El equipo y la soledad: dos formas de practicar un deporte y llegar al éxito

Practicar un deporte en forma profesional es un emprendimiento difícil, que cambia para siempre la vida de quien lo elige. Las largas horas de entrenamiento, el cansancio excesivo y la preparación psicológica son factores centrales para las personas que toman este camino. A partir de ese momento, su día a día no volverá a ser el mismo ni tampoco será comparable con los de otros de su edad, ya que su rutina está completamente alterada por el deporte, que opera como elemento central. En esta tercera edición de los Juegos Olímpicos de la Juventud, con sede en la Ciudad de Buenos Aires, los deportes y disciplinas que están en competencia son muchos. Desde los tradicionales, como atletismo o futsal, hasta otros incluidos recientemente, como el BMX Freestyle o el golf.

Algunos de ellos son por equipos, lo cual implica que los participantes están entrenados para trabajar en grupo, sentirse todos uno y encarar así el juego. Otros, en cambio, son individuales, tienen un solo protagonista, por lo que cada atleta sabe que se tiene a sí mismo, que a pesar del entrenamiento y del equipo que se encuentra presente en todo momento, cuando empieza la competencia está solo contra su objetivo. ¿Cómo se diferencian, entonces, los deportistas que juegan en equipo de los que lo hacen por su cuenta?“Esta competencia es difícil, es un nivel más alto del que estamos acostumbrados a jugar”, explica Juan Esteban De la Fuente, un joven de 17 años, de altura imponente, que practica básquet. A diferencia de otros deportistas, que han comenzado su entrenamiento desde pequeños, él empezó hace apenas un año.

Sin embargo, hoy es posible afirmar que no sería lo mismo sin su equipo. “A futuro, tanto para mí como para el resto de mis compañeros, nos veo muy bien, ya que somos un equipo muy unido que supo lograr cosas buenas, sacamos muchas medallas en los juegos que pudimos participar”, agrega el atleta, minutos antes de partir hacia la Villa Olímpica, donde vivirá hasta el fin de los Juegos.

Si bien el imaginario colectivo, en muchas ocasiones, puede sugerir que los deportes en equipo son más dinámicos, más fáciles, e incluso menos exigentes, la realidad indica que no son afirmaciones del todo ciertas. Trabajar en conjunto e ir hacia adelante todos juntos es una tarea que requiere mucho esfuerzo, no solo físico para poder alcanzar un rendimiento óptimo, sino psicológico para poder sobrellevar y satisfacer las necesidades del grupo.

No obstante, hay quienes prefieren trabajar para sí mismos y empujarse de esa forma todo el tiempo. Es el caso, entre muchos otros, de Ela Anacona, una chica de apenas 17 años que practica golf desde sus 4. “Elegí jugar porque mi papá practicaba este deporte, yo siempre lo acompañaba y un día empecé a hacerlo por mi cuenta”, señala la atleta, que empieza esta competencia con más de cinco campeonatos en el haber a lo largo de su vida deportiva.

"El golf me enseñó un montón de valores y creo que eso es positivo para todos los que practicamos un deporte, no solo para mí", menciona Anacona, al tiempo que se siente orgullosa de representar a Argentina en un evento de estas características. "No podría dejar nunca el golf porque me enganché mucho desde el primer momento, no me veo practicando ningún otro deporte", agrega. En equipos o de manera individual, la delegación argentina -bajo el padrinazgo del Comité Olímpico Argentino (COA), institución sponsoreada por ICBC- está preparada y en condiciones de enfrentar la segunda semana de competencia. Hasta el 18 de octubre, la Ciudad de Buenos Aires será testigo de los esfuerzos, las emociones y el sudor que todos los atletas dejarán en el campo de juego para alcanzar sus metas más altas. La exigencia es grande, pero el sueño del podio es de todos.