El peor mes de Pesce: ventas récord y una desesperada batería de medidas para no sacrificar al dólar solidario
Se termina el peor mes para Miguel Ángel Pesce desde que está al frente del Banco Central. La entidad que comanda, a pesar de los mega controles y restricciones para hacerse de billetes verdes que tiene el sector privado, está vendiendo dólares a una velocidad cada vez mayor en el mercado de cambios oficial, que está ultra regulado.
La brecha con los tipos de cambio paralelos hace que solo los actores obligados -léase exportadores- tengan que vender y se queda sólo el BCRA abasteciendo la plaza.
Según cálculos privados, que mezclan la estadística oficial -que lleva hasta el día 21 de mayo- y estimaciones de mercado con los días posteriores, la mesa de dinero del Central tuvo que vender casi 1.000 millones de dólares en mayo. Esta cifra casi duplica lo que soltó Pesce durante abril, cuando empezó la sangría, y cedió 550 millones. Es, además, el registro más alto de ventas desde que asumió el nuevo Gobierno.
Tan sólo este jueves, el Central tuvo que vender 100 millones con un volumen -que producto del súper cepo- paupérrimo en el mercado de cambios. Se negociaron 226 millones en el spot -el más alto de esta semana- y casi la mitad los puso Pesce. La otra parte corresponde a la liquidación de los sojeros.
Así y todo, hay mucha preocupación en la entidad rectora por la situación cambiaria. No pueden salir de su asombro por cómo, a pesar de las restricciones ultra duras que hay para que los importadores demanden divisas, lo que entra sale y el Central tiene que poner la diferencia (lo que hace que tenga un saldo neto negativo en sus intervenciones durante el mes).
El mismo jueves por la noche el directorio del BCRA salió con más medidas restrictivas para frenar el drenaje de reservas. Apunta a que menos empresas puedan acceder al dólar oficial si estuvieron en el MEP o el contado con liqui en los últimos 90 días, obliga a las compañías que ya habían comprado divisas a venderlos para hacer frente a sus compromisos de deuda en el exterior, y habrá que pedir nuevos permisos para pago de importaciones.
Todo esto, en caso de fracasar, es la antesala irremediable de eliminar el dólar solidario que compran los pequeños ahorristas y que es un goteo silencioso que molesta al Gobierno.
Además, hay otro foco de inquietud para Pesce. El nivel de compra de dólares por parte de los particulares. En abril se disparó la cantidad de personas que utilizaron homebanking para dolarizarse al tipo de cambio oficial más el impuesto del 30 por ciento. Venía a un ritmo de 400.000 personas al mes, pero en abril pasado fueron 1,2 millones y las estimaciones extraoficiales hablan ahora de que habría subido otro escalón a 1,8 millones o 2 millones de personas en mayo.
La brecha juega muy en contra
Claro que la cantidad de personas que le "roban" dólares al BCRA, con la prohibición de comprar más de u$s200 por mes, impacta muy poco en las reservas porque en total se llevan poco más 200 millones de dólares mensuales.
Pero no deja de llamar la atención de que a pesar del brutal parate económico que vive el país, con una caída estimada del PBI este año arriba del 10 por ciento, haya tanta gente que tiene algún margen de ahorro. No contaba Pesce con ese goteo que, en situaciones normales sería anecdótico, pero que ahora con las reservas para abajo y sin vestigios de repunte, el Central quiere cuidar cada billete verde.
Para ICB Argentina, si se observan la brecha cambiaria y las intervenciones del BCRA se encuentra un patrón bastante claro.
Recuerdan que la política de administración cambiaria en el MAE se modificó cuando la brecha se acercó por primera vez a 50%. A partir de allí, el BCRA tomó una triple estrategia: primero comenzó a realizar micro depreciaciones diarias del peso (a ritmo de 0,13%, en un clásico esquema de crawling peg), en simultáneo tomó una política agresiva de venta de reservas para sostener la primera parte de la estrategia. Finalmente, aplicó regulaciones diversas a fin de aumentar la oferta de dólares (FCIs) o restringir la demanda (regulaciones al MEP y CCL).
"Lo cierto es que la brecha sólo logró reducirse desde los niveles del 90% y que cuando la misma se ubicó por encima del 50% el BCRA se vio forzado a intervenir en el mercado oficial, principalmente vendiendo reservas. Esto no es menor dada la situación financiera del país", dice ICB Argentina.
El saldo neto del BCRA en el MAE en lo que va del año ya arroja un resultado vendedor entorno a los 800 millones de dólares, es decir: las intervenciones cuando la brecha superó el 50% ya hicieron que el BCRA devuelva todos los dólares comprados en el primer trimestre de 2020 y que ponga de sus reservas netas.
Finalmente, si se observan las intervenciones de los últimos 30 días, el BCRA perdió más u$s1.000 millones para defender la cotización oficial.
"Por ello, la brecha puede no tener impacto directo en el sistema de precios, pero tampoco es gratis. Mantener brechas elevadas empuja al gobierno a gastar más dólares, bien sumamente escaso y estratégico en la etapa financiera actual del país. La regulación apunta a desalentar el alza en las cotizaciones alternativas, achicar la brecha, reducir la presión en MAE y que el BCRA deje de perder reservas", afirma.
Todo el esquema que imaginó Pesce, precisamente el de reducir la brecha vía el control cuasi policial junto a Comisión Nacional de Valores, Unidad de Información Financiera y demás actores, tuvo su primer resultado positivo en términos de precio pero en el mercado creen que volverá a acomodarse para ir por más.
De hecho el contado con liqui y el MEP recuperaron más del 3 por ciento el jueves después de un ajuste violento al comienzo de semana. También el blue cayó desde los casi 140 pesos que supo estar para cerrar en torno a 123 pesos por dólar.
Pero si bien la compresión de la brecha, a la fuerza, sucedió, no así la liquidación de más dólares en el mercado oficial y el BCRA tuvo que seguir soltando dólares que, probablemente, no volverán en el corto plazo.
Guzmán no ayuda para nada
Para peor, a Pesce se le escurren los dólares en términos de caída de reservas internacionales, medición que va más allá de las ventas en el mercado por sus intervenciones.
Las reservas netas, según cálculos de Mills Capital Group, están por debajo de los u$s10.000 millones. Cuando arrancó la presidencia de Alberto Fernández el 10 de diciembre del año pasado, las reservas brutas estaban en 43.785 millones de dólares y las netas en u$s13.173 millones.
Pero con el tiempo, y a pesar de haber endurecido todos los controles que hay para el mercado de cambios, las reservas netas ahora están por debajo en 9.400 millones de dólares básicamente por la caída en los encajes en moneda dura.
Básicamente el efectivo en dólares en los bancos cayó 600 millones en dos meses pero venía de caer 1.645 millones de dólares desde enero. Y los depósitos en dólares en los bancos caen más de 1.000 millones en dos meses.
Martín Polo, economista de Mills Capital dice que la única contención que tienen las reservas es que los bancos afrontan la salida de depósitos en dólares, con caja y no con encajes (lo opuesto a lo que hicieron post paso).
La encrucijada para Pesce ahora es que se le sigan escapando los dólares si Martín Guzmán, el ministro que no es precisamente de devoción del número uno del Central, logra un canje exitoso. Algo que parece improbable y que incluso en el mismo BCRA saben que quedará un tendal de holdouts que complicará a la Argentina por un largo tiempo.
El titular del Central, que es de la línea de Alberto Fernández, culpa al ministro de Economía de inundar el mercado de pesos con sus emisiones de bonos y de tener una visión sesgada con la deuda. En privado, Pesce dice que se tendría que haber tenido un acuerdo con los acreedores hace meses y que la politización de la deuda que hace Guzmán pone al Gobierno entre la espada y la pared.
Pesce, pragmático y que conoce el sistema financiero, siempre descreyó de la impronta de Guzmán y su mentor Joseph Stiglitz con la deuda. Pero, como buen soldado, guardó sus críticas en la intimidad hasta ahora que le está costando equilibrar el mercado cambiario en un momento del año en el que tendría que haber abundancia de dólares por la estacionalidad de las liquidaciones.
Pero Pesce se resiste a aplicar la salida de Axel Kicillof del 2014, cuando aplicó una devaluación del 30 por ciento para acercar al dólar oficial con el paralelo y así tentar a que haya más liquidación. Habrá que ver si ante el resultado del canje, sea que se extiende más de lo previsto o que el resultado no es del todo favorable, aplica la teoría Kicillof con tal de no seguir dilapidando reservas en el marco de un cepo que poco más tiene para ajustarse.
¿Cortarán con los 200 dólares por mes que permiten comprar a los ahorristas? En el Central repiten que no. Por ahora. Pero se sabe, la necesidad tiene cara de hereje.