las ventas al exterior.
Como caso paradigmático se menciona el de la pick-up Toyota Hilux, que envía al exterior el 70% de sus unidades fabricadas en la localidad bonaerense de Zárate.
Este dato, sería el que apuntala el lanzamiento de nuevos planes y modelos por parte de las terminales que prefieren atender el mercado externo a apostar por una reactivación del consumo doméstico con una variada cantidad de anuncios de nuevos productos que permitirán abastecer más que nada al mercado regional e internacional.
Un caso es la presentación de Ford el año pasado con la fabricación en General Pacheco de la nueva pick-up Ford Ranger, y que implicó la mayor inversión de la industria automotriz en los últimos años en Argentina con u$s660 millones sin que en ese momento estuviera ni siquiera pensada una medida como el RIGI.
A esto se le suma el desarrollo de una planta, en enero pasado de CKD, instalada por Toyota en Zárate, para ensamblar la van Hiace que llega desde Japón completamente desarmada, y que con una mínima cuota de partes locales será vendida en Brasil desde el 2025.
Lo mismo pasa con la camioneta que lanzarán y producirán en Córdoba las terminales Stellantis y Renault/Nissan con el objetivo de colocarlas en el exterior.
De igual modo y también en Córdoba, la planta de Fiat producirá una camioneta de una tonelada para acompañar la producción del Fiat Cronos, al estilo de lo que ya presentó la terminal en Brasil como Fiat Titano, y que podría venir como Peugeot Landtreck o como un nuevo producto de la marca RAM.
El otro centro industrial de la provincia es el histórico Santa Isabel de Renault, donde la marca de origen francés comparte producción con Nissan y donde fabricará la nueva pick-up de media tonelada que ambas marcas venderán con algunas diferencias visuales aunque con la plataforma y tecnología en común.
La inversión sería anunciada el año próximo y el plan de producción podría ser para 2026.
La utopía "del millón"
En el 2028, en pleno gobierno del presidente Mauricio Macri, ADEFA organizó junto al ex Ministerio de Producción y la Agencia de Inversiones, el Foro de Inversión un seminario sobre "Oportunidades en el sector automotor" que se inscribía en el marco de las iniciativas del "Plan 1 Millón".
El evento buscaba explorar el potencial de la cadena automotriz local con el fin de fomentar el crecimiento, atraer inversiones y generar empleo.
Reunió en ese momento a terminales, autopartistas locales y más de 40 firmas del exterior, empresarios y sindicalistas.
Los entonces funcionarios de Cambiemos hicieron referencia a compromisos de inversiones por u$s5.000 millones que hasta la fecha no se concretaron, mientras que el propio Macri las instó a seguir trabajando en conjunto para que analicen y aprovechen las oportunidades de inversión que se presentan hoy en el sector, pero que tampoco se plasmaron en hechos, más que nada por el rumbo cambiante de las medidas que para la industria y la economía adoptan los sucesivos gobiernos de turno.
Es más, el famoso "Plan 1 Millón", tenía como objetivo alcanzar ese volumen de producción el año pasado cuando se llegó nada más que a las 610.715 unidades, es decir casi 400.000 vehículos menos que la promesa de Cambiemos.
Lo mismo ocurrió con los planes de una mayor nivel de integración local de piezas y una mayor especialización productiva, que permita aumentar la escala, y una mayor diversificación de mercados.
Apostar a la Ley Bases
Ahora, se renuevan las esperanzas con la Ley Bases como ancla pero con sombras sobre el verdadero futuro sobre el cumplimiento de los plazos previstos en el Plan Estratégico de la Industria Automotriz 2030 que fue la base de la Ley 27.686, creadora del Régimen de Promoción de la Industria Automotriz-Autopartista y de su cadena de valor.
El plan compromete a llevar las inversiones de los u$s5.000 millones del período 2017-2020 a u$s28.000 millones para 2030; cuadruplicar la producción de 330.000 unidades a 1,8 millones anuales para el mismo año, y disparar la contratación de personal para alcanzar una dotación total a 1,3 millones de trabajadores.
El combo incluyó un horizonte de u$s46.000 millones en exportaciones y un aumento de la participación en el PBI del 6,6% al 14%.
Pero en el medio pasaron cosas, como siempre sucede en la imprevisible economía y política del país, que llevaron a los autores del plan a admitir que los objetivos que contemplan el acuerdo multilateral y la ley "difícilmente se van a cumplir".