Los cambios en el impuesto a las Ganancias y su efecto en los bolsillos
Una de las principales medidas tomadas por el Gobierno en estos días fue el aumento del 20% del monto de las deducciones computables para empleados dependientes y jubilados en el impuesto a las ganancias.
Esta suba permite corregir, para estos contribuyentes, la distorsión provocada por el mecanismo de actualización aprobado por ley para los parámetros de cálculo del impuesto, distorsión surgida de la negociación que obligó a modificar en su momento el proyecto original del Gobierno, señala Nadin Argañaraz, economista de IARAF, en La Nación.
Vale recordar que, en lugar de aplicarse el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de todo el año, se optó por un índice de salarios del sector privado ( Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables), correspondiente al período anual terminado en octubre del año previo al del cálculo del impuesto.
Una inflación efectiva mayor a la que se esperaba durante el año 2018 se tradujo en un incremento paritario muy inferior. Y eso llevó a que el Ripte tuviera un crecimiento de casi veinte puntos porcentuales por debajo de la inflación, generando así un ajuste insuficiente de los parámetros del impuesto a las ganancias.
En consecuencia, a lo largo de este año 2019 comenzaron a quedar alcanzados por el impuesto un mayor número de trabajadores por un lado y a tener que tributar un porcentaje mayor de su ingreso los trabajadores que ya pagaban, por el otro.
Este ajuste adicional del 20% que se acaba de decidir en estos días permitirá, bajo el supuesto de un incremento salarial para 2019 del 40%, eliminar del alcance del impuesto a los de trabajadores dependientes que, por la causa mencionada se habían incorporado y, a la vez, reducir la alícuota efectiva que terminan tributando los que sí siguen alcanzados.
Si se toma el caso de un trabajador dependiente casado con dos hijos deducibles. Con un ingreso neto mensual promedio de $70.000, se observa que este año iba a terminar pagando un 4,2% de su ingreso neto. En relación al año 2018, cuando fue del 2,6%, implicaba un aumento relevante. Pero con las recientes modificaciones, pasaría a tributar una alícuota efectiva equivalente al 1,9%. Es decir que, en lugar de una mayor carga tributaria pasaría a tener una leve baja respecto al año pasado, explica Nadin Argañaraz.
Si, en cambio, se toma el caso de un trabajador dependiente soltero sin hijos deducibles con igual ingreso mensual neto, de un 9% que iba a pagar este año pasaría a pagar un 6%. Respecto de 2018, cuando la alícuota efectiva fue de 7,3%, también terminaría este año en una situación más favorable.
Impacto en pesos
Resulta útil medir el impacto en pesos para este mismo trabajador. En el caso del casado estaba pagando un promedio de $3190 por mes. Ahora pasaría a pagar $1440. Es decir que recibiría $1750 adicionales por mes desde septiembre y hasta diciembre, equivalentes al 2,3% de su ingreso mensual promedio. Además, debe recibir entre septiembre y octubre una devolución de $14.000.
Por su parte, el trabajador soltero tendría un ahorro mensual de $2290, equivalente al 3% de su ingreso. En este caso, el monto de la devolución de lo que pagó de más anticipadamente superaría los $18.300. En síntesis, el trabajador asalariado casado con dos hijos tendría un ingreso mensual extra del orden de los $8750 durante los próximos dos meses, considerando devolución y ahorro ($11.400 para el soltero), señala Nadin Argañaraz en La Nación.
Claro que este dinero extra, que irá al bolsillo de los trabajadores asalariados, tiene como contraparte la pérdida de recaudación por parte de los gobiernos nacional, provinciales y municipales, dado que se trata de un impuesto coparticipable.