Todos hablan de desdoblar el dólar: ¿en qué consiste y cómo impacta en tu bolsillo?
Luego de un nuevo pico de demanda de dólar solidario a comienzo de septiembre, los analistas aseguran que el Banco Central (BCRA) tendrá que tomar medidas para no continuar perdiendo reservas.
Una de las opciones que estuvo en el centro de los rumores y las recomendaciones es la de implementar un desdoblamiento cambiario. En el organismo que conduce Miguel Pesce desmienten que se esté trabajando en una iniciativa para desdoblar el precio del dólar pero muchos economistas creen que podría ser un camino transitorio a experimentar, hasta tanto se pueda normalizar el mercado de cambios.
Ahora bien, ¿en qué consiste un desdoblamiento cambiario y cómo afecta al bolsillo? En esta nota, expertos señalan cómo funciona, ventajas y desventajas de esta posibilidad.
¿En qué consiste?
Un desdoblamiento cambiario es una suerte de oficialización de los múltiples tipos de cambio que conviven hoy en la economía argentina. En general, se establece un dólar más bajo para las operaciones comerciales, como importaciones y exportaciones.
El tipo de cambio más caro, por su parte, queda reservado para las transacciones financieras como la compra de billetes para atesoramiento o los gastos por turismo pero también se puede incluir el pago de deudas con el exterior.
De esta manera, el efecto en el bolsillo es inmediato porque el dólar para ahorrar se estaría llevando a un nivel bastante más alto que el actual, con impuesto de 30% incluido. Por el lado de las empresas, también se haría más oneroso el repago de deudas en el exterior.
"El desdoblamiento cambiario funciona en la práctica como tipos de cambios duales: uno comercial, al que van las operaciones de comercio exterior y uno financiero, al que van todo el resto de operaciones turismo, ahorristas, flujos financieros", explicó Mariela Díaz Romero, economista senior de Econviews.
En el escenario actual, el tipo de cambio comercial estaría más cercano al valor que hoy tiene el dólar oficial. Mientras que el financiero sería más parecido al precio del contado con liquidación, el Mep o el blue.
Al respecto, Díaz Romero consideró: "En la práctica, no es tan distinto a como funciona hoy en día, con la salvedad de que hoy no existe un mecanismo sencillo para operar dólar financiero. Se opera con bonos o acciones y, en el medio, hay parking, entre otras dificultades".
Con el desdoblamiento en marcha, no tendría sentido usar bonos o acciones para acceder a dólares, sino que toda la demanda que hoy va por la Bolsa se canalizaría por el mercado oficial, al precio más alto.
"Hoy, al existir un mercado único oficial y uno financiero de hecho, la compra de dólar solidario se canaliza por el oficial, y eso le presiona las reservas del BCRA. Si desdoblaran, esa demanda la correrían al financiero: el que quiere comprar dólar ahorro pagaría algo más cercano al contado con liquidación, Mep o blue", graficó Díaz Romero.
A su turno, Walter Morales, presidente de la consultora Wise, sostuvo: "Desdoblar es como oficializar una devaluación futura. Es una herramienta de corto plazo. No es complejo de instrumentar. Habría un dólar comercial bajo o en torno a los valores actuales pero que seguiría ajustando por inflación. Y un dólar financiero alto, para que quien quiera hacerse de divisas, las pague. Este último fluctúa libremente".
Para LCG, el desdoblamiento transitorio podría ser un paso en la dirección correcta. Sin embargo, la consultora estima que el tipo de cambio comercial debería estar un escalón por encima del dólar oficial actual dado que la elevada carga tributaria, que "creció de 23% a 32% del PBI entre los últimos 20 años, quita competitividad y presiona para que el país tenga un tipo de cambio más alto para poder competir a nivel internacional".
"Un desdoblamiento sin un salto devaluatorio no tendría sentido. En ese caso estaríamos defendiendo una paridad, que insistimos, no está en línea con la productividad del país actualmente", alertó LCG.
De todos modos, reconoce los altos costos que la depreciación del peso generarían en términos de inflación futura y licuación del salario real. Respecto de este último efecto, LCG considera que ese costo ya se está pagando tras las sucesivas devaluaciones de los últimos 3 años, sin que las empresas puedan aprovechar esos saltos.
¿Para quién sería cada dólar?
Si bien a grandes rasgos el desdoblamiento cambiario se traduce en un dólar comercial y otro financiero, la discusión más profunda pasa por ver qué operaciones se incluirían dentro de cada uno.
Por ejemplo, para los importadores es beneficioso acceder al tipo de cambio más barato para comprar insumos en el exterior. En cambio, los exportadores verán como un castigo tener que desprenderse de sus bienes a un dólar bajo.
En ese sentido, Díaz Romero reflexionó: "La pregunta, más que nada parece ser: qué operaciones irían por cada canal y en qué valores se desdobla. Es decir, ¿es óptimo el comercial en $76 y el financiero en $125?".
Por esos dos puntos pasan las incertidumbres que enfrenta esta decisión. "El funcionamiento de un mercado de cambios desdoblado dependerá de su diseño, pero significará administrar múltiples tipos de cambio", evaluaron desde Quantum Finanzas, donde señalaron 4 posibles inconsistencias de este modelo:
1) Descalce entre operaciones de un mismo operador. Sería, por ejemplo, el caso de una empresa exportadora que debe vender su producción al tipo de cambio oficial pero financiarse al tipo de cambio libre, lo que implicaría una brecha entre ingresos y egresos.
2) Posible aumento del tipo de cambio libre y la brecha si no se logra incentivar la oferta de divisas
3) Expectativas de devaluación crecientes, dado que hay un tipo de cambio libre más alto, aquel al cual el público general puede acceder.
4) Respuesta histórica común: "en la práctica, fue para atender pedidos de mejora del tipo de cambio, transfiriendo parcial o totalmente operaciones de uno a otro mercado", dijo Quantum.
Parches a un problema de fondo
Los economistas coinciden en todos los casos en que un desdoblamiento sería poner un parche en un mercado cambiario y monetario que refleja las inconsistencias fiscales exacerbadas, a la vez, por efecto de la crisis.
"La tensión cambiaria no vuelve a reflejar solo un desequilibrio financiero, sino real. El cepo no es solamente una cuestión de evitar una crisis de balance de pagos. Sino que está desnudando que el tipo de cambio real no está en un nivel en línea con sus fundamentales", aseveró LCG.
Y sumó: "Nuestro país deberá aceptar que este nivel de tipo de cambio real no es adecuado para poder garantizar crecimiento sostenible vía inversión y exportaciones. Por lo tanto, no es conveniente ni tomar deuda en los mercados internacionales en forma constante, ni emitir en forma permanente. Hay que poner a la economía en régimen. El contexto obligará a recuperar el equilibrio fiscal con cierto gradualismo, pero es necesario tener ese horizonte claro y luego ir acomodando el tipo de cambio a esos fundamentos".
Para Quantum Finanzas, en tanto, decisiones como el desdoblamiento tienen sus limitaciones "en particular dentro de un mercado de cambios bajo presión". "Pueden ser concebidas como transitorias o de transición. Aun así, la efectividad es parcial si no están encuadradas en decisiones creíbles de orientación de políticas, consistentes en materia monetaria-fiscal y que provean dinamismo por mejoras en perspectivas y oportunidades en la economía", concluyó la consultora dirigida por Daniel Marx.