La historia del humilde albañil español que estafó al banco más grande del mundo
Los años 40 fueron muy duros para buena parte de la población española, en especial la rural, como consecuencia de la Guerra Civil que asoló a ese país por espacio de tres largos años. Fue en este contexto que un humilde campesino de la provincia de Navarra empezó a delinquir para tratar de alimentar a su familia. Superado ese momento, se dedicó al contrabando en la frontera con Francia, hasta que tuvo que realizar el servicio militar obligatorio, del cual desertó a poco de ser incorporado. Luego logró engañar al banco más importante del mundo y se transformó en uno de los delincuentes más recordados.
Con una hermana viviendo en Paris, decidió fugarse a Francia, donde comenzó a realizar trabajos de albañilería y a frecuentar ámbitos visitados por exiliados españoles en los que abundaban confusamente las ideas anarquistas.
Fue entonces cuando decidió, junto a otros camaradas, comenzar a robar bancos a mano armada, con el pretexto de que una parte de lo recaudado se destinaba a ayudar a los más humildes. De ahí que en poco tiempo se lo comenzó a comparar con Robin Hood.
El albañil que estafó al banco más grande del mundo
A partir de una serie de indicios, la policía francesa comenzó a seguirlo por lo que decidió dejar de lado esa actividad y dedicarse a una más alejada de la violencia, pero mucho más eficaz: la falsificación de documentos de identidad, pasaportes, dólares y todo tipo de cheques. Este fue el camino que siguió el albañil navarro Lucio Urtubia, antes de dar su gran golpe: la estafa al banco más grande del mundo.
Todo transcurrió entre finales de los años 70 y principios de los 80, cuando llegó a robar al First National City Bank, hoy Citibank, unos u$s20 millones, equivalentes a más de 60 millones de dólares de la actualidad. Para poner ese monto en perspectiva, equivalía al beneficio anual de la entidad por aquella época. Según las crónicas de la época esta maniobra fraudulenta se ubicó entre las más grandes haste ese momento.
Para llevar a cabo semejante operación, ideó un sistema de cobro masivo de cheques del viajero que falsificaba en su imprenta, en colaboración con el grupo de cómplices que también renegaban del sistema capitalista que lideraba desde su exilio en Francia.
¿Qué son los cheques del viajero?
Cabe recordar que los travelers checks son una especie de cheques emitidos por un determinado importe, que eran muy populares en esa época, que se podían adquirir en las sucursales bancarias y después ser cobrados en otra de cualquier parte del mundo en la que estaba presente la entidad, o en la que contara con una oficina asociada.
Hoy en día se trata de un sistema que está prácticamente en desuso, pues la aparición de otros métodos de pago ha anulado sus ventajas, entre las que se destacaba la seguridad que suponía que estos cheques solo pudieran ser cobrados una vez y solo por sus dueños, pero también que se pudiera convertir en la divisa del destino donde se intercambiaban.
En aquel entonces, ese segmento del mercado era liderado por el First National City Bank debido a que tenía presencia en numerosos países, lo cual hacía que sus cheques de viaje fueran de los más codiciados.
La leyenda cuenta que Lucio Urtubia recibió en un momento determinado el pago de su salario con uno de estos cheques, lo cual lo contrarió pues necesitaba efectivo para sus compras diarias. Pero una vez en la caja del supermercado pudo abonar con él, sin mayores complicaciones.
Ese fue el principio de todo, pues luego compró algunos con documentación falsa para luego imitarlos en su imprenta.
Como cada cheque estaba numerado, la metodología de la estafa consistía en repartir esas falsificaciones primero por toda Francia y luego por toda Europa, para que fuesen cobradas todas a la vez, antes de que dichos talones figurasen como invalidados en los registros del banco.
Una vez descubierto el fraude, las presiones del banco para esclarecer quien lideraba el fraude tuvieron efecto y Urtubia fue detenido por la policía francesa en 1980, pero pese a que estaba confinado en la prisión de La Santé, sus secuaces seguían estafando al banco.
El golpe de credibilidad que sufrió la entidad fue de tal magnitud que en un momento determinado planteó la necesidad de llegar a un acuerdo extrajudicial con Urtubia para que pusiera fin a la estafa, a cambio de retirar todos los cargos.
Lo curioso del caso es que este vulgar ladrón para muchos y especie de Robin Hood para otros, justificaba sus robos pues en su opinión estaban motivados por la pobreza, el antifranquismo y su concepción antisistema de la justicia social, por lo que los denominaba expropiaciones.
Lucio Urtubia, falleció en 2020 y siempre se presentó como albañil.