Resguardo de valores: entender lo nuevo, entender el cambio
A todos nos cuesta cambiar, adecuarnos a lo nuevo y a lo desconocido, nos pasa a las personas como así también a los gobiernos. Estamos viviendo un claro proceso de cambio en muchos aspectos, todo a nuestro alrededor está siendo distinto. Algunos procesos han sido graduales, otros fueron violentos, de una velocidad nunca antes vista en la historia reciente.
Claramente, habrá un antes y después del Covid-19, más allá de la crisis económica y financiera que tendremos que atravesar, donde lamentablemente muchas empresas y rubros desaparecerán, otros se tendrán que adecuar y, seguramente, algunas se fortalecerán.
Nuestras costumbres, nuestros hábitos, también cambiarán. En algunos casos serán pequeñas cosas, otros sufrirán cambios más drásticos.
Hace mucho tiempo, principalmente en Europa y en Norteamérica, entendieron que el usuario-cliente buscaba servicios On Demand, con mejor interacción personal, ágiles, confiables, con un entorno tecnológico que le permita vivir una experiencia totalmente distinta, aprovechando mejor el tiempo, de manera privada y segura.
Este concepto se empezó a aplicar en diferentes industrias, desde el entretenimiento (Neflix o Spotify), compras online (Amazon, eBay), viajes (Despegar) y estacionamientos automatizados. También llegó a las entidades bancarias, con la aparición del home-banking, sucursales más chicas, modernas, enfocadas al servicio y no tanto a la transaccionalidad, junto a la aparición de las billeteras virtuales y las fintech.
Allá por el año 2013, comencé un proceso de cambio, introduciendo un servicio nuevo e innovador en la Argentina, de resguardo de valores mediante la primera empresa privada de alquiler de cajas de seguridad, siguiendo una tendencia internacional de más de 20 años pero inexistente en el país. Ese fue el primer paso dentro de un proceso de evolución razonable que continuó con INGOT, donde toda la dimensión de vanguardia en resguardo de valores se plasma en un solo lugar.
Pero la idea no es hablar de la empresa, sino del concepto de resguardo de valores, concepto que hasta ahora muchas personas y principalmente los gobiernos desconocen en su total dimensión y alcance.
El valor es algo muy subjetivo, va mucho más allá del dinero, una alhaja, un reloj, un lingote de oro. Con el tiempo uno descubre que una caja de seguridad brinda justamente eso: "seguridad". Para resguardar aquello que para nosotros tiene un valor y no queremos perderlo; un documento, una carta de un primer amor, una foto, las cenizas de un ser querido, información en un pen drive, una obra de arte, y puedo continuar dando infinidad de ejemplos.
Hoy los gobiernos han dejado de lado, dentro de las actividades y empresas que pueden operar, a las diversas empresas que brindan este servicio privado, fuera de los bancos y sí han habilitado al acceso del servicio en las entidades bancarias.
Entiendo, esto radica principalmente en desconocer la existencia e importancia que las mismas tienen a la hora de brindarle a su cliente el acceso a sus valores, que muchas veces, sí son monetarios y fundamentales para poder cubrir la cadena de pagos, pagar sueldos, honrar obligaciones tributarias o acceder a un documento o información para la continuidad de un comercio o una empresa.
Las empresas privadas de alquiler de cajas de seguridad desde sus fundamentos están muchas más preparadas para adecuarse a las medidas de seguridad e higiene que el contexto requiere, gracias a la tecnología aplicada y volumen de clientes muy inferior al sistema bancario.
Por el momento son pocas las empresas que con seriedad, tecnología y calidad brindan este servicio en la región pero con el tiempo se irán sumando, en sintonía al resto del mundo, cubriendo un espacio que lentamente los nancos irán dejando.
Esta evolución avanza cada día más rápido, como se verá en breve con las sucursales 100% automatizadas i24 by INGOT que lanzaremos a fin de año, donde uno podrá operar prácticamente las 24 hs sin interactuar con otras personas y de la forma más segura.
Es importante que tanto las personas, los comerciantes y, principalmente los gobiernos, entiendan la importancia que brindan estás empresas, dándole seguridad y tranquilidad a sus clientes, no solo material sino emocional y afectiva. Es que cuando, lamentablemente, sufrimos un robo, inundación o incendio, terminamos lamentando mucho más aquellas cosas personales que tal vez no tenían un valor económico tan importante, pero sí emocional.
La evolución avanza en cada rubro, la forma de resguardar nuestros valores también.