Las mayores distribuidoras de luz y gas acumulan pérdidas por casi $8.500 millones
Los efectos del coronavirus sobre el sector, el congelamiento tarifario que ya lleva un año y medio, la disminución de la demanda de electricidad y la recesión económica están provocando una profunda crisis financiera en las principales compañías de servicios públicos de la Argentina.
Es decir, en las distribuidoras de electricidad Edenor y Edesur y en la distribuidora de gas Metrogas. En conjunto, las tres suman pérdidas cercanas a los $8.425 millones en lo que va del año.
Por lo menos, así surge de los balances presentados por las empresas ante la Comisión Nacional de Valores (CNV) y la Bolsa de Comercio de Buenos Aires correspondientes al primer semestre del año.
De menor a mayor, Metrogas acumuló un rojo de $1.666 millones, seguida por Edenor, $2.357 millones y siendo Edesur la más comprometida, con pérdidas por $4.202 millones entre enero y julio pasados.
El año pasado, la situación había sido muy diferente. Más que nada por los fuertes incrementos de tarifas establecidos en ese momento por el gobierno de Mauricio Macri en las facturas de los consumidores.
En este sentido, Metrogas había cerrado el semestre con una ganancia de $908 millones y un incremento del 17% en sus ventas consolidadas, con costos operativos que un 10%.
En el caso de Edenor, había logrado ganancias por $1.044 millones, mientras que las de Edesur se ubicaron en los $8.587 millones que le representaron un aumento del 62% en sus ganancias respecto a las del mismo período del 2018.
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Sin embargo, un año después, las distribuidoras sintieron el impacto de las medidas adoptadas por el Gobierno para combatir la pandemia del Covid-19, así como la prohibición de retocar el valor de la energía y del gas que distribuyen a sus casi siete millones de clientes repartidos entre Edesur (2,5 millones); Edenor (3 millones), y Metrogas (2,3 millones).
Los números en rojo vuelven a colocar a estas empresas en situaciones complicadas e inestables que vuelven a generar incertidumbre con respecto al futuro de las concesiones.
Sin embargo, desde las compañías aclaran que, a pesar de todos estos impedimentos, lograron aumentar la calidad de sus servicios durante este primer semestre. Por caso, desde Edenor señalan que "a pesar del contexto adverso para las actividades de la sociedad durante el 2019 y el primer semestre del 2020 debido la falta de actualización de sus ingresos como consecuencia del congelamiento tarifario, la disminución de la demanda de energía, los efectos generados por la pandemia y la recesión económica, la empresa logró sostener la mejora en sus niveles de calidad de servicio junto con el uso eficiente de sus recursos".
Mediante un comunicado, la distribuidora controlada por el grupo Pampa Energía asegura haber realizado "un gran esfuerzo para mantener su compromiso de garantizar el suministro eléctrico a todos sus clientes durante esta inédita circunstancia".
Todo ello con el debido cuidado de empleados, contratistas y clientes, aplicando estrictos protocolos de higiene, seguridad y salud para cada una de las actividades consideradas esenciales y ofreciendo canales digitales para atender.
La compañía también sostiene haber llevado a cabo un "ambicioso plan" que le posibilitó reducir la duración y frecuencia de los cortes desde 2014, y superar así los exigentes requerimientos regulatorios previstos en la última revisión tarifaria integral.
Dicho de otro modo, volver a negociar subas de tarifas y dejar de lado las amenazas estatizadoras que parten de ciertos sectores del kirchnerismo y de un grupo de intendentes bonaerenses, más que nada contra Edesur.
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El comunicado de Edenor plantea una mirada de este tipo, ya que sin utilizar las mismas palabras hace referencia a la necesidad de "restablecer el equilibrio de la ecuación económico-financiera del servicio público concesionado, porque solo con previsibilidad y cumplimiento del marco regulatorio podrán sostenerse los niveles de inversión y la mejora continua en la calidad de servicio".
En cuanto a números, el balance de Edenor demuestra que sus ingresos disminuyeron un 31% en términos reales respecto del mismo período del 2019, producto principalmente del congelamiento tarifario, y por una reducción en el volumen de energía vendida del 1,2%.
El EBIT ajustado cayó en línea con el margen bruto, reflejando la falta de actualización de los ingresos en un contexto de altos índices de inflación e incremento de los costos operativos, a pesar de los esfuerzos de la sociedad por ser más eficiente en el uso de los recursos.
Esto hizo que el resultado del trimestre resultara una pérdida de $2.557 millones, disminuyendo $3.601 millones respecto del mismo período del 2019, cuyo resultado ascendió a $1.044 millones sin considerar el impacto, por única vez, del Acuerdo de Regularización de Obligaciones.
"Esta disminución se explica por el deterioro del resultado operativo, mayores resultados financieros negativos, menor resultado por exposición a la inflación y una menor carga por impuesto a las Ganancias", detalla Edenor en su comunicado.
Con relación a las inversiones, durante el segundo trimestre alcanzaron $2.434 millones que, sin embargo, representaron una reducción del 20,8% respecto del mismo período del año anterior, "reflejando el esfuerzo realizado a pesar de haberse reducido el margen bruto en mayor magnitud".
Edesur, con varios frentes abiertos
Con respeto a Edesur, en el mismo período redujo sus ingresos en un 23%, también afectada por el congelamiento tarifario y los efectos de la pandemia.
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Su Ebitda se vio comprometido además por la falta de cumplimiento de parte del actual Gobierno del acuerdo de recomposición tarifaria que todo el sector suscribió con la anteriores autoridades de Cambiemos en el 2018 y que, además de establecer un sendero de tarifas, terminaba con una serie de conflictos regulatorios pendientes relacionados con el período 2006-2017.
En cifras, los ingresos de Edesur en el primer semestre fueron de $28.717 millones frente a los $37.508 millones del mismo periodo de 2019, con un retroceso de 23%. En tanto el EBITDA fue de $448 millones en el reciente cierre frente a los $16.789 del año pasado, 97% menos en el cotejo interanual.
Su pérdida de $2.586 millones contrastó con ganancias por $12.267 millones entre enero y julio del año pasado.
En cuanto a las inversiones, se ubicaron en $3.500 millones que, sumados a los más de u$s700 millones invertidos en los últimos cuatro años (2016-2019), han permitido mejorar 29% la reducción de la duración promedio de los cortes en respecto de 2019 y 40% en comparación con 2016.
Edesur es actualmente, la empresa con mayores frentes de conflicto abiertos con el gobierno del presidente Alberto Fernández. A partir de la avanzada de un grupo de jefes comunales bonaerenses, las autoridades iniciaron un proceso para revisar su concesión y, eventualmente, encontrar fórmulas que permitan finalizar ese convenio.
En los últimos días, la distribuidora controlada por el grupo italiano Enel, recibió multas millonarias aplicadas por el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE), que van en camino al mismo objetivo: evidenciar la falta de aptitud de la compañía para continuar al frente del servicio de distribución de energía en la zona sur de la Capital Federal y en 12 partidos del Conurbano.
En el caso del sector de gas, la situación de Metrogas es también comprometida. La empresa, cuya mayaría accionaria pertenecen a la petrolera estatal YPF, cerró el primer semestre con un rojo de $1.666 millones.
Tarifas congeladas, ritmo inflacionario, cobran en pesos y pagan en dólares, más la baja de recaudación desde que comenzó la pandemia, con dos meses con ingresos menores al 50%, hacen que la empresa también deba sostenerse con un delicado equilibrio financiero.
En especial porque no hay posibilidad de que las tarifas tampoco se muevan durante lo que resta del año. Por lo menos, si se tienen en cuenta las declaraciones del propio Jefe de Estado que desestimó cualquier posibilidad de retocar el costo del gas y de la electricidad hasta fin de año.