El Gobierno quiere frenar al dólar subiendo la tasa de plazos fijos, ¿alcanza?: el veredicto de Matías Rajnerman
El economista jefe de Ecolatina, Matías Rajnerman, celebró el cambio de enfoque en las medidas cambiarias, que pasaron de mayores restricciones a tratar de impulsar la oferta. Sin embargo, cree que la suba de tasas en pesos llegó tarde y en dosis muy pequeñas para calmar las expectativas de devaluación. En una charla con iProfesional, explicó por qué cree que un desdoblamiento cambiario es una salida posible.
-¿Cómo evaluás la suba de tasas que se anunció esta semana?
-La armonización de tasas está bien, es algo que había que hacer. El problema es que la suba de tasas llega tarde, en un momento en que el BCRA está prácticamente sin reservas líquidas y con reservas netas por debajo de los u$s6.000 millones, un número absolutamente crítico. Además, no solo llega tarde sino que llega en dosis muy acotadas. Con lo cual, es un problema. No solo la suba de la tasa de pases sino la de los plazos fijos, de 33% a 34%, en este contexto en que las expectativas de devaluación están en niveles muy altos, lamentablemente no alcanza. Entiendo el contrapunto negativo que tiene subir las tasas, en términos del aumento en el costo de financiamiento de las empresas, pero, si no se estabiliza el dólar, no hay ninguna solución posible. Con lo cual, creo que es un error.
-El 34% de los plazos fijos minoristas es idéntico al 2,8% de inflación de septiembre pero las expectativas son al alza. ¿El ahorrista termina perdiendo?
-Sí, además, no tiene que ver sólo con la inflación pasada o la futura sino que también hay una expectativa de devaluación muy alta. El dólar financiero está en valores inusualmente altos pero no parecen tener techo. A las expectativas de devaluación, no hay ningún valor que les satisfaga. En ese marco, aunque cueste, la suba de un punto en la tasa de interés, en un contexto de aceleración inflacionaria, es demasiado poco.
-¿Cómo interpretás esa decisión del BCRA?
-Yo creo que el problema que tiene hoy en día el BCRA es que todavía le cuesta entender o aceptar que va a tener que pagar algún costo por esta situación. Lamentablemente, va a tener que salir con algún deterioro. En ese marco, se rehúsan a subir la tasa de interés. El problema es que, cuanto más tarde se frene la corrida y termine la crisis, los costos van a ser mayores. No es lo mismo endurecer el cepo o corregir el tipo de cambio con reservas netas en torno a u$s10.000 millones, como había en mayo o junio, o con u$s6.000 millones como hoy. La situación es mucho más crítica y lamentablemente, mientras la corrida sigue y las reservas bajan, la necesidad de medidas antipáticas es mayor.
-¿Qué tipo de medidas esperas?
-Creo que más cepo y más devaluación no son una solución en este contexto. El cepo, hoy en día, está en niveles que asfixian el normal funcionamiento de la actividad productiva y que impiden cualquier planificación más allá de algunas semanas o del micro corto plazo. Cualquier inversión o gasto de las empresas se pospone, en parte por la pandemia, y en parte por el cepo. A la vez, la devaluación tendría un impacto directo en la inflación y los salarios reales y agravaría la incipiente recuperación de la actividad. Con lo cual, tampoco es una salida.
-¿Y el desdoblamiento?
-Cuando uno mira el tipo de cambio real multilateral y descuenta Brasil, que está en un año muy particular porque el real se depreció 35%, no se observa ningún tipo de atraso. De hecho, hay un superávit comercial récord y superávit de cuenta corriente. El frente cambiario hoy tiene dos planos, uno real y otro financiero. El real no demanda un dólar más alto pero el financiero pareciera no tener techo. Entonces, creo que un desdoblamiento sería una salida. El tipo de cambio es un sólo precio que tiene mucho impacto en la economía. Como hoy en día hay dos mercados muy diferenciados, permitiría tener los precios para ambos.
-Igualmente, es una salida de corto plazo...
-Es una salida transitoria. En algún momento, las tensiones deberían ceder. No sabemos cuándo pero eso es lo que se espera porque sino es absolutamente imposible pensar en la economía argentina. Una cosa es que converjan en este contexto, donde el estrés, la incertidumbre y la volatilidad están en niveles muy elevados, y otra cosa es que converjan a mediados del año que viene, cuando la pandemia se haya superado y el Gobierno haya podido corregir un poco las variables fiscales o haya hecho un acuerdo con el FMI, dos cosas que el mercado tomaría bien. Siempre en algún momento hay que converger pero hacerlo hoy sería una muy mala decisión. Y quedarse sin reservas los va a llevar a eso.
-Decías que las reservas líquidas son casi nulas, entonces, ¿qué dólares vende el BCRA en el mercado?
-Hay 3 alternativas que puede tomar. Una es utilizar fondos de los organismos financieros internacionales. El FMI, el Banco Internacional de Desarrollo, el Banco Mundial o la Corporación Andina de Fomento le prestaron dólares al Gobierno en distintos momentos que no se pueden usar, originalmente, para frenar una corrida. Pero, dada esta situación excepcional, el BCRA puede intentar recurrir a esos fondos, como hizo Macri en abril del año pasado, cuando el FMI lo autorizó a usar los dólares del stand by para intervenir en el mercado. Lo mismo con el swap con China que, por ahora, tampoco parece ser una opción, pero que se podría arreglar con el Banco Central de China para usarlos, como hizo Sturzenegger al levantar el cepo. Conseguir esas dos garantías traería un efecto positivo porque el BCRA demostraría que tiene una fuente de dólares, que tiene recursos adicionales y podría parar las tensiones del mercado aún sin usarlos, solo con expectativas.
-¿Y la tercera?
-Es la que para mí es la peor alternativa y sería todavía peor que devaluar. Esa tercera vía sería tocar los encajes de los depósitos privados. Casi tres cuartos de los depósitos privados son parte de las reservas brutas y el BCRA puede disponer de esos dólares e intervenir en el mercado. Me parece que esa salida no es posible, ni viable y ni siquiera probable pero existe.
-Los depósitos en dólares se están yendo por las dudas...
-Sí. Los argentinos tenemos mucha experiencia en crisis y solemos pensar que la historia se repite y que, si hay un problema cambiario, tiene que haber un problema con los depósitos. Esa no es la situación hoy en día. Es la inversa: como hay muchos temores cambiarios, con expectativas altas de devaluación bien fundadas, nadie quiere endeudarse en dólares. Entonces, los bancos tienen los depósitos ahí. La pandemia, además, juega a favor porque para ir al banco hay que sacar turno y, aunque parezca paradójico, viene frenando una corrida porque no hay ningún día con salida masiva de depósitos.
-De cara a la negociación con el FMI, ¿esperás un ingreso de fondos frescos o solo reestructuración?
-El año pasado, cuando Alberto Fernández ganó las elecciones, suspendió dos desembolsos. El préstamo acordado era de unos u$s57.000 millones y Argentina recibió u$s44.000. Con lo cual, todavía hay u$s13.000 millones que el país podría volver a pedir sin demasiadas trabas burocráticas, aunque revisando las metas fiscales y los criterios para los desembolsos. Yo no descartaría que se vuelva a recurrir a eso. En cambio, soy más cauto respecto a las posibilidades de ampliar el préstamo o hacer un nuevo programa.
-Esta táctica de que BCRA o Anses intervengan vendiendo bonos para bajar la brecha, ¿es efectiva? ¿Implica una descapitalización de los organismos?
-Los bonos ya están en los niveles previos a la reestructuración, es un precio muy bajo. A la vez, como el dólar Bolsa está muy caro, la intervención es un poco menos costosa. Me refiero a que vende los bonos a esos casi $170, se los valúan caros. El problema es que sigue habiendo expectativas de devaluación y eso no parece alcanzar. Otra cuestión es que funciona como una emisión de deuda porque era deuda intrasector público, que el Gobierno puede cancelar con una letra intransferible, y que ahora queda en manos del sector privado. Es una emisión encubierta de deuda, en montos chicos.