Semana clave para el futuro de Garbarino: inversores, sindicatos y gobierno porteño, las reuniones que se vienen
Reuniones con representantes sindicales; reclamos al gobierno porteño por el cobro de una deuda; negociaciones con supuestos grupos inversores y un eventual pedido a la justicia de apertura del concurso preventivo de acreedores marcará la agenda de temas a resolver que el dueño de Garbarino encarará durante toda esta semana.
Ocurre que el escenario para la mayor cadena de venta de artículos electrodomésticos de la Argentina propiedad del empresario Carlos Rosales es cada día más crítico, con un pasivo que se incrementa velozmente y con problemas que se evidencian en la cantidad de locales cerrados, un gran faltante de mercadería y una conflictiva situación con sus casi 4.000 empleados que no perciben normalmente sus haberes y vienen organizando cortes y manifestaciones en reclamo de sus derechos.
En este marco, fuentes cercanas al también dueño de Radio Continental, del grupo asegurador Prof y protesorero de San Lorenzo de Almagro anticipan que entre este lunes y el próximo viernes se podrían producir algunas noticias "positivas para el desenvolvimiento futuro de la cadena".
Varios interesados
Los voceros de Rosales repiten lo que vienen anunciando desde hace casi un mes en cuanto a conversaciones con varios interesados en ingresar como accionistas de Garbarino a quienes, sin embargo, no se los identifica "por cuestiones de confidencialidad".
De todos modos, anticipan que "pueda haber novedades al respecto prontamente" y aclaran que mientras tanto, se sigue conversando día a día con el Gobierno de la Ciudad para que termine de liquidar el dinero que corresponde a la cadena en concepto de retenciones indebidas por el impuesto a los Ingresos Brutos de las cuale ya le liquidaron la mitad pero quedan aún algo más de $438 millones que servirían para regularizar las moras en los pagos a los empleados.
De hecho, el próximo miércoles 21 de julio habrá una nueva audiencia entre la empresa y el sindicato de Comercio en la sede del Ministerio de Trabajo para, precisamente, acercar posiciones y tratar de llegar a un acuerdo.
El encuentro no promete ser de tono conciliador si se tiene en cuenta los innumerables incumplimientos de Garbarino y la decisión de cerrar de manera compulsiva una gran cantidad de sucursales con la excusa de "preservar la integridad física de clientes y personal". Una diplomática forma de evitar acusar a los trabajadores de llevarse mercadería "en parte de pago".
En la actualidad, Garbarino posee alrededor de 200 sucursales de las cuales no se conoce en detalle las que permanecen con las persianas bajas ya que, siempre según los voceros de la compañía, hasta que no se pueda volver a poner en marcha y saldar la situación, el status de los locales será oscilante, entre los que están abierto, la mayoría, y los que no están operativos o con retención de labores.
Para los voceros de Rosales, durante esta semana se abarcarán tres ejes considerados "fundamentales" para la supervivencia de Garbarino como son los de regularizar las moras en los pagos a los empleados; volver a poner en marcha la operación de la compañía con volúmenes apropiados de comercialización y con las plantas del sur funcionando; y encontrar la solución de fondo con la incorporación de nuevos socios.
En el caso de los establecimientos del grupo que se encuentran en Tierra del Fuego, se estima terminar de cerrar el acuerdo con Newsan para producir a fazón varias de las marcas que opera la empresa de la familia Chernajovsky.
Pérdida de market share
Del mismo modo, se busca recuperar también el volumen de mercadería para satisfacer las demandas de los clientes, que cayó en los últimos meses, producto de la crisis que implicó un derrumbe de las ventas del 60% en abril y del 75% en mayo pasados, tras la segunda ola de restricciones establecidas por el Gobierno para frenar la pandemia del Covid-19.
Con relación a las negociaciones con los supuestos inversores se pretende concretar un acuerdo de aporte de capitales frescos y de know how para la compañía.
En la actualidad, Garbarino adeuda más de $4.000 millones en cheques impagos o rechazados a una importante cantidad de compañías financieras a las que debió acudir Rosales desde principios de año, una vez que los bancos "le cerraron el grifo" y lo dejaron sin crédito y a la espera de que también normalice la situación con este sector.
La situación se agravó luego del fracaso de la operación de venta de la cadena a Facundo Prado Facundo Prado, dueño de Supercanal, por haber sido rechazada la oferta, sumando esta negativa más incertidumbre al futuro de la cadena que, a partir de esta situación, parece obligar a sus ejecutivos a tener que solicitar en la justicia la apertura de un concurso preventivo de acreedores.
Si en las próximas semanas no se cierra un acuerdo similar con otro grupo inversor, a Rosales sólo le quedará acceder al paraguas judicial para hacer frente a sus deudas a partir de un proceso de reestructuración que impida que la compañía termine en la quiebra.
De hecho, varios proveedores ya presentaron a la Justicia sendos reclamos de este tipo, entre los que se destacan los de Aerolíneas Argentina y Boca Juniors, por incumplimiento en el pago de los contratos de sponsoreo.