La metalúrgica IMPSA busca inversores para vender parte de sus acciones
Tras haber logrado "reperfilar" el pago de parte de su deuda y extender el plazo por un año, IMPSA comenzará en las próximas semanas con el proceso de venta de parte de su paquete accionario.
La ex empresa metalúrgica de la familia Pescarmona acaba de contratar a Columbus Zuma como el asesor financiero que liderará la búsqueda de inversores locales o extranjeros que quieran adquirir parte del capital en poder de un importante grupo de acreedores.
Actualmente, el 65% de las acciones de la ex Industrias Metalúrgicas Pescarmona S.A y rebautizada por sus siglas IMPSA, es controlado por un pool de tenedores de su deuda en el que se encuentran el Banco Nación, el Banco de Inversión y Comercio Exterior, el Banco Interamericano de Desarrollo y la gestora de fondos Moneda, además de otros acreedores particulares y tenedores de bonos.
Todos forman parte de un fideicomiso que se hizo cargo de la empresa de tecnología industrial para la generación de energía a mediados del año pasado, luego de arduas negociaciones con la familia Pescarmona para encarar un Acuerdo Preventivo Extrajudicial (APE) con el objetivo de reestructurar un pasivo, en ese momento, de u$s1.108 millones que se redujo a u$s430 millones.
La empresa había entrado en default el 15 de septiembre del 2014, cuando debió posponer los pagos de capital e intereses de la totalidad de las deudas financieras por Obligaciones Negociables (ON), como también todas aquellas mantenidas con otros acreedores financieros.
Fundamentó su decisión en los atrasos en las cobranzas a determinados clientes, principalmente por obras en Venezuela y en Brasil, lo cual le provocó daños a su situación operacional, financiera y comercial y la obligó a elaborar planes que permitieran la sustentabilidad de las actividades.
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Simultáneamente, inició las negociaciones con los principales acreedores con el objetivo de avanzar en un proceso de reestructuración para seguir operativa y recuperar el valor para todas las partes involucradas.
En ese marco, los Pescarmona retuvieron el 35% restante de participación en la firma, pero se quedaron fuera del directorio y el propio Enrique Pescarmona debió dejar su cargo de Presidente de la compañía después de haberlo ejercido durante cinco décadas.
Luego de la firma de ese convenio como parte del APE, una asamblea de accionistas convocada para reformar la estructura gerencial de IMPSA nombró a los nuevos directores, síndicos y fiscalizadores, y realizó cambios al estatuto y al nombre de la organización.
También se decidió ofrecer a los acreedores las formas de pago del pasivo, con bonos del tipo par y discount y nuevas emisiones de Obligaciones Negociables (ON).
Desde entonces, las riendas de la compañía de origen mendocino fueron delegadas en Diego Grau, como presidente; Eduardo Fabián D´Aiello, vicepresidente; Eduardo Alberto Andreu, director Titular; y Juan Carlos Fernández, quien asumió como CEO de la compañía.
Estos ejecutivos recibieron, por mandato de la asamblea de accionistas, la orden de liderar el proceso de venta de la mayoría del capital de IMPSA que, con la contratación del asesor financiero, acaba de iniciarse.
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A través de un comunicado enviado a la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, la compañía informó sobre el acuerdo con Columbus Zone para encarar este proceso que, según el documento, "se encuentra ya trabajando en la búsqueda de inversores a fin de cumplir con el mandato establecido en los términos y condiciones del fideicomiso".
De esta forma, el derecho de "drag-along" que, por contrato, poseen los accionistas mayoritarios les permite obligar a los Pescarmona a resignarse a que IMPSA cambie de manos en caso de una oferta considerada conveniente "sin poder intervenir, u opinar".
La posibilidad incluye la venta de una parte del capital o del 100% del paquete de la mano de las opciones que acerque el asesor financiero contratado, aunque con un plazo que se puede extender a cinco años desde iniciada la búsqueda.
En el informe enviado a la Bolsa y a la Comisión Nacional de Valores (CNV) se aclara que IMPSA logró extender el pago de sus bonos de deuda emitidos el 2 de octubre del 2017 dentro del APE y homologados por el juzgado interviniente en el proceso.
La nueva fecha de pago fue aceptada por el Comité de Acreedores y se estableció como límite el 30 de diciembre del 2020. Además de permitirle a IMPSA concentrar sus recursos en el desarrollo, crecimiento y expansión internacional de sus operaciones, el nuevo plazo le posibilita a la compañía encarar un proceso ordenado de búsqueda de inversores.
Los beneficiarios de esta búsqueda, según se destaca en la nota, "resultan, precisamente, los acreedores de la sociedad resultantes del proceso de reestructuración".
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En otro párrafo, el paper de IMPSA asegura que el diferimiento de sus pagos por un año busca "cumplir con las condiciones establecidas en las cartas acuerdo, mantener el pari passu entre los acreedores de la sociedad y posibilitar el cumplimiento de los objetivos previstos para otorgar la extensión".
Por ese motivo fue que solicitó al Segundo Juzgado de Procesos Concursales de Mendoza la apertura de un proceso de APE para implementar la extensión de los pagos hasta diciembre del año próximo, incluyendo la convocatoria a asambleas de obligacionistas y bonistas para que consideren la propuesta.
Según los términos ofertados por IMPSA, el período de gracia para el pago intereses sobre los nuevos instrumentos de deuda con vencimiento el 30 de diciembre del 2019 y el 30 de junio del 2020 se extenderá hasta el 30 de diciembre de 2020. Adicionalmente, propone que ninguna amortización de capital ni reembolso de gastos ni cualquier otra obligación de pago sean cancelados antes de la fecha de pago reprogramada.
La oferta también incluye mantener el pari passu entre los acreedores, "a cuyo fin no se efectuará pago alguno a los mismos en virtud de las obligaciones pendientes de la sociedad hasta la fecha de pago reprogramada".
Además, IMPSA ejercerá su derecho a capitalizar la parte de los intereses acumulados correspondiente a la tasa Badlar sobre la nueva deuda en pesos par hasta el 30 de diciembre del 2022.
La carta agradece el "apoyo y la confianza de nuestros acreedores, que acompañan así a IMPSA en esta nueva etapa que inició en 2018 y a partir de la cual reestructuró su deuda, cambió sus accionistas controlantes, su directorio y su management".
Implementó además "nuevas y mejores políticas de integridad y control, logró mantener a su equipo profesional y continuar operando y compitiendo con éxito durante los casi cuatro años que duró su proceso de reestructuración y en la compleja coyuntura económica que debió enfrentar el país desde mediados de 2018".
En la actualidad, IMPSA se especializa en la provisión de soluciones integrales para la generación de energía eléctrica a partir de recursos renovables, la fabricación de equipos para la industria de procesos y la gestión de residuos y su tratamiento, entre otros aspectos.
No obstante, sus orígenes se remontan al año 1907, cuando el abuelo de Enrique Pescarmona decidió fundar Talleres Metalúrgicos Enrique Epaminondas Pescarmona, en Mendoza. Básicamente, la firma fabricaba repuestos de hierro fundido, equipos para la industria vitivinícola y compuertas para canales de irrigación.