Dólar: por qué los riesgos de la estrategia actual no son sólo económicos
En la situación en la que está inmersa actualmente la economía argentina, la estrategia oficial de evitar a toda costa la devaluación vía sucesivos intentos aislados y con herramientas varias (que incluso desandan medidas tomadas pocos días antes) tiene muy pocas chances de éxito. No solo eso, sino que además constituye una estrategia arriesgada desde todo punto de vista: económico, social, y también político.
Más que una sucesión de medidas aisladas, lo que necesita Argentina es un programa macro integral creíble que coordine las expectativas en un sendero más sostenible.
Concretamente, sería en vano que mañana el BCRA decida subir la tasa si antes no devalúa: ¿cuál es la tasa de interés necesaria para frenar una dolarización si la expectativa de devaluación es mínimo 30%? (la que se necesita para llevar a la brecha a un nivel más sostenible).
Esa tasa no existe y, aun si existiese, subir tasa sin devaluar es empeorar fuertemente la situación patrimonial del BCRA. De todos modos, tampoco alcanzaría únicamente con devaluar y subir tasa si tampoco se da una señal de convergencia fiscal más contundente (para el año que viene el déficit que estipula el presupuesto es el mismo, pero sin gasto pandemia).
El rol del FMI
Si se devalúa, pero se sigue emitiendo para financiar 3 puntos del PBI (60% del 4,5% del primario del presupuesto), en unos meses estaremos en la misma situación. A su vez, la señal fiscal no sería creíble si no se cierra un acuerdo con el FMI que le imprima credibilidad con una meta cuantitativa que se revise trimestralmente.
Esto no es mera intuición: los bonos de los países que tienen o han tenido recientemente programas con el FMI rinden mucho menos que los argentinos. El programa con el Fondo también serviría para despejar algunas dudas respecto de los vencimientos con Organismos Internacionales: todos los meses vencen algunos millones con acreedores de este tipo y, hasta tanto no tengamos cerrado un programa con el FMI, la renovación de estos vencimientos es una cuestión de fe.
Apuntalar la credibilidad no solo se imprime con el acuerdo con el Fondo, sino que también se necesita que se cierren filas al interior de la coalición gobernante. Resulta muy importante que todos los sectores de la coalición del Gobierno salgan conjuntamente a respaldar el programa acordado con el FMI (o al menos a no boicotearlo) de modo de reforzar el compromiso con el mismo.
Un plan "aguantar" inviable
La intención de llegar al segundo trimestre con la estrategia actual, es decir sin devaluar, tiene riesgos muy altos: los intentos de mantener brechas cambiarías por encima del 90% por varios meses siempre terminaron mal.
Estirar el problema vuelve mucho más traumática la corrección cuando ésta sea inevitable, sobre todo cuando ese intento de aplazar las correcciones se hace a expensas de aumentar los pasivos. Las emisiones dólar-linked, la activación del swap chino, la venta de futuros, la deuda con organismos y la esterilización del financiamiento monetario del déficit son todas formas distintas de deuda que se toma para "aguantar" una situación que a todas luces resulta insostenible.
Presentar un plan integral es una salida que alinea a todos los actores, incluido el gobierno. Solo hay que imaginar cuál sería la suerte electoral del Gobierno con una maxi devaluación habiendo ocurrido pocos meses antes. Hacer un ajuste controlado del tipo de cambio por medio de un programa macro integral y creíble podría ser no solo mucho más sano para la macro, sino también una estrategia política óptima.
* José Echagüe es Jefe de Estrategia Consultatio Investments | Francisco Mattig es Estratega Renta fija Consultatio Investments