La inflación en EE.UU. da un respiro y se retrae al 7,7% anual en octubre
La inflación en Estados Unidos se retrae en octubre y envía una señal a la Fed sobre la política monetaria. Los aumentos se atenuaron respecto al mes pasado, la señal más reciente de que la inflación parece estar menguando.
De esta manera, se prevé una Fed menos agresiva. Los contratos de futuros que se ajustan a la tasa de interés oficial de la Fed subían inmediatamente después del informe, ya que los operadores proyectan la posibilidad de que la entidad reduzca el ritmo de las subidas de tasas el próximo mes y probablemente deje de lados las alzas antes de que la tasa oficial llegue al 5%.
Así, la inflación alcanzó el 7,7% en octubre comparado con donde estaba hace un año y 0,4% desde septiembre, informaron las cifras oficiales.
El aumento anual fue el menor desde enero. Excluyendo los precios de alimentos y energía, la llamada inflación básica aumentó en 6,3% en los últimos 12 meses y 0,3% desde septiembre.
En octubre, el IPC marcó un aumento del 7,7% interanual frente al 8,2% de septiembre y el 8% esperado por los analistas. Ateniendo a la lectura subyacente -excluyendo los siempre más volátiles precios de la energía y los alimentos frescos-, se repite la dinámica: el índice interanual subyacente pasa del 6,6% al 6,3% (el consenso apuntaba a un 6,5%) y el mensual del 0,6% al 0,3% (se apuntaba a un 0,5%).
El indicador de la inflación subyacente es lo que generó mayor optimismo ya que se pone el foco en este índice para observar la dinámica de la inflación.
¿Qué es lo que más aumentó?
La energía vuelve a destacarse como el rubro que más aumenta (1,8% en octubre) luego de tres meses en baja, con el aumento del 4% en el gasoil. Pero el importante retroceso en los vehículos usados (-2,4%) ayudó a bajar la cifra general.
Vivienda presenta un avance del 0,8% por encima de los meses anteriores pero bajaron los servicios de atención médica (-0,6%) y los alimentos retraen la suba al 0,6% - frente al 0,8% del mes previo.
Cómo impacta esta inflación y el dólar en nuestro país
Un escenario recesivo a nivel global con un dólar a la par del euro no son buenas noticias para la economía argentina, pues podrían impactar tanto desde el punto de vista financiero, comercial y cambiario.
En términos financieros, un dólar fuerte provoca una salida de capitales y por ende presiona al tipo de cambio, algo que ya se comprueba en varias monedas de la región.
Desde el punto de vista comercial, la robustez del billete verde implica una baja del precio de las materias primas, a lo que se suma que muchos productos europeos se abaraten para el resto del mundo, afectando a aquellos productos argentinos con los que compiten internacionalmente.
A ello se suma que las mayores subas de precios a nivel global siguen siendo las de materias primas energéticas como consecuencia de la invasión rusa a Ucrania, por lo que se agravaría la crítica situación que enfrenta la balanza energética.
En cuanto al dólar, el aumento de la paridad puede afectar los volúmenes exportados a otros mercados y golpear el precio de las commodities.