Crítica de las empresas estadounidenses al proyecto de etiquetado de alimentos
Alejandro Díaz, CEO de AmCham Argentina, la cámara argentino-estadounidense que nuclea a las firmas de ese origen y también a otras multinacionales, difundió un comunicado en el que asegura que el proyecto de etiquetado frontal de alimentos que en los próximos días tratarán los diputados nacionales "lisa y llanamente, demoniza una serie de alimentos, que contienen nutrientes críticos, como el azúcar, y que forman parte del tejido productivo de numerosas provincias" y "obstaculiza el proceso de reactivación económica".
Sin mencionarlo directamente, para Díaz esta norma está en el grupo de medidas (como la reciente ley de Tierra del Fuego que prohibió la cría de salmones) que ahuyentará inversiones, obstaculizará el comercio y pondrá en riesgo fuentes de trabajo, "utilizando premisas que aparentan solucionar los problemas de la sociedad, cuando en el fondo los ocasionan".
Contra el proyecto
"La mal llamada 'Ley de Promoción de la Alimentación Saludable' subestima la habilidad de los consumidores para seleccionar una dieta variada, imponiendo un modelo punitivo, que provoca temor e incongruencias. La imprecisión manifiesta, al determinar que un producto debe adoptar la visualización de los sellos octogonales negros, no constituye un elemento de advertencia en la comunicación sino un castigo para su comercializadores", sostiene Díaz.
El titular de AmCham sostiene que el sistema chileno, que es diferente al proyecto argentino en la manera que define la utilización del etiquetado, con 5 años de implementación, "muestra que los efectos generados no fueron los deseados oportunamente por el legislador".
Aclara que, aunque en los primeros meses de aplicación de la norma hubo una migración en el consumo hacia productos sin sellos, luego esto se estancó y volvió casi al mismo punto de partida. "Según los expertos, los índices de obesidad en la población no mostraron mejoras sustancialmente medibles", indicó.
"La responsabilidad por combatir una afección tan seria a la salud como es la obesidad no puede recaer exclusivamente en la industria, utilizando mecanismos que en apariencias lo soluciona. Es necesario asumir una responsabilidad conjunta con las autoridades en pos de sensibilizar sobre mejores hábitos alimenticios, promover la actividad física, etc", destaca Díaz.
Según el directivo, el criterio para definir la imposición de sellos en Argentina es "más arbitrario que para la normativa chilena". El perfil de nutrientes establecido "impone umbrales extremadamente exigentes, y no contempla ningún tipo de flexibilidad o gradualidad en la aplicación de los sellos negros".
De acuerdo con AmCham, el etiquetado llegaría a aplicarse al 91% de los productos envasados, "y no es cierto que todos esos productos sean poco saludables. Dentro de esos productos, dos tercios son alimentos que las guías alimentarias recomiendan consumir, de manera que se generaría una contradicción importante y por ende una severa confusión en el consumidor", dice la nota.
Pocos incentivos
Por eso, el CEO de AmCham cree que "la industria tiene pocos incentivos a innovar, dado que, mientras que, en muchos productos, esfuerzo tecnológico mediante, se podría avanzar en una disminución importante de sodio, azúcar o grasas, etc., las empresas, al no lograr situar sus productos por debajo de los límites establecidos, quedarán igualmente rotulados que aquellos de competidores que no hacen ningún esfuerzo de reducción, haciendo imposible diferenciarse en el mercado para que los consumidores puedan diferenciarlos y cambiar sus hábitos de compra.
Desde AmCham opinan que se podría legislar de mejor manera. Por ejemplo, no están a favor de usar octógonos negros para resaltar los alimentos más procesados. En su lugar, destacan modelos como el "Nutri-Score, el mejor evaluado y utilizado en Europa".
Otra crítica a la ley es que el diagnóstico del cual parte está centrado exclusivamente en discriminar alimentos por su condición de procesados. "El problema de nuestra alimentación no tiene que ver exclusivamente con el consumo de alimentos procesados, también tiene que ver con el adecuado consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y lácteos, y el exceso de harinas refinadas y azúcares en infusiones", aclara Díaz.
Además, desde AmCham ya habían dicho que este tipo de normas deben estar alineadas y validadas con el resto de los países del Mercosur.
"Finalmente -dice Díaz- , el desafío para nuestros diputados es legislar mecanismo que ofrezcan información directa y clara a la hora de elegir y comprar, punto de partida para promover políticas públicas tendientes a prevenir las enfermedades crónicas no transmisibles, como diabetes, hipertensión y afecciones cardiovasculares, entre otras, y con clara evidencia científica".
"Por eso promovemos la implementación de etiquetas de advertencia en los productos para cumplir con este objetivo, pero de manera clara, sustentable, equitativa y eficaz".