Gastos familiares: ¿te conviene financiarte con tarjeta de crédito o con un préstamo personal?
Con un nivel de inflación que marcha por encima de la actualización de los ingresos de los argentinos, son varios lo que se preguntan cómo llegar a fin de mes. En especial, precisan analizar cuál es la alternativa de financiamiento más barata para elegir, y poder pagar sus gastos.
Para tener una idea, casi el 50% del stock de préstamos al sector privado en pesos está constituido por el financiamiento de pequeños y medianos consumos de los individuos, indican a iProfesional desde AMF Economía.
Básicamente, se trata de créditos orientados a apalancar adquisiciones de bienes y servicios que pueden comprender desde compras de alimentos hasta pequeñas refacciones en el hogar y adquisición de bienes durables, por montos relativamente reducidos.
Al respecto, los rubros representativos de este segmento comprenden a los saldos de tarjetas de créditos que los usuarios refinancian y a los préstamos personales sin garantía real, que los individuos obtienen de acuerdo a la evaluación crediticia que realizan las entidades financieras sobre su capacidad de repago.
"Queda claro que las financiaciones con garantía real gozan de escaso espacio en el espectro de préstamos al sector privado en pesos, de lo que podría deducirse que, en gran medida, los créditos orientados a los pequeños y medianos consumos de los particulares explican una significativa porción del mercado crediticio con privados en moneda local", detalla el economista Andrés Méndez de AMF Economía.
Para contextualizar la situación, se debe señalar que, pese a mantenerse el stock en términos reales, el mercado de créditos con individuos no atravesó un 2020 auspicioso.
"Es más, aún es prematuro avizorar ´una luz al final del túnel´ en esta pobre demanda de financiamiento por parte de los particulares. Fundamentalmente, en un escenario en el que el consumo privado se contrajo a una tasa superior al 10% anual, el financiamiento de los saldos de las tarjetas de crédito está salvando el nivel de actividad del rubro, en tanto que los préstamos personales no gozan de buena salud", resume Méndez.
En cifras, los préstamos para pequeños y medianos consumos, mediante tarjetas de crédito, crecen 63% interanual. En cambio, los personales sólo avanzaron 11,5% en un año, por lo que perdieron ampliamente en volumen si se los compara con la inflación registrada en el mismo período.
Asimismo, se remarca que las políticas seguidas por las autoridades para refinanciar los saldos impagos de las tarjetas apuntalaron los saldos adeudados, en cambio los préstamos personales reflejaron con "crudeza la escasa predisposición de los individuos a solicitar créditos, en un contexto en el que sus ingresos se redujeron a partir de menores niveles de actividad", agrega el experto.
Al mismo tiempo, existen otros causales que afectaron a los créditos de particulares, como la incertidumbre que genera un escenario de pandemia entre aquellos que ven recortadas sus actividades y quienes, sin tenerlas afectadas, temen sobre el futuro porque advierten que la continuidad de su fuente de trabajo puede ser interrumpida por un eventual cierre con fines sanitarios.
En otras palabras, muchos argentinos "tienen temor, y con razón, por sus ingresos", sentencia Méndez.
Tarjetas vs. créditos personales
Otro factor central que dificulta el acceso está constituido por el costo de los préstamos y, en este aspecto, se advierte que las políticas oficiales propiciaron el roll over (la renovación de la deuda) de las tarjetas a tasas más convenientes.
En resumen, el "abaratamiento" del financiamiento a través de las tarjetas de crédito (hoy es del 43% anual) frente a los costos de los préstamos personales (56% TNA), que se observó con claridad a partir de abril pasado, "permitió una decorosa supervivencia del stock de deuda de las tarjetas e, implícitamente, de los créditos para consumos de los particulares", dice Méndez.
Algunos ejemplos muestran con claridad las razones del "pobre" desempeño de los préstamos personales: alguien que a principios de 2020 solicitó $300.000 a 24 meses para la realización de mejoras en su vivienda familiar (o un cambio de vehículo), hubiera afrontado inicialmente una cuota del orden de los $23.500, de los cuales sólo $6.000 corresponderían al capital y el resto a la carga financiera del compromiso.
Si bien, en la actualidad, la tasa efectiva anual (TEA) que se debe pagar es más reducida, debido a que ahora es de 73% anual frente a la de 96% de enero de 2020, "probablemente ese argentino necesite un 60% adicional de fondos para realizar aquellos trabajos o adquisición del bien", sostiene Méndez.
Por lo tanto, acota que, en esta situación, en el presente debería solicitar $480.000 a similar plazo, y tendría que afrontar una cuota del orden de $34.000.
"Ahora bien, la mitad de los trabajadores privados registrados no ganaban en enero de 2020 más de $44.000, situación que los hubiera obligado, en aquel entonces, a sufragar un desembolso no inferior al 60% de sus ingresos", subraya.
Es decir, a su entender, esto refleja que gran parte de los potenciales tomadores de créditos personales "no calificaban, ni califican en la actualidad con un mediana de los salarios privados registrados por debajo de $60.000. Esto quiere decir que nuestro hipotético endeudamiento sigue representando una relación superior al 60% de la relación cuota/salario, para más de la mitad de los trabajadores registrados", resalta Méndez.
En este aspecto, el economista advierte que surge una "clara diferenciación" frente a las tarjetas de crédito: "No sólo la tasa de interés es más reducida, sino que los montos adeudados (menos de $40.000 en promedio por cada titular) cubren necesidades en la franja inferior, como por ejemplo la compra de algunos materiales para mejorar y/o reparar la vivienda familiar. Pero no brindan cobertura total del costo de la obra o el mantenimiento y/o reparación de un vehículo por montos superiores".
Resumen: la mejor opción para financiarse
Al comparar el financiamiento vía tarjetas con el de los préstamos personales, existe un "ganador" respecto a su menor costo para los bolsillos argentinos.
"Puede deducirse que, a las tasas actuales, resulta más conveniente la utilización del margen de financiamiento de la tarjeta de crédito por encima de la solicitud de un préstamo personal. Sin embargo, esta conclusión no es tan lineal y, en determinados casos, como por ejemplo las operaciones que requieren efectivo u otros medios de pago, la propia dinámica del uso de los fondos induzca al apalancamiento con créditos personales", afirma Méndez.
Es decir, para montos bajos, que implican gastos corrientes de una familia de clase media, lo más recomendable es la utilización de los plásticos, pero para cifras mayores la ecuación ya se invierte.
"También es posible que un desembolso por un monto relativamente elevado requiera, además de contar con ingresos acordes, la utilización de un crédito personal en vez de usar la tarjeta, ya que en este aspecto juegan los márgenes crediticios que evalúan las entidades", alerta Méndez.
Esto se debe a que las tarjetas financian hasta determinado límite de cupo de dinero gastado, que depende directamente del tipo de cliente y a sus ingresos de respaldo. Por eso, muchos argentinos deben recurrir a un préstamo personal, en caso de querer comprar un bien de elevado valor, porque estos sí pueden brindar un monto de pesos muy alto que no permiten los plásticos.
"Trazando una especie de pirámide podría señalarse que los individuos financian en la base el saldo de la tarjeta de crédito, en una zona intermedia con préstamos personales y, en la parte superior, con financiamiento con garantía real (prendarios e hipotecarios). Este esquema puede reproducirse en paralelo para los montos que se financian, que irán cambiando de instrumento en la medida en la que asciende la magnitud de las necesidades financieras", concluye Méndez.
Panorama 2021
Ahora bien, antes de pensar en endeudarse para los próximos meses, es necesario conocer el panorama que prevén los economistas.
De esta forma, para Méndez, las perspectivas para el resto del año quedan circunscriptas a la evolución de la pandemia y a las medidas que se adopten (o no) desde el Banco Central.
"Por un lado, la recuperación de los niveles de actividad deberá repercutir positivamente en la demanda de créditos. El ´enemigo´ sería un eventual retorno a un masivo cierre de actividades, algo que no se avizora pero que no resultaría descartable ante un significativo rebrote del nivel de contagios", afirma el analista.
Por otra parte, agrega que constituye un interrogante a saber si continúa la situación de la conveniencia actual de las tarjetas frente a los personales, en función de un menor costo, como el registrado en 2020.
"Si bien se ha advertido que tarjetas y personales operan en franjas diferentes en materia del apalancamiento del consumo, en cierta forma se superponen. Con un mejor horizonte en materia de ingresos familiares y un ´emparejamiento´ de las tasas de interés, sería imaginable un fortalecimiento relativo de los préstamos personales revirtiendo la disparidad que se advirtió en el último año", finaliza Méndez a iProfesional.-