Cuál es la diferencia entre sacar un préstamo y un crédito
En un contexto de recesión e inflación, la búsqueda de financiación está resultando cada vez más necesaria y, en muchos casos, difícil en Argentina.
Es por eso que ante un revés en la situación laboral o la aparición inesperada de un pago elevado, surge la necesidad de pedir dinero.
Entre las diversas opciones que ofrecen las entidades financieras, los préstamos y las líneas de crédito son dos de los productos más utilizados tanto por personas físicas como por empresas.
Sin embargo, a veces no se diferencia correctamente un préstamo de un crédito y si bien ambos tienen el mismo objetivo (ofrecer financiamiento) difieren en distintos aspectos que conviene conocer.
¿Qué es un préstamo?
El préstamo se trata de una suma única que generalmente se recibe de una sola vez.
Desde el momento que se otorga el préstamo, el deudor debe comenzar a pagar intereses sobre el monto total a través de cuotas periódicas pactadas (cada una de ellas incluye una parte de devolución del dinero prestado y una parte de intereses).
Es por estas características que los préstamos suelen concederse para financiar la compra de un bien o servicio en particular (un auto, la reforma de una casa, etc.).
Es decir que ya desde que se firma el contrato entre la entidad y el cliente, queda determinada la "vida" del préstamo.
¿Qué es un crédito?
Una línea de crédito funciona como una suerte de préstamo rotativo. Es decir, el banco determina un límite del crédito y el cliente no realiza pagos ni acumula intereses si no lo usa.
En el caso de que el cliente o la empresa quiera comenzar a usar el crédito, puede pedir prestada cualquier parte del mismo. Esta acción puede seguir repitiéndola siempre que no exceda el límite del crédito.
Es decir que el dinero dispuesto a través del crédito está a disposición del cliente (este decide el momento y la cantidad utilizada).
Finanzas personales: ¿qué pasa si ya no puedo pagar la tarjeta de crédito?
Los intereses se pagarán solo por la cantidad utilizada.
Si bien los créditos también se conceden durante un plazo, al igual que el préstamo, la diferencia radica en que cuando el crédito se termina se puede renovar o ampliar.
Los intereses de los créditos suelen ser más altos que los de un préstamo, aunque solo se paga por la cantidad utilizada.
Es habitual que el cliente tenga que pagar, además, una comisión mínima sobre el saldo no utilizado.
Por estas particularidades, los créditos sirven más para cubrir necesidades tales como desfases entre cobros y pagos o períodos eventuales de falta de liquidez. Es por ello que los créditos normalmente son más indicados para empresas que para particulares.
Principales diferencias entre un préstamo y un crédito
- Flexibilidad: el crédito es más flexible que el préstamo ya que el usuario puede disponer del dinero que necesita en cualquier momento dentro del límite de crédito establecido en el contrato.
En cambio, en un préstamo la entrega del dinero se realiza tras la firma del contrato.
- Plazos: el préstamo es una operación con un ciclo de vida cerrado y determinado, ya que contempla fechas precisas de devolución. En cambio, el crédito es una operación abierta, donde el cliente puede solicitar cantidades graduales hasta llegar al límite establecido.
- Intereses: el crédito suele tener intereses más elevados que el préstamo. Sin embargo, la diferencia radica en que en el crédito solo se paga por el uso (aunque el límite sea mayor). Por su parte, en el préstamo se pagan intereses por todo el importe recibido desde el primer momento.
- Finalidad: las líneas de crédito son usadas en general por pequeñas empresas o autónomos que buscan un "colchón" al que recurrir en ciertos momentos de falta de liquidez. Por su parte, los préstamos suelen estar destinados a financiar compras puntuales y de montos relativamente elevados de personas particulares.
- Refinanciamiento: en el caso del préstamo, el mismo "muere" en el momento que el deudor paga la última cuota. En cambio, en la línea de crédito se permite la renovación, tantas veces como se quiera.
Préstamos y créditos en Argentina
En las últimas semanas se observó una brecha récord en el sector financiero: mientras los bancos cobran tasas de 70% por préstamos, pagan intereses del 35% por un plazo fijo (tomando en cuenta la tasa nominal anual).
Los gastos hormiga consumen el sueldo: cómo identificarlos para llegar con tranquilidad a fin de mes
Ciertamente, las tasas de interés en Argentina son altas, pero a la vez hay muchas diferencias teniendo en cuenta la entidad, el tipo de financiamiento y el eventual cliente.
La inflación interanual del mes pasado fue de 52,9%. Uno de los rubros que más subió en el primer mes del año fue Alimentos y Bebidas con el 4,7% con respecto al mes pasado.
Es por eso que no sorprende que, últimamente, se ha visto un incremento de los impagos de los resúmenes de la tarjeta de crédito, ya que ha crecido fuertemente la compra con plásticos en los supermercados.
En este marco algunos han optado por financiar la deuda saldando solo el pago mínimo. Esta acción puede dar cierto alivio en lo inmediato, pero hay que tener en cuenta que si se recurre a esta alternativa constantemente se puede incurrir en un aprieto financiero.
En este marco, cabe aclarar que no todos los bancos cobran las mismas tasas de interés para las tarjetas de crédito. Según los últimos datos proporcionados por el Banco Central de la República Argentina (BCRA), la tasa efectiva anual, el indicador con el que se calcula la tasa de interés en un año, que cobra cada banco emisor de tarjetas de crédito, varía entre el rango del 63% y 224%, con una tasa promedio del 131%.
En este artículo de IProfesional se pueden chequear los bancos que ofrecen las tarjetas de crédito con las tasas de interés más bajas y más altas.
Otros han elegido pedir préstamos para saldar su deuda con la tarjeta.
Aquí hay que tener en cuenta el CFT y plazos que ofrece la entidad bancaria con respecto al financiamiento que ofrece el plástico.
El costo financiero total (CFT) es lo que debe ver el interesado en solicitar un préstamo o crédito. Este término incluye, además de la tasa de interés, todos los gastos en los que se incurre cuando se toma una deuda, que van desde impuestos hasta seguros, pasando también por los costos administrativos y otros recargos.
Puntualmente los préstamos personales bancarios tienen una menor tasa que las tarjetas de crédito, lo cual constituye una alternativa a evaluar antes que endeudarse con el plástico.
Por otro lado, para aquellos que están endeudados con una tarjeta no bancarizada una opción pueden ser los préstamos fintech, en los cuales a veces también se puede acceder a una tasa menor al CFT que cobra la tarjeta de crédito.
Asimismo, a la hora de pedir un crédito, sostienen los analistas, la clave es hacerlo antes de caer en incumplimientos con la tarjeta, ya que cuanto mayor sea el atraso más intereses deberemos afrontar.
Para el caso de los jubilados y pensionados y los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH), están vigentes los créditos ANSES 2020 anunciados por el gobierno nacional a fines del año pasado. Estos ofrecen tasas que son considerablemente inferiores a las que hay en el mercado. Tienen un CFT que varía entre el 37% y el 39% aproximadamente, dependiendo el tipo de solicitante (si es jubilado o beneficiario de la AUH) y el plazo (que va desde los 2 hasta los 5 años).
Los CFT que ofrece la ANSES ciertamente son menores a la inflación prevista para este año, por lo cual estos créditos también constituyen una opción interesante para evaluar.
Bolsillo: qué es el CFT y cómo podría multiplicar el saldo de tu tarjeta de crédito
En el sector hipotecario, para aquellos que se endeudaron bajo los créditos UVA, hay que ver cómo se desarrolla la situación en los próximos meses, ya que, si bien el gobierno congeló temporalmente las cuotas, está por verse qué tipo de solución brindará en adelante a los usuarios.
Cabe mencionar que desde que comenzó el régimen UVA en 2016, los salarios subieron un 184%, el índice de precios al consumidor un 223%, y la UVA un 235%. Esto demuestra la pérdida de poder adquisitivo del salario en términos de todos los bienes, en general, y en términos de la cuota del crédito, en particular.
En cuanto a las pymes, el jueves 13 de febrero, el Banco Central anunció una nueva baja en la tasa de interés (del 40% al 35%) para créditos de los bancos a micro, pequeñas y medianas empresas.
De hecho, durante el último mes, más de una decena de bancos de todo el país abrieron líneas de crédito para el financiamiento de pymes a tasas inferiores al 40%.
Consejos para sacar préstamos y créditos
Los productos de financiación son variados pero existen una serie de recomendaciones universales.
- Analizar más de una opción. Es fundamental comparar en el mercado para contratar el mejor producto para cubrir las correspondientes necesidades. Hay que informarse bien y en lo posible analizar siempre más de una opción.
- Leer el contrato de principio a fin antes de firmar. Esto permite conocer en detalle los derechos y obligaciones que se asumirán. Los préstamos y créditos son famosos por su "letra chica".
- Comprometerse con cuotas realistas. Los ingresos proyectados son los que determinarán la cuota que se podrá afrontar. No poder pagar una deuda puede ser el comienzo de una espiral indeseada de asfixia financiera.
- Financiarse con bancos y no con tarjetas. Para cubrir la deuda de la tarjeta de crédito en general es mejor solicitar un préstamo en un banco antes que pedir un crédito al plástico (ya que la tasa en el primer caso suele ser menor).
- Préstamos fintech. Si el usuario no está bancarizado, estas app para celulares o sitios web a veces ofrecen préstamos con menor CFT que la tarjeta de crédito.
Entonces… ¿Préstamos o créditos?
Como hemos visto, la diferencia entre préstamo y crédito no es tan grande, pero sí poseen distintos plazos, tasas, flexibilidad y montos que, a su vez, difieren según las entidades que lo ofrecen.
Por eso es importante tomarse un momento para analizar las distintas opciones del mercado acorde a las necesidades puntuales del cliente.
Sobre todo hay que tener en claro el monto que se necesita (si es para una compra relativamente grande), la flexibilidad (si se necesitará financiamiento en el tiempo) y el plazo (en cuanto tiempo se saldará la deuda).
Es decir que no existe, a priori, una mejor opción entre el préstamo y el crédito, sino que son las circunstancias particulares de la empresa o la persona física las que determinarán cuál es el mejor producto.