Seis lecciones de Novak Djokovic en Argentina sobre competir y ser el mejor de la historia
La visita de Novak Djokovic a la Argentina el último fin de semana quedará en un lugar especial del corazón de los fanáticos locales del tenis, y no solamente por la emotiva despedida de Juan Martín del Potro, el último campeón argentino y gran gestor de la Copa Davis conseguida por el país.
Hace meses que en un video "Nole" se comprometió con "Delpo" a estar presente en su despedida. "¿Me estás cargado? Para vos en Argentina, seguro que vengo", respondía en la promoción del "Último Desafío", el encuentro que tuvo lugar el domingo pasado en el Parque Roca.
Allí mismo y ante miles de fanáticos, Delpo comentó que el pedido real fue prácticamente igual al del video. Él se había emocionado con el triunfo de Novak en las olimpíadas y lo dijo públicamente en sus redes. Lo consideraba un amigo, y le daba mucha felicidad verlo conseguir el laurel que le faltaba a su corona. Esto no pasó inadvertido para Nole y su equipo, y tiempo después compartieron en Miami una cena cuando Delpo fue a Estados Unidos a jugar un partido junto a su otra mitad del tenis, la mismísima Gabriela Sabatini. Allí le comunicó su deseo al serbio: tener frente a él una despedida soñada. No había plan B, era eso o nada más.
Novak se comprometió sin dudarlo, y llegó el sábado al país para entregar la copa en la final de la Libertadores, dar una conferencia de prensa y ser parte de la despedida de Delpo. También, según trascendió en los medios, se reunió fuera de agenda con el presidente Javier Milei, quien durante su arresto en Australia lo había defendido por ser fiel a sus convicciones de no vacunarse contra el COVID-19.
"Para mi fue una decisión fácil. Es un placer muy grande volver a Argentina después de 11 años, y es muy emocionante porque estoy con mi amigo Juan Martín. Fue un gran honor que me pidiera que fuera parte de su último desafío para celebrar su carrera. Me siento como en casa aquí, toda la hinchada argentina ha sido muy amable conmigo y todo mi equipo", dijo el belgradense en la conferencia de prensa a la que asistió iProfesional.
El cariño del público argentino también se hizo notar durante su estadía. Decenas de personas con banderas de Serbia, carteles y hasta tatuajes con su rostro, lo esperaron fuera del Hotel Casa Lucia en Recoleta. Él casi no había dormido tras un vuelo de 17 horas desde Qatar; había dado una conferencia de prensa y dos entrevistas. Aún así, se bajó de la camioneta a sacarse fotos y firmar autógrafos.
"Venite a vivir a la Argentina, Nole", le gritaron durante su primer saque en el partido. Se dio media vuelta y formó un corazón con sus manos mirando a la audiencia. "Dale Rafa", "Como Sharapova", le gritaban luego, y casi como en sus inicios, cuando era el "Djoker" (un apodo vinculado a la palabra "bromista" en inglés) imitó a los dos mencionados cracks del tenis. Un ida y vuelta permanente de carisma que por estos días el público argentino no está necesariamente acostumbrado a recibir.
Qué pueden aprender los líderes de Novak Djokovic
Sus palabras durante la conferencia de prensa con Del Potro, respetuosamente siempre en español aunque le cueste, dejan algunas lecciones sobre cómo puede una persona competir en el más alto nivel y a la vez fomentar el respeto y la amistad con sus rivales; cómo transitar la última etapa de una carrera meteórica y prepararse para lo que viene; anteponer lo importante a lo urgente; y crear un legado que trascienda. Esto es lo que piensa el verdadero mejor de la historia.
Entender cuándo no es tu momento
Días atrás se retiró oficialmente quien fue el mayor rival tenístico de Djokovic, Rafael Nadal. Novak tenía una noticia bomba para dar, pero esperó a que el español tuviera su momento en el sol para luego oficializarla: eligió nada menos que a Sir Andy Murray, la cuarta pata de los Big Four del tenis, para que sea su coach. La noticia movió el amperímetro del tenis, y ahora los fanáticos tienen algo más por qué entusiasmarse, mientras la era de los imbatibles pierde su lustre.
Ciertamente el belgradense sabe tomar el protagonismo. Sus rivales reconocen que no se lo puede dar por vencido ni aún vencido. Pero también sabe cuándo hacerse a un lado y ceder el foco. Lo hizo con Nadal, lo volvió a hacer con Del Potro. Se obviaron las pelotas rápidas y los drop shots que Delpo probablemente no podría alcanzar con su maltrecha rodilla. Cada uno hizo su magia.
Voló 17 horas para que otra persona pudiera ser el centro de la escena, y le brindó reconocimiento en cada intervención. Nada de esto achicó ni por un centímetro su figura.
Rodearse de los mejores, dándoles una mano
Un verdadero líder sabe leer el clima del momento, y no solo aquello que le pasa personalmente. Tanto Andy Murray como Del Potro se encontraban en una búsqueda de cómo continuar ahora lejos del tenis. Djokovic, que sigue en lo más alto de la disciplina, salió a tirarles una soga para que puedan permanecer tan relevantes como fueron en esta nueva era. Un nuevo desafío o un cierre fundamental y a la altura de los acontecimientos.
Más allá de la generosidad, la habilidad para rodearse de los mejores es otro de los rasgos de un gran líder inspirador, que le pueden dar nuevo aliento para la etapa más adulta de su carrera como deportista profesional.
Cómo elegir un jefe cuando sos el mejor de la historia
Al elegir a su equipo, Novak nunca se dejó llevar por los comentarios y no le tiembla el pulso para tomar decisiones. Por ejemplo, lo demostró con su relación con el tenista croata Goran Ivanisevic, a quien contrató como coach y mantuvo a su lado durante algunos de los años más exitosos de su carrera, pese a que más de un serbio no lo vio con buenos ojos.
El domingo Novak dijo que cuando partieron sus más grandes rivales, una parte tenística de él también partió con ellos. ¿Se quedó sentado viendo cómo es el único de los grandes de esa era que sigue en el circuito? Para nada, eso no sería suficiente.
"Ahora elegí un nuevo coach y esta relación nueva con uno de mis más grandes rivales me da mucha motivación e inspiración para ver si podemos seguir haciendo cosas grandes en nuestro deporte. Es prioridad ganar un grand slam. Lo veremos. No estoy pensando en el fin para mi. Veré como me va la próxima temporada", agregó.
Le preguntaron qué le puede aportar a él Andy Murray. La respuesta fue categórica: "Primero quería probar 6 meses luego de terminar con Goran para saber si necesitaba tener a mi lado un entrenador o no. La conclusión fue que si, pero tenía que ser una leyenda de nuestro deporte, y no había muchos nombres que hayan conseguido múltiples grand slams y ser número uno del mundo."
"Andy me conoce desde muy joven, jugamos la primera vez con 12 años (de hecho, Del Potro estaba en el campeonato francés donde ellos se conocieron) y el proceso de nuestra rivalidad llevó a que conozca mi juego muy bien, su evolución, todo lo malo de mi juego. Es muy interesante para mi saber cómo se siente él cuando juega contra mi, y conoce cómo juegan campeones de la actualidad. Estos factores serán positivos para nuestra relación".
La rivalidad no anula el respeto
En los negocios, ser un "tiburón" que se come a los rivales es muy valorado. Pero para el largo plazo, es una estrategia no tan sustentable.
Ser pésima persona en el trabajo no hace a un gran líder. Ser tiburón no es excusa. Y hay que decirlo: no siempre los rivales le devolvieron respeto a Novak, tampoco lo hizo la prensa. Les quedó cómodo tratarlo del "villano malo" de la historia.
Pero él es un líder carismático nato. Entretiene y compra con la misma soltura con la que luego se enoja consigo mismo, con un árbitro y con su equipo en plena cancha. Todo es parte de su estilo. Lo mismo se notó este fin de semana en Buenos Aires.
"La rivalidad que tenemos fue muy grande también, porque jugamos y vivimos momentos maravillosos en los estadios más grandes de nuestro deporte. Pero en el último período, nuestra amistad se volvió más que una simple rivalidad", dijo sobre Del Potro. "Siempre hubo un abrazo al fin del partido. Por eso quiero mucho a Juan Martín. Cuando uno compite es normal querer siempre ganar. Pero al final somos seres humanos y compartimos emociones fuertes", reconoció.
"La Torre de Tadil" le devolvió las flores cuando dijo más de una vez que se siente orgulloso de haber pasado toda su carrera compitiendo con él, con Nadal y Roger Federer, que están en otro nivel y han ganado todo. Claramente, los campeonatos pasan, quedan los amigos.
Prever con anticipación cada movida
Como los ajedrecistas, el tenista también aprende a leer a su oponente, a adelantar sus jugadas y a esconder las propias. Quizás Djokovic, mirándose en ese espejo que lo entristece, vea en sus viejos rivales aquello que más nos entristece a los fans del tenis alrededor del mundo: una futura despedida del más grande de la historia.
"Creo que actualmente sigue siendo el mejor. Tenísticamente para mí no hay nadie como él. Y cuando está en condiciones físicas buenas, demostró que puede ganar un juego olímpico o llegar a la final de un grand slam. Por eso tampoco quiero pensar en el retiro de Novak Djokovic, porque hoy miro poco tenis, pero cuando lo hago, son partidos importantes de él", ejemplificó Delpo.
A Nole le quedan varios aces bajo la manga, en esta nueva era de show y entretenimiento que emprende junto a Andy Murray, una dupla por la que nadie dejará de hinchar. Quiere jugar hasta los 40 y ese es su objetivo. También llegar al grand slam número 25, por más que ya tenga más que nadie.
Objetivos y hambre no le faltan a Djokovic. La lección final del más grande será quizás cómo encontrar la motivación cuando ya se ha conseguido todo.