Fernando Marull: "El Gobierno apuesta a mantener el dólar tranquilo hasta fin del verano"
El economista y socio de FM&A, Fernando Marull, analizó la actualidad económica y la relativa paz cambiaria que consiguió el Gobierno a un costo que considera "alto". Advirtió que las últimas señales indican que la devaluación que descuenta el mercado podría posponerse hasta después del verano.
-¿Cómo se explica la calma cambiaria y la reducción de la brecha de las últimas semanas?
-Desde el pico del dólar, el 22 de octubre, pasaron varias cosas. El contexto global fue bueno y, en ese marco, el Gobierno hizo un cambio. Yo llamo a esta estrategia "garrote y ortodoxia''. Con el garrote me refiero a bajar el dólar como sea: vendiendo bonos, llamando por teléfono, amenazando o poniendo más cepo. Después, también dio una señal más fiscalista, la ortodoxia. Empezó entonces a hablar de un ajuste moderado, de 4,5% de déficit fiscal para el año que viene, subir impuestos y moderación del gasto y también empezó a adelantar cómo se iba a financiar. Ahí, el Gobierno dijo que quizá iba a apagar un poquito la maquinita.
-Pero esta semana el BCRA volvió a girar utilidades...
-Claro porque el comunicado hablaba sólo de adelantos transitorios. Hasta la fecha, el BCRA financió al Tesoro con $1,2 billón en utilidades, que son unos 7 puntos del PBI, y $400.000 millones de adelantos transitorios. Esto último es lo que apagó pero le quedan unos $400.000 millones para girar por transferencia de utilidades. Es lo que va a usar para cubrir el déficit de diciembre, que es más o menos ese número.
-¿Esta semana siguió con esa doble estrategia?
-Sí. Bajó un poquito el garrote porque las intervenciones para bajar la brecha fueron más esporádicas. Y hubo más señales fiscales, con el impuesto a las grandes fortunas, el ajuste a las jubilaciones y aumento de tarifas, aunque se pospuso hasta marzo. Por el lado cambiario, donde tenía urgencias, el Gobierno comenzó a dar señales de que dará pelea y que apuesta a que la calma siga hasta marzo.
-¿Y el BCRA tiene dólares para llegar a marzo?
-Sí. Más o menos, hoy las reservas netas son u$s4.000 millones, con el oro y los derechos especiales de giro, que son la moneda del FMI. Viene vendiendo u$s40 millones por día en el mercado cambiario. Haciendo el ratio de cuántos días dura, a este ritmo son 100 días. Llegan pero es totalmente suicida que siga vendiendo este número y se quede sin reservas. Por eso, Guzmán dio señales de que podría usar el swap con China. Hacia adelante, el Gobierno apuesta a que va a seguir así, a un acuerdo con el FMI y a que tiene reservas para seguir vendiendo sin mover el tipo de cambio.
-¿Es riesgoso?
-Me parece sumamente riesgoso porque la suerte se acaba y el contexto internacional puede cambiar en cualquier momento. Además, el ajuste fiscal todavía hay que confirmarlo, por ahora son sólo señales. En este contexto, es muy poco probable que si el dólar sigue prácticamente sin moverse, el BCRA deje de vender reservas. Va a tener que usar el oro pero es sumamente inestable quedarse sin reservas.
-La calma, entonces, es transitoria.
-Sí. El orden fiscal hay que verlo, igual que el acuerdo con el FMI. Y el tercer punto es la dinámica de las reservas, que es sumamente preocupante. Eso es lo que nos trajo hasta acá. Por otro lado, los costos para traer esta calma fueron altos, más allá de la baja de reservas, se vendieron bonos al 17%, hubo costos en términos del balance monetario, el dólar está congelado y las tarifas están planchadas. Yo creo que hay una inflación a dos velocidades: La del Gobierno, que va al 2% o 2,5% por mes y la del mercado, que va al 5%. Eso se vio en el dato de inflación de octubre.
-La devaluación del oficial se aceleró este mes, ¿no?
-Sí. El dólar sube 2,5% en lo que va de noviembre contra 1,8% de octubre. Lo aceleró un poquito. Igualmente, con los números que estamos viendo en inflación, cercanos al 4%, es bajo. Está atrasando las tarifas y el dólar. Pero acelera un poco la devaluación porque se recalienta la inflación. La apuesta del Gobierno es a pasar el verano tranquilo pero es un equilibrio bastante endeble. Está atado a la suerte que depare el contexto internacional, a las señales fiscales, a las negociaciones con el FMI y a que el BCRA no puede vender más de u$s40 millones por día.
-¿Las expectativas de devaluación se corrieron hacia el fin del verano?
-El mercado, con esta calma, se va convenciendo de que el Gobierno va a dar pelea y puede estirar la devaluación hasta pasado el verano pero las tensiones van a volver. El mercado quizá esperaba una devaluación para enero pero, con las señales de que no quieren devaluar y de que van a usar todos los activos disponibles… Quizá llega a pasar el verano pero después queda muy vulnerable.
-Ahí entrarían los dólares del campo...
-Si, pero no es que la liquidación cosecha va a ser la solución. En parte, eso también tiene que ver con la suerte. La realidad es que hoy el campo está liquidando u$s90 millones por día, es un montón para noviembre. Y lo hace porque la soja voló, por esa suerte externa. Pero vuela por dos motivos: la mayor demanda global y el riesgo de sequía hacia 2021.
-¿Qué esperás de la negociación con el FMI?
-Algo bastante similar a lo que pasó con los acreedores externos en el canje. Una negociación que se alarga, que no va a ser fácil ni rápida. Las dos partes necesitan acordar. El Gobierno, porque el FMI es parte de su ancla en un momento en que se le están escapando otras anclas, como la inflación. El FMI, por su lado, quiere subsanar la historia de los últimos 2 años en Argentina. Tiene un crédito muy importante y eso no es menor. Entiendo que hay interés por acordar pero se puede endurecer la negociación a partir del pedido de reformas. Argentina pidió un plan de Facilidades Extendidas, como ya tuvo en dos ocasiones. Eso implica reformas y va a ser difícil que Argentina pueda proponerlas. Por ahora, Argentina sólo da señales fiscales pero no muchas reformas. A la larga, si hay voluntad y señal de acordar por el lado del Gobierno, y me refiero al presidente y al equipo económico pero no a la vicepresidenta y el grupo de senadores que mandaron esa carta el sábado, se puede llegar a un acuerdo en el primer trimestre.
-¿El 3,8% de inflación de octubre será el piso de los próximos meses?
-En noviembre da la sensación de que va a estar entre 3,5% y 4% y lo mismo va a pasar en diciembre. Va a seguir alta, aún teniendo 3 anclas con precios bajos: salarios, dólar y tarifas. Lo que no está regulado, está incorporando la suba de costos, la recuperación de márgenes y las expectativas que están completamente desancladas porque nadie estima una inflación menor al 50% en 2021 pero el Gobierno espera 29%.