En solo tres meses, Arcor ya acumula pérdidas por casi 1.000 millones de pesos
La crisis por la que atraviesa Arcor no cesa. Considerado como el mayor productor mundial de caramelos duros, la principal empresa argentina de alimentos y líder en exportación de golosinas de Argentina y Brasil, se encuentra fuertemente afectado por el inestable escenario de la economía local.
De hecho, el año pasado registró un balance negativo por $1.011 millones, evidenciando un elocuente síntoma del momento que atraviesa el país ya que a lo largo de sus 67 años de vida, solamente había perdido dinero en el 2002, pero con un contexto económico y político mucho más volátil e inestable que el actual, tras la debacle del régimen de convertibilidad del peso.
Sin embargo, nada hace prever que durante este año el escenario cambie. Más, si se tiene en cuenta que en los primeros tres meses del 2019, la multinacional alimenticia con sede en Córdoba siguió acumulando balances en rojo.
Según informa la propia Arcor a la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, entre enero y marzo pasados sufrió una pérdida integral de $874 millones contra una ganancia de $382 millones durante el mismo período del 2018.
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Desde la empresa, argumentan que el preocupante cambio en los estados de resultados tiene estrecha relación con la devaluación del peso frente al dólar que se inició precisamente en abril del año pasado, y también por la recesión de la economía, que se refleja en la constante retracción del consumo.
De hecho, la performance negativa del grupo de la familia Pagani la ha venido obligando a rearmar sus planes de negocios. El último ejemplo es el cierre de la planta de La Campagnola en Mendoza para mudar la producción de esta marca a San Luis.
Su situación no escapa a la de otras grandes empresas alimenticias locales, como Molinos Río de la Plata,Quickfood y Mastellone, que también cerraron un primer trimestre con fuertes pérdidas.
En el mismo escenario se debate la la mayor productora de hamburguesas del país y dueña de la marca Paty, que cerró el primer trimestre de este año con un rojo de $191 millones, mientras que la dueña de La Serenísima informó un balance negativo por $465 millones durante el mismo período.
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En el caso de la compañía propiedad de la familia Perez Companc, su balance muestra una ganancia de $657 millones pero que se produjo por factores externos que le generaron aportes por $973 millones y que no fueron impulsados por una recuperación de sus operaciones domésticas.
Pero a pesar del negativo escenario, Arcor continúa con su plan de control sobre Mastellone, en donde ya controla algo más del 42,99% del capital. Ahora, buscará incrementar esa posición hasta el 47,48%. Arcor está a punto de pagar u$s12 millones por 29 millones de acciones de Mastellone.
Una vez finalizado el deal, debe ser aprobado por las autoridades regulatorias brasileñas, ya que Mastellone posee una planta en el país vecino, la alimenticia cordobesa estará casi a punto de finalizar el proceso de compra del 49% de la dueña de La Serenísima que inició en el 2015 y que lleva delante de manera paulatina desde ese año.
Mientras tanto, sigue buscando variantes para reducir su déficit y encarar planes que le permitan recomponer la oferta de sus productos, al igual que el resto de las empresas del sector alimenticio.
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Todas, arrastradas por las consecuencias de la recesión económica, la inestabilidad del tipo de cambio y los nuevos hábitos de los consumidores quienes, para adaptarse a la crisis y sobrevivir, buscan productos más baratos y de segundas y hasta terceras marcas.
Arcor es uno de los peso pesados del sector alimenticio: emplea a 21.000 personas y está entre los mayores exportadores del país. Pero ya el año pasado advertía sobre el "comportamiento de ciertas variables macroeconómicas", entre las que destacaba el impacto de la fuerte devaluación del peso -con una suba del dólar superior al 100% registrada entre abril y octubre del 2018-, además de la profunda caída en el nivel de consumo interno, que impactó de manera negativa en el volumen de sus ventas.
Ese año, su presidente, Luis Pagani, debió salir a desmentir públicamente un peligro de default, mediante una carta en la cual rechazaba la posibilidad de quiebra.
"Ante versiones infundadas y malintencionadas que han circulado en el día de la fecha en relación a la situación financiera de nuestra empresa, queremos informar que Arcor no se encuentra en ningún proceso de reestructuración de sus pasivos, ya que cuenta con una sólida posición financiera", aseguraba el directivo.
Un escenario muy diferente al del 2017, año en el que la economía registró un incremento de 2,9% y el balance de la principal multinacional argentina de la alimentación mostró un resultado positivo de $1.118 millones, ventas por $48.420 millones, un Ebitda de $4.783 millones e inversiones por u$s100 millones.