¿Qué pasó el 15 de septiembre de 2008, cuando el mundo tembló?
El 15 de septiembre de 2008 quedará en la memoria como una de las jornadas más dramáticas de Wall Street, pues la decisión de Lehman Brothers de acogerse al "Chapter 11" de la ley de Quiebras de su país después de 158 años de actividad, determinó que fuera la mayor caída de una compañía de la historia.
"Dios mío. Estoy en el sector hace 35 años y esto es lo más extremo que jamás he vivido", confesó Peter Peterson, cofundador de la financiera Blackstone, al diario The New York Times.
Desde hacía varios días el secretario del Tesoro estadounidense, Henry Paulson, y representantes de la Reserva Federal intentaban por todos los medios tratar de rescatar el banco, pero la industria en su conjunto ya le había bajado el pulgar.
Muchos fueron los errores que lo llevaron al colapso y que hicieron temblar los cimientos de la economía mundial, pero el más grave de todos vino de la mano de las hipotecas subprime, que en el "camino de ida" les permitió a los bancos obtener resultados inimaginables pocos años antes, pero con el tiempo se volvieron en contra.
Pese a este contexto extremadamente adverso, Richard "Dick" Fuld, consejero delegado de Lehman Brothers desde 1993, mantenía su ambición de convertir al banco en el más grande de EE.UU. y no se detenía en su cometido.
"Nadie en el equipo de Fuld supo ver que a principios de 2008 el mundo había cambiado... para Lehman y para todos los demás", escribió Andrew Gowers, director de comunicación del banco desde julio de 2006 hasta su colapso.
De alguna manera, su suerte quedó sellada a principios de ese año con la caída de otro banco de inversión, Bear Sterns, que tenía un balance tan contaminado como el de Lehman. Pero en este caso los buenos oficios del Secretario del Tesoro, Henry Paulson hicieron que Bank of America lo comprara con el auxilio del Estado.
Debido a los cuestionamientos sobre su gestión, en los meses previos al estallido, Fuld se dedicó a atacar a la prensa y a los inversores críticos en lugar de intentar sanear el balance de la entidad. "Dick dirigía el banco como si estuviera en guerra, sin mirar los indicios de la crisis", escribía Gowers.
Ya a principios de septiembre, cuando las pérdidas eran multimillonarias y el acoso de los mercados era total, apareció en escena el Korean Developent Bank (KDB) que aparentaba estar dispuesto a hacer un aporte para fortalecer su capital, al tiempo que el Tesoro rescataba a las dos mayores agencias hipotecarias del país, Fannie Mae y Freddie Mac, por un monto del orden de los 185.000 millones de dólares.
El salvataje logró calmar los ánimos en Wall Street, más aún luego que Paulson expresó que actuaría para evitar la quiebra de las mayores entidades bancarias del país.
Al oir este mensaje Fuld se sintió respaldado por el Gobierno y endureció las negociaciones con el banco coreano, que ofreció una inyección de u$s5.300 millones a un precio de u$s6,40 por acción, contra los u$s17,50 que él les exigía. Ante el abrupto fin de las negociaciones, el mercado tomó nota y las acciones de Lehman se desplomaron un 45% el 9 de septiembre.
En medio de la debacle, surgió el interés tanto de Bank of America como del banco inglés Barclays, por lo que Fuld confiaba en que, llegado el momento, Paulson optaría por realizar una operación similar a la de Bear Stearns. Pero esta vez, "Hank" no saldría al rescate.
Un fin de semana en la Reserva Federal
Para el secretario del Tesoro el rescate automático de una entidad financiera es un incentivo para que asuma más riesgos de los necesarios, por lo que quería que asumiesen las consecuencias de sus actos y la única forma de lograrlo era frenar los salvatajes.
En la tarde del viernes 12 de septiembre, Paulson, el Presidente de la FED, Ben Bernanke y Timothy Geithner, presidente de la FED de Nueva York, sabían que Lehman no podría afrontar sus compromisos del lunes siguiente.
Ante esta situación, convocaron a los presidentes de los principales bancos y les comunicaron que no pondrían un dólar más, por lo que el rescate lo debía hacer el sector privado.
A lo largo del sábado y el domingo se exploraron diversas opciones pero ninguna de ellas encontraba eco entre los asistentes, pues todos consideraban que el riesgo sería muy elevado sin apoyo estatal.
En medio de las discusiones, el CEO de Merrill, John Thain, comprendió que su banco podría ser el próximo en caer y para evitar daños mayores acordó la venta de su entidad a uno de los interesados por Lehman: Bank of America.
Así, ya con el banco californiano fuera de carrera, en el atardecer del domingo la única opción era Barclays, pero el banco inglés reclamaba ayuda oficial y Paulson seguía firme en su negativa.
"En ningún momento consideré apropiado arriesgar el dinero de los contribuyentes para salvar a Lehman", comentaría posteriormente el secretario de Estado.
A la una de la madrugada del 15 de septiembre Barclays decidió dar por finalizadas las negociaciones, tras lo cual el Presidente de la SEC le comunicó a Fuld que el banco tendría que solicitar la quiebra antes de la apertura del mercado asiático.
La apuesta del Gobierno era que la quiebra de Lehman no alteraría los mercados, a punto tal que Paulson afirmó que "lo tenemos todo bajo control", pero evidentemente no fue así, ya que por el contrario, provocó un cataclismo que puso en jaque la economía mundial.
"No quería ver cómo desaparecía Lehman", explicó Paulson en una entrevista concedida un mes después de la quiebra de la entidad.
"Entendía las consecuencias mejor que ningún otro, pero también el elevado costo que implicaría rescatar al resto del sector", agregó.
Ese día los mercados perdieron más de u$s600.000 millones y apenas dos días después, el 17 de septiembre, el Tesoro tuvo que aportar u$s85.000 millones para rescatar y nacionalizar a AIG, la mayor compañía de seguros del país.
Finalmente, el 3 de octubre, el Congreso de EE.UU. aprobó la ley de emergencia económica que incluía un programa de rescate de hasta u$s700.000 millones para comprar activos hipotecarios dañados y acciones, denominado TARP (Troubled Asset Relief Program).
Con el transcurso de los meses el rescate del sistema financiero y las políticas de estímulo que impulsó Bernanke desde la Reserva Federal permitieron contener los efectos de la crisis. En 2013, el Gobierno estadounidense ya había recuperado todo el dinero del rescate, con un beneficio de más de 30.000 millones de dólares. Y Wall Street ingresó en un período de expansión.
En cuanto a Fuld, sin un mínimo de arrepentimiento, dijo en su presentación ante el Congreso de EE.UU. que estaba seguro de que "todas sus decisiones fueron prudentes y apropiadas dada la información de la que disponía en ese momento" y no ha cambiado de idea desde entonces. Quizás no opinen igual muchos de sus antiguos subordinados e inversores.
Hoy es socio de Matrix Private Capital Group, y se dedica a asesorar a inversores privados y empresas y administra fondos por u$s100 millones de 18 familias de altos ingresos.