Alimentación y salud: 10 razones para no hacer la dieta cetogénica
Los planes de alimentación que existen actualmente son muchos. Cada uno tiene sus características específicas y, en general, se implementan con un objetivo particular. Bajar de peso, aumentar la masa muscular, cuidar la salud cardíaca, entre otros, son algunas de las metas que se pueden poner las personas al momento de elegir una dieta.
La dieta cetogénica es uno de los tantos planes de alimentación que existen actualmente y que se encuentran en auge. Se podría decir que está de moda y que hay mucha información reciente acerca de este tema.
Se trata de una dieta en la que, esencialmente, se comen muchos alimentos con altas cantidades de grasa y pocos hidratos de carbono. Esos son los parámetros centrales de este plan alimentario. Su principal característica es que el cuerpo usa a las grasas como combustible, sustancias que al metabolizarse producen un residuo que se denomina cetonas o cuerpos cetónicos.
Si bien se la nombra como una sola, la realidad es que hay varios tipos de dieta cetogénica, que se eligen en función de las cualidades del paciente y de sus necesidades. Se diferencian según el porcentaje de grasas, hidratos de carbono y proteínas que se ingieren, pero todas funcionan de manera similar y tienen en común la producción de cetonas.
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¿Es una dieta que los especialistas desaconsejen?
Al igual que cualquier plan de alimentación, tiene aspectos positivos y otros que pueden ser negativos. Asimismo, tiene amantes y detractores, tanto dentro de la sociedad en general como de los especialistas de la salud y la nutrición.
De acuerdo al sitio Dieta Coherente -una web especializada en lo nutricional-, hay 10 motivos por los que se desalienta el seguimiento de una dieta cetogénica. Esencialmente, por la baja cantidad de hidratos de carbono que se les permite comer a las personas que la eligen, dado que se trata de uno de los componentes fundamentales para que el organismo pueda generar energía. El bajo consumo de hidratos de carbono puede tener un impacto negativo en la salud, dado que se le quita al organismo su principal fuente de energía.Entonces, cuando el consumo de hidratos en la dieta es muy bajo se puede producir también una hipoglucemia, lo cual provocaría que el cuerpo consuma el glucógeno acumulado.
El siguiente paso -cuando el glucógeno muscular y hepático se ha agotado- el metabolismo comienza a "quemar" la masa muscular y finalmente, los depósitos de grasa, formándose cuerpos cetónicos que, aunque reducen el apetito, generan muchos efectos secundarios.
10 motivos para no seguir una dieta cetogénica
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Seguir este plan de alimentación, entonces, puede tener una serie de efectos adversos en el organismo, que se constituyen como motivos para no hacerlo. Algunos de ellos se presentan a corto plazo, es decir, en las primeras semanas en que la persona se alimenta de esta manera; otros, aparecen en el largo plazo, cuando el cuerpo ya lleva varios meses adaptado a esta dieta.
El exceso de cuerpos cetogénicos y la pérdida rápida de agua y electrolitos puede provocar mal aliento y sudor y orina con olor muy fuerte, especialmente en las primeras semanas.La falta de glucosa en el cerebro puede ocasionar falta de concentración, mareo, dolor de cabeza y letargo.
Es probable que se produzca una reducción en la masa muscular y la velocidad del metabolismo. Este punto tiene un claro impacto negativo en el rendimiento deportivo, sobre todo en aquellos individuos que hacen ejercicio de manera exigente.
A medio y largo plazo, supone un riesgo para la salud en general, dado que es deficitaria en algunos tipos de micronutrientes. Además, es uno de los tipos de dieta que puede favorecer el efecto rebote, es decir, que apenas la persona deja de seguirla de manera estricta, vuelve a ganar todos los kilos que perdió.
Puede provocar pérdidas de memoria, dado que priva al cerebro de su principal combustible para funcionar adecuadamente.También puede favorecer la aparición de problemas intestinales y estreñimiento por la falta de fibra prebiótica que proviene de verduras, frutas y cereales integrales.
Otro de los efectos adversos que puede presentar es el incremento del riesgo de aumento de colesterol. En consecuencia, puede favorecer el desarrollo de patologías cardiovasculares.
Además, puede contribuir al aumento del riesgo de desarrollar ciertas patologías, como los cálculos renales -porque los cuerpos cetogénicos se expulsan por la orina- y la osteoporosis -por la menor fijación del calcio y el exceso de proteínas-.
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Según los especialistas, también puede favorece la inflamación y envejecimiento prematuro por la acumulación de radicales libres.
¿Cómo es seguir una dieta cetogénica?
Tal como se mencionó, es un plan de alimentación de manera estricta y se deben monitorear las cetonas en orina y/o en sangre, para saber si la dieta está funcionando adecuadamente. Este último punto es de suma importancia en los casos de pacientes que están tratando alguna patología, pero no es tan relevante en quienes hacen la dieta para mejorar su alimentación o apuntan a perder peso.
Consiste en un plan alimentario donde se aporta la mayor parte de la energía en forma de grasas, una cantidad mínima como hidratos de carbono y una suficiente cantidad de proteínas, según el peso y la edad del paciente. Es importante considerar que cada comida deberá estar cuidadosamente preparada, teniendo en cuenta la cantidad y el tipo de ingredientes indicados por el profesional.
Sea como sea el plan, lo importante es que la persona reciba el aporte calórico necesario para cubrir todas las funciones del organismo y continuar con sus actividades habituales.
La proteínas que se pueden consumir son variadas, al igual que en cualquier otro plan alimentario que incluya productos de origen animal. Carne de vaca, de pollo, de cerdo, pescado, queso y huevo, son algunas de las fuentes de proteína que puede ingerir una persona que está siguiendo una dieta cetogénica.Las grasas, tal como se mencionó, constituyen la principal fuente de energía durante este plan. Es por eso que se deben ingerir todos los días en cada una de las comidas. Sin embargo, es importante aclarar que será el nutricionista quien determinará cuáles se deben elegir y cuáles son las cantidades adecuadas que debe comer. La ingesta adecuada de grasas permitirá mantener la producción adecuada de cetonas.
En relación a los hidratos de carbono es clave tener en cuenta que si bien son la fuente de energía más importante en la alimentación de los seres humanos, no lo son en una dieta cetogénica. Así, los productos que se deben evitar son todos los que contienen harinas -panificados, pastas-, las verduras y frutas con gran parte de hidratos -papa, calabaza, remolacha-, y todo tipo de producto dulce que contenga azúcar.
Pero la dieta cetogénica no sirve solo para mantenerse saludable, alimentarse adecuadamente y, eventualmente, perder peso. Según diversos estudios realizados en muchos países del mundo, se ha demostrado que es un plan de alimentación que puede contribuir al tratamiento de la epilepsia en niños.
Una investigación publicada hace ya más de diez años en The Lancet Neurology indicaba que las crisis convulsivas en niños bajo la dieta se redujeron en dos terceras partes.
Dieta sí o dieta no: siempre de la mano de un profesional
Cualquier cambio en la alimentación se debe hacer con el consejo de un profesional de la nutrición. Hacer una consulta es fundamental para que el especialista pueda evaluar las características del paciente y, en función de ellas, diseñar la dieta más adecuada. No se recomienda alimentarse en base a las pautas que se pueden encontrar en internet o en base a dietas que funcionaron para otras personas, dado que cada cuerpo es diferente y reacciona de manera distinta a los demás.