Sexo vs. hipersexualidad: cuándo una conducta normal se transforma en adictiva
La conducta sexual compulsiva, a veces, recibe el nombre de hipersexualidad, trastorno de hipersexualidad o adicción sexual. Es una preocupación excesiva por fantasías, impulsos o conductas sexuales que es difícil de controlar, provoca angustia o afecta, de manera negativa, la salud, el trabajo, las relaciones u otros aspectos de la vida.
La conducta sexual compulsiva puede comprender una variedad de experiencias sexuales que forman parte de la vida sexual natural de cualquier persona. Los ejemplos son la masturbación, el cibersexo, múltiples parejas sexuales, el consumo de pornografía o pagar por sexo. Todas esas experiencias suelen ser positivas para la vida de cualquier persona, por lo que no hay motivo para preocuparse. Cuando estas conductas sexuales se transforman en un elemento esencial de la vida, en algo en que no se puede dejar de pensar, y esa situación altera el día a día, es el momento de preocuparse. Esto significa que cuando se tornan difíciles de controlar y son disruptivas o perjudiciales para ti o para los demás, pueden considerarse conductas sexuales compulsivas.
Aunque el sexo es una actividad placentera, cuando se convierte en una compulsión puede derivar en un trastorno que afecte el autoestima, las relaciones, el trabajo, la salud, y otros aspectos de la vida.
¿Qué siente una persona hipersexual?
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Los síntomas de la conducta sexual compulsiva son diversos y, a veces, pueden ser confusos, precisamente porque pueden confundirse con la vida sexual regular.
Las personas con adicción sexual suelen tener fantasías, conductas sexuales e impulsos intensos y recurrentes que consumen mucho tiempo y se siente incontrolable.
Además, suelen sentir atraídos a mantener ciertas conductas sexuales, después de la cual sienten una liberación de tensión, pero también sienten culpa o remordimiento.
En muchos casos, sobre todo cuando ya son conscientes de su situación, han intentado reducir o controlar las fantasías, impulsos y conductas sexuales sin éxito.
Es frecuente también que usen la conducta sexual compulsiva para escapar de otros problemas, como la soledad, la depresión, la ansiedad o el estrés.
Por último, suelen tener problemas para establecer y mantener relaciones saludables y estables.
¿Es posible necesitar ayuda profesional?
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La respuesta es sí, hay casos en los que puede ser necesaria la intervención médica, sobre todo cuando afecta severamente el día a día de la persona que la padece. La conducta sexual compulsiva suele empeorar con el tiempo, por lo que se debe buscar ayuda apenas se percibe como un problema.
Al momento de decidir si hacer una consulta médica o no, la persona se debe hacer una serie de preguntas. A partir de sus respuestas podrá determinar en qué nivel su conducta sexual está afectando su vida diaria y, en consecuencia, si debe tratarla o no.
- ¿Puedo controlar mis impulsos sexuales?
- ¿Mis conductas sexuales me provocan ansiedad?
- ¿Mi conducta sexual daña mis relaciones, afecta mi trabajo o provoca consecuencias negativas, como quedar detenido?
- ¿Trato de ocultar mi conducta sexual?
En relación al tratamiento o a la consulta, es importante tener en cuenta que la vida sexual suele ser un tema difícil de tratar para algunas personas, por ser algo íntimo y privado de cada uno. Por eso, aquellos que sienten que necesitan ayuda deben tratar de dejar de lado la culpa y la vergüenza, que muchas veces pueden revestir temas como este. Eso le permitirá concentrarse en los beneficios de obtener tratamiento.
Además, siempre se debe considerar que todo lo que se habla con un médico o profesional de salud mental es confidencial, excepto en casos extremos -abuso de menores, probabilidades de suicidio, entre otros escenarios-.