Qué tiene que hacer el Gobierno para salir de esta crisis del dólar, según un exdirector del Banco Central
El dólar tiene un recorrido incierto, acompañado por otras diversas variables económicas, como la alta inflación, que generan que tanto los ahorristas como los inversores decidan huir del peso argentino.
Francisco Gismondi, director de Empiria Consultores y ex director del Banco Central de la República Argentina (BCRA) durante el gobierno de Cambiemos, dialogó con iProfesional sobre estas cuestiones y cómo considera que se puede salir de esta profunda crisis.
-¿Qué puede ocurrir con el dólar en el corto/mediano plazo en medio de esta volatilidad cambiaria?
-Hoy el dólar paralelo está caro y el oficial barato si pensamos en el largo plazo. Si se hacen las cosas bien, tiene que subir el oficial y bajar el paralelo, pero para eso se requiere recuperar la confianza y eso lleva tiempo. Podríamos decir que el dólar a 195 pesos era un precio de pánico, era ridículamente caro, pero si hay mayor desconfianza nadie puede asegurarnos que no va a superar otra vez ese precio.
En tanto, si se puede mostrar un sendero razonable hacia el equilibrio fiscal para no depender de la deuda o la emisión monetaria, el equilibrio debería estar por debajo del paralelo sin dudas. En las últimas semanas el Gobierno dejó de lado (al menos en el discurso, habrá que corroborar con hechos) la prédica que llevó a esos niveles elevados al blue, como fue el tema de los expropiaciones, más cepo, aumento del gasto. En resumen, en el corto plazo puede seguir la volatilidad, porque los días pares hay medidas que asustan, y los impares medidas que tranquilizan, que muchas veces son contradictorias entre sí y con muy pocos días de diferencia.
-Más allá de lo coyuntural, ¿qué puede hacer el Gobierno para calmar la volatilidad cambiaria de forma sostenida?
-La clave está en mostrar un sendero hacia la salida y mantener la coherencia. Con el tiempo, si se ve una dirección clara y coherente, la confianza se va a restablecer y los resultados positivos van a aparecer. Las reservas son escasas, la recesión es profunda, el desempleo y la pobreza son la cara más lamentable de la crisis, pero lo más grave es la falta de esperanza, la desconfianza en la propia capacidad para solucionar los problemas.
-Respecto a lo que mencionaba, que los dólares escasean en el Banco Central, la brecha cambiaria es alta y nadie quiere pesos. ¿Qué solución de fondo concreta ve posible?
-Los dólares no son más escasos que a fines de 2015. La brecha es más alta que desde 2011 a 2015, pero menor a la que hubo en los años ´70 o a fines de los ´80. Lo que hay que hacer en estos casos es presentar un plan integral. Un plan fiscal que explique cómo y cuándo vamos a volver al equilibrio fiscal, un plan financiero que explique cómo vamos a financiar la transición y un programa monetario que de certidumbre sobre la emisión monetaria y su gradual reducción. Si se hace todo eso, se podrá cerrar en un acuerdo con el FMI que despeje la incertidumbre que acarrean los pagos de los próximos años. Dentro de todo eso, es lo más grueso que falta arreglar, después de la reestructuración de la deuda con privados que se cerró en septiembre.
-La inflación es un problema difícil de controlar en los últimos 20 años, ¿de qué forma se podría finalmente terminar con este gran problema argentino?
-Hay pocos países con inflaciones altas y persistentes como la de Argentina. En el mundo y en la región la inflación ya no es un problema, más allá que hay excepciones. Sería un error pensar que se puede reducir rápidamente, pero también lo sería pensar que no somos capaces de hacerlo. El primer paso para terminar con la inflación es terminar con el déficit fiscal, no hay esquema monetario que resista si no se arregla el problema de fondo. Pero con eso no alcanza. También hay que tener un programa monetario gradual, secuencial y coherente, sin atajos.
-¿Cuál es la evaluación que realiza de la situación económica actual?
-El cepo es algo que hay que cambiar. Puede ser una herramienta útil para una transición, pero si se mantiene como algo permanente ahoga la actividad económica.
-¿Hay un margen real para enderezar este rumbo?
-Es posible que en Argentina, además de un plan económico que recupere la confianza y elimine el déficit fiscal y el cepo, se necesita un arreglo institucional más moderno en muchos sentidos: el modelo sindical, los costos laborales, la presión impositiva, la justicia y muchas otras cosas se tendrían que adaptar a un mundo que cambió mucho y va a seguir cambiando. Siempre se puede enderezar el rumbo. Hay mucho trabajo por hacer, pero siempre se puede.-