Tras negociaciones con bancos y FMI, qué hará Massa para hacer frente a la falta de dólares por la sequía
El director de una cerealera que conoce bien a Sergio Massa lo dijo durante una comida antes del fin de semana: "Sergio no llegó a dimensionar la gravedad de la sequía. No le dio la bola suficiente; pensó que con el dólar soja zafaba. Y no, la cosa está muy densa".
Efectivamente, la primera y la segunda versión del "dólar soja" le permitieron al Banco Central la compra de divisas que, de otra manera, hubiesen continuado en los silobolsas en los campos.
Sin embargo, la extensión de la sequía es muy amplia. Y su impacto sería revisado en los próximos días: a todos les quedará claro que faltan muchos más dólares de los imaginados cuando Massa asumió en el Ministerio de Economía.
El agravamiento de la sequía quedó a la luz la semana pasada, en el último reporte de la Bolsa de Cereales. También en el monitoreo de CREA (Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola), que estimó el impacto en unos u$s20.000 millones para la actual campaña de soja, maíz y la ya recolectada de trigo.
En aquella comida del fin de semana entre hombres de campo, uno de ellos reflejó con toda su potencia la dureza del momento. "Tomé la decisión de mandar a las vacas a que se coman la soja. Es la única manera de no pasar todo a pérdida: al menos esa soja sirve para alimentar al ganado", contó el productor.
Esa foto tremenda de los efectos de la sequía es la que están viendo los productores y exportadores de granos, pero que todavía no está en los papeles. Para las estimaciones, la soja que en la práctica está usándose para alimentar vacas, todavía figura como que está en los campos a punto de cosecharse. Algo que de ninguna manera sucederá.
La escasez de dólar: ¿habrá "magia" de Massa?
De confirmarse en la realidad, la última estimación de CREA significará un golpe muy duro contra la gestión económica.
Así como el ministro pudo sentarse a negociar con banqueros o hasta con el propio FMI el refinanciamiento de pasivos y la flexibilización de metas de las reservas, el shock climático no deja demasiado espacio más que la resignación.
El tema es que semejante faltante de dólares tendrá serias implicancias para la economía: obligará a un ajuste que, hasta ahora no estaba en los planes de nadie.
En oficinas de banqueros y de empresarios de primera línea, el escenario preocupa; y mucho. Aun cuando todos siguen a la espera de los números definitivos por las pérdidas en la oferta de divisas y, mientras tanto, unos y otros se muestran colaborativos.
Está a la vista: los ejecutivos de las compañías líderes de la alimentación firmaron una extensión del programa de "Precios Justos", la única herramienta que tiene Massa para bajarle unas décimas a la expectativa de la inflación.
Por lo pronto, durante la última semana se notó lo contrario: una aceleración en la suba de los precios de los alimentos.
Los banqueros hicieron también su aporte, con el anunciado refinanciamiento de la bola de deuda en pesos, aunque el resultado recién se conocerá el próximo jueves, cuando Economía lance la primera licitación de los nuevos títulos.
"Si en las próximas dos semanas se confirman los malos datos de la producción de soja, habrá que pensar en cómo Massa se las va a arreglar para administrar la crisis", sugirió el financista de uno de los bancos que negoció con el ministro el canje de la deuda en moneda local.
Sequía y una economía con variables desencajadas
En las últimas semanas, las principales variables económicas mostraron fuertes desvíos. Nada que ver con las estimaciones que tenía el propio Massa, cuando prometió que la inflación podría empezar con "3" a partir de abril.
La inflación, en lugar de descender, está mostrando una clara tendencia alcista. Las subas superan los ajustes de meses anteriores. En productos básicos como fideos, harinas, arroz y galletitas -todos con alzas superiores al 3,2% por fuera de los supermercados-, los aumentos promedian el 6%. También hay remarcaciones del 7% promedio en bebidas sin alcohol.
En galletitas, las empresas más importantes mandaron listas con incrementos de entre 8% y 10%.
Todos estos ajustes van a empezar a verse en las góndolas a partir de esta semana que acaba de comenzar.
A las góndolas y a las carnicerías, a su vez, llegarán los últimos incrementos en el mercado de Cañuelas.
Ambos segmentos tuvieron fuertes incrementos durante febrero, que llegaron al 45% en el caso de los pollos y los huevos. En el caso del pollo, hubo un alza adicional del 10% esta última semana.
Las cuentas públicas, bajo presión
La inflación no es la única variable desencajada. Las cuentas públicas también evidencian un claro desvío respecto del horizonte pensado hasta hace algunas semanas.
El rojo fiscal se multiplicó por diez en enero de este año, producto de la caída en la recaudación de las retenciones por la sequía y el aumento de los subsidios. Lo dicho más arriba: El motivo, naturalmente, es el impacto de la crisis climática.
Y ahí luce muy complicado para el Gobierno poder hacer pie: sin esos dólares, el ajuste necesario para compensar la falta sería notable, mucho más en un año electoral.
Las próximas semanas serán claves para intuir el camino que elija Massa.