8 preguntas para entender cómo es ser celíaco actualmente
También llamada celiaquía o, más técnicamente, enteropatía sensible al gluten, la enfermedad celíaca es la incapacidad del cuerpo para absorber una proteína conocida como gluten. Al tener ese trastorno se les presenta una situación adversa, pero de fácil solución: no pueden comer ningún producto que lo contenga, ni que haya estado en contacto con él, pero el tratamiento simplemente consiste en evitar su consumo.
¿Dónde está el gluten?
Esta proteína -que es la que le da la elasticidad a las masas y a las harinas- se encuentra en cuatro productos específicos. Son el trigo, la avena, la cebada y el centeno, de allí deriva la sigla T.A.C.C que figura en los paquetes de los alimentos e indica si el producto contiene o no alguno de los cereales mencionados.
Estos granos son de consumo masivo, por lo que se utilizan para todo tipo de preparaciones, tanto refinados como enteros. Esta situación en ocasiones se puede constituir como un problema para los pacientes que padecen la enfermedad, no solo por la presencia del gluten en las comidas, sino por el contacto que puede tener con productos que sí son aptos para ellos.
Qué síntomas provoca la celiaquía
Los signos y síntomas solo aparecen cuando la patología no está controlada, es decir, una situación que se suele dar cuando la persona desconoce esa información. En esos casos es probable que la sintomatología se atribuya a otros trastornos o enfermedades y no se controle adecuadamente.
Muchos de los síntomas se presentan a nivel digestivo y pueden incluir diarrea, hinchazón y gases, dolor abdominal, náuseas, vómitos, estreñimiento y pérdida de peso.
Sin embargo, es importante aclarar que la celiaquía se puede manifestar de otras maneras también y es clave prestar atención a estos síntomas para detectarla a tiempo y que no repercuta negativamente en la salud.
Algunos de ellos son la anemia -generalmente por deficiencia de hierro-, la pérdida de densidad ósea o reblandecimiento óseo, la erupción cutánea con picazón y ampollas, las úlceras en la boca, los dolores de cabeza, la fatiga, la lesión del sistema nervioso -incluidos entumecimiento y hormigueo en los pies y las manos, posibles problemas con el equilibrio y deterioro cognitivo-, el dolor articular y la disminución del funcionamiento del bazo.
La celiaquía en niños
Los niños con enfermedad celíaca son más propensos que los adultos a tener problemas digestivos, que incluyen las náuseas, los vómitos, la diarrea crónica, el abdomen hinchado, el estreñimiento, los gases y las heces pálidas y con mal olor.
Como consecuencia de la celiaquía que permanece por tiempo prolongado puede aparecer la incapacidad de absorber los nutrientes -a su vez causada por los síntomas anteriores-. Esa incapacidad puede ocasionar un retraso en el desarrollo de los bebés, el daño en el esmalte dental, la pérdida de peso, la anemia, la irritabilidad, la baja estatura, la pubertad tardía y algunas patologías neurológicas -como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), problemas de aprendizaje, dolores de cabeza, falta de coordinación muscular y convulsiones-.
Cuándo consultar a un médico
La respuesta es sencilla. Cuando aparezca cualquiera de los síntomas mencionados es necesario hacer una consulta médica de manera rápida. La detección precoz de la celiaquía puede contribuir a evitar las consecuencia que provoca a largo plazo, al tiempo que suma calidad de vida al paciente.
Es por eso que ante cualquiera de las manifestaciones típicas de esta enfermedad -incluso si no se dan todas juntas o todas al mismo tiempo- es necesario hacer una consulta con un profesional de la salud. A partir de algunos análisis se podrá determinar la causa de los síntomas -puede ser celiaquía u otras afecciones- y se indicará el tratamiento adecuado.
En este punto es importante mencionar que la enfermedad celíaca tiende a ser hereditaria, por lo que si hay antecedentes en la familia se debe comunicar al médico.
Qué causa la celiaquía
Los genes combinados con el consumo de alimentos con gluten y otros factores pueden contribuir a la enfermedad celíaca, pero se desconoce la causa precisa.
Las prácticas de alimentación infantil, las infecciones gastrointestinales y las bacterias intestinales también pueden contribuir a la enfermedad. En algunos casos, la enfermedad celíaca se vuelve activa después de una cirugía, embarazo, parto, infección viral o estrés emocional severo.
Cuando el sistema inmunitario del cuerpo reacciona de manera exagerada al gluten en los alimentos, la reacción daña las diminutas proyecciones de apariencia pilosa (vellosidades) que recubren el intestino delgado. Las vellosidades absorben vitaminas, minerales y otros nutrientes de los alimentos que consumes. Si las vellosidades están dañadas, la persona no podrá obtener suficientes nutrientes, sin importar cuánto se coma.
¿Hay factores de riesgo?
Si bien se desconoce la causa precisa de la enfermedad celíaca, lo cierto es que hay ciertos grupos de población en los que se da con mayor frecuencia, es decir que se asocia con ciertas patologías o condiciones.
Quienes padecen diabetes tipo 1, síndrome de Down o de Turner, enfermedad de Addison, enfermedad autoinmunitaria de la tiroides, colitis microscópica o antecedentes de celiaquía en la familia, están más expuestos a tener esta incapacidad para procesar el gluten.
Es por eso que se aconseja que dichas personas estén más atentas si se presentan alguno de los síntomas mencionados y puedan concurrir a un especialista de manera rápida.
Qué complicaciones puede tener la celiaquía
Si la enfermedad celíaca se controla y se lleva una dieta adecuada la persona tendrá una alta calidad de vida y es probable que no vuelva a presentar los síntomas típicos. No obstante, si no se controla y se deja avanzar es probable que produzca una serie de efectos adversos, la mayoría de ellos permanentes.
- Desnutrición: esto ocurre si el intestino delgado no puede absorber suficientes nutrientes. La malnutrición puede provocar anemia y pérdida de peso. En los niños, la desnutrición puede causar crecimiento lento y baja estatura.
- Debilitamiento de los huesos: la absorción insuficiente del calcio y la vitamina D puede llevar a un reblandecimiento del hueso (osteomalacia o raquitismo) en los niños y a una pérdida de densidad ósea (osteopenia u osteoporosis) en los adultos.
- Infertilidad y aborto espontáneo: la absorción insuficiente del calcio y la vitamina D puede contribuir con los problemas reproductivos.
- Intolerancia a la lactosa: el daño en el intestino delgado podría causarte dolor abdominal y diarrea después de comer o beber productos lácteos que contengan lactosa. Una vez que el intestino haya sanado, podrías ser capaz de tolerar los productos lácteos de nuevo.
- Cáncer: las personas con enfermedad celíaca que no mantienen una dieta libre de gluten tienen un mayor riesgo de padecer varias formas de cáncer, incluido el linfoma intestinal y el cáncer del intestino delgado.
- Problemas del sistema nervioso: algunas personas con enfermedad celíaca pueden presentar problemas como convulsiones o una enfermedad de los nervios de las manos y los pies (neuropatía periférica).
Qué pasa cuando la enfermedad celíaca no responde a la dieta
Si bien es poco común, algunas personas con enfermedad celíaca no responden a una dieta libre de gluten. La falta de respuesta de la enfermedad celíaca se suele deber a la contaminación de los alimentos con gluten, algo que se conoce como contaminación cruzada. Es un problema sumamente común, sobre todo para aquellos que no están habituados a manipular alimentos que tengan que preservarse completamente libres de gluten.
Además, es importante mencionar que aquellos pacientes que no responden a una dieta libre de gluten podrían padecer algunas patologías específicas, como bacterias en el intestino delgado (sobrecrecimiento bacteriano), colitis microscópica, mal funcionamiento del páncreas (insuficiencia pancreática), síndrome del colon irritable, dificultad para digerir el azúcar que se encuentra en los productos lácteos (lactosa), el azúcar de mesa (sacarosa) o un tipo de azúcar que se encuentra en la miel y las frutas (fructosa), o enfermedad celíaca refractaria.
Esta última se da cuando la lesión intestinal de la enfermedad celíaca no responde a una dieta estricta libre de gluten. Se sospecha que un paciente tiene este tipo de celiaquía cuando después de seis meses a un año de llevar una alimentación adecuada no responde y todavía tiene los síntomas.