Las restricciones a la compra de dólares no logran parar la "sangría" de reservas: ¿se viene más cepo y devaluación?
La relativa calma del mercado cambiario sale cada vez más cara y exige mayor esfuerzo intervencionista. Tanto que, con la vigencia del estricto cepo que permite comprar sólo 200 dólares por persona al mes, y pese a las nuevas trabas para dificultar las operatorias de quienes quieren adquirir divisas, la demanda de dólares a precio oficial no para.
Por el contrario, continúa aumentando de manera exponencial. Prueba de esto es la gran cantidad de dólares de las reservas que el Banco Central ha tenido que vender en los últimos meses para contener la cotización oficial. Haciendo esto, ha logrado que el billete se ubique en $70,60.
Pero no le ha salido gratis: sólo en los dos días hábiles de esta semana -el lunes fue feriado- ya tuvo que soltar al mercado 160 millones de dólares de sus arcas, que ya bajaron al nivel de u$s42.510 millones, es decir, 1.065 millones de dólares menos que cuando comenzó el mes. Y se ubican así en su nivel más bajo desde enero de 2017.
La pérdida de reservas se explica, básicamente, por la decisión del Banco Central de no permitir la depreciación del peso. Así, para sostener el dólar oficial en torno a los $70 (a los que hay que sumarles el 30% si se quiere comprar los 200 dólares mensuales) la autoridad monetaria viene siendo el principal vendedor de divisas: algunos días vende 50 millones, otros 70 millones y otros incluso 100 millones de dólares.
Y esto ocurre a pesar de que, en teoría, esta es la época del año de mayor alivio cambiario, porque es cuando se produce la mayor oferta estacional de dólares provenientes de la exportación agrícola.
Todos los dólares vendidos salen de las reservas, por eso el volumen viene cayendo en los últimos meses. Y la preocupación de esta sangría empieza a ser el tema de conversación en la City: la disyuntiva para el Central es convalidar un mayor ritmo devaluatorio o pensar en nuevas restricciones. Es por eso que hasta se pone en duda que el "amarrete" monto de 200 dólares mensuales que habilita el cepo tenga la continuidad asegurada.
A fin de cuentas, por esa pequeña ventana legal se escaparon en abril 248 millones de dólares, sumando la demanda de billetes más la compra de bienes y servicios dolarizados. Es una cifra que en otras circunstancias habría parecido insignificante, pero que en el actual contexto de restricciones llama la atención. No sólo va en crecimiento, sino que además coincide con el "goteo" de depósitos bancarios en dólares.
Muchos creen que desde el lado del Gobierno empiezan a ver este margen legal de compra de divisas como un factor de peligro y consideran que, dados los antecedentes del "cepo total" que rigió durante la gestión de Cristina Kirchner, no hay que descartar la aplicación de una medida drástica en ese sentido.
El ruido de fondo, una vez más, es la convicción del mercado en el sentido de que, tarde o temprano, deberá acelerarse el ritmo devaluatorio.
"Son muchos los que tienen una percepción de que el dólar oficial está atrasado. No sólo con respecto a la inflación sino con respecto al resto de las monedas de la región que se devaluaron más frente al dólar que el peso argentino", dice Sebastián Centurión, analista de ABC Mercado de Cambios. Y agrega: "Tal vez por eso, todo el mundo está esperando que en algún momento el Gobierno suelte al dólar oficial y se produzca una nueva devaluación del peso".
Sin embargo, esa no parece ser la estrategia del Banco Central, al menos por ahora. En el mercado circula el rumor que tal vez dejaría subir un poco el dólar oficial luego de que el Gobierno alcance un acuerdo con los bonistas por el canje de la deuda, lo que se espera que ocurra antes del 30 de junio. Pero por ahora son sólo versiones que circulan por la City porteña.
Mucho se dijo respecto de cuál será la estrategia del organismo que conduce Miguel Pesce sobre el "atraso" del dólar oficial respecto de los dólares libres (MEP, contado con liqui y blue). Se habló de que aplicaría micro devaluaciones al peso, y también que lo soltaría más bruscamente: incluso, circuló en la City un audio de WhatsApp en el que se hablaba de que a partir de junio el dólar oficial subiría de a $5 por mes hasta alcanzar los $95 o $ 100 a fin de año.
Pero hasta ahora el Central se muestra preocupado por afirmar su autoridad y transmitir una sensación de estabilidad cambiaria. Durante todo el mes estuvo vendiendo dólares de las reservas para mantener estable el tipo de cambio oficial. "El mercado no encuentra oferentes y el Central continúa dilapidando reservas para controlar la suba del dólar que concuerde con su visión", señala Centurión.
Ocurre que, por ahora, el Central ha realizado una estrategia completamente inversa para achicar la "brecha" que hay entre el dólar oficial (que sólo se aplica a exportaciones e importaciones) y los dólares libres. Ha implementado toda una serie de restricciones para frenar la demanda de dólares a través de la compra de bonos.
El último obstáculo lo implementó el 25 de mayo por la noche la Comisión Nacional de Valores (CNV): obliga a quienes quieran comprar dólares a través de la adquisición de bonos a que conserven estos títulos durante cinco días hábiles. Es decir, le puso "parking" a las operaciones para hacerse de dólares MEP y contado con liqui.
El efecto colateral del "parking"
La estrategia tuvo éxito, al menos en estos primeros días, en los que el volumen se redujo notablemente en ambos mercados, y también los precios bajaron. El dólar MEP se ubicó en $105,56 cuando hace poco había alcanzado los $117, y el contado con liqui cerró en $109,84 tras haber rozado los $120.
En cambio, todavía no está claro el comportamiento que tendrá el blue: tras una primera suba luego de la implementación del parking, se estabilizó el miércoles y cerró a $127, pero nadie se anima a pronosticar su estabilización luego de haber llegado a picos de $ 138 pocos días atrás.
"El Gobierno, a través del Central y la CNV, ha logrado su objetivo al menos temporalmente, porque los dólares libres bajaron sustancialmente al menos a corto plazo, y le va a ser mucho más difícil al inversor dolarizarse sin pasar por un bono y estacionarlo en un parking por cinco días", dice Gustavo Neffa de Research For Traders. Pero aclara: "Eso no significa que no vaya a tener presión alcista de nuevo".
El descenso de precio de los dólares libres hizo que se achicara la "brecha" entre el oficial y los demás dólares, que llegó a estar cerca del 100%. Esta semana está en torno al 60%. Sin embargo, hay quienes aseguran que la desconfianza en el peso es tan grande y tan intensa la necesidad de refugiarse en dólares, que quienes deseen comprarlos lo harán más allá de cualquier obstáculo que el Central o la CNV les pongan.
"Lo que se ve de afuera es que hay un nivel creciente de restricciones sobre la posibilidad que tiene la gente de comprar dólares. Y cuando se ven tantas trabas, mucha gente piensa: ¿cuál es el próximo paso que darán? ¿Prohibirán la venta de dólares? Entonces, antes de que eso suceda, compran los dólares -aunque tengan que esperar los cinco días de parking o pagarlo más caro- y si pueden se los llevan afuera", explica Alejandro Henke, economista y socio de Proficio Investment.
Factor clave: el canje de la deuda
Queda claro, entonces, que prácticamente no hay interesados en conservar los pesos y realizar inversiones en nuestra moneda, por más que el Central haya fijado un nuevo piso para las tasas de interés (tanto mayoristas como minoristas) del 26,6%. Ocurre que esa tasa de interés anual está muy lejos de los pronósticos de inflación para este año, que están en torno al 40 o 45%.
Y la pregunta que desde entonces recorre la City es quién querría conservar pesos y colocarlos al 26,6% de interés si la inflación superará ese porcentaje ampliamente. Y, además, está la incertidumbre que genera la no resolución del canje de la deuda.
"Un acuerdo más o menos satisfactorio con los acreedores, y que despeje un poco el horizonte de vencimientos y las posibilidades de financiamiento, podría ayudar a que disminuya la presión que hay sobre el dólar", asegura Gustavo Quintana de PR Corredores de Cambio.
Sin embargo, por ahora Quintana observa -como la mayoría de los operadores y analistas del mercado- un fuerte apetito por los dólares, que hace que muchos busquen esquivar los obstáculos que ponen los distintos organismos del Gobierno y operen en el mercado paralelo.
"Que muchos se pasen al dólar blue es una consecuencia lógica de todas estas restricciones que limitan las operaciones en los mercados del MEP y el contado con liqui", señala Quintana. Y agrega: "Si la apetencia por dolarizar es importante, las personas e incluso algunas empresas parecen dispuestas a correr el riesgo de pasar de blanco a negro, y compran dólares en el mercado paralelo".
De todas maneras, Quintana -un convencido de que "los controles de cambio nunca han funcionado en la Argentina"-, advierte que en estos momentos el mercado paralelo se ve muy reducido.
"Es un mercado que necesita de una cuestión presencial, por eso ahora es un mercado muy chico. Pero lo que podría ser preocupante es qué ocurrirá con ese mercado cuando el nivel de actividad vuelva a cierta normalidad, es posible que toda esa demanda latente explote", pronostica.
Allí, claramente, es donde muchos tienen puesta la mirada: qué pasará cuando la cuarentena finalice y la economía comience a ponerse en marcha nuevamente. ¿Cómo será entonces el nivel de emisión de pesos del Banco Central? ¿A dónde irán a parar esos pesos? ¿Irán al dólar paralelo? Si lo hacen, tal vez se cumplan los pronósticos que aseguraban que para fin de año el dólar blue podría estar en $200. Pero para eso aún falta mucho tiempo.